Volumen Todo es una sola cosa: Recordar a Haydée Santamaría en el Día de la mujer


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Hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,  será presentado en el  Centro Cultural Dulce María Loynaz, a las tres de la tarde, el título   de entrevistas a Haydee Santamaría Todo es una sola cosa, con el cual inició  a fines del pasado año la colección Cuadernos de Caliban, de Casa de las Américas.

Caridad Tamayo Fernández, investigadora y directora del Fondo Editorial Casa de las Américas, será la encargada de presentar este cuaderno que recoge dos de las más importantes entrevistas que se le hicieran a la luchadora revolucionaria cubana Haydée Santamaría, presidenta fundadora de la prestigiosa institución.

Los editores de Cuadernos de Caliban aseguran que  estos son «una nueva opción, otra forma de acercarse desde ediciones agiles  y accesibles para los más disímiles lectores y lectoras, y habrá de todo: textos clásicos y contemporáneos, literatura y pensamiento, perspectivas desencontradas, géneros y estilos tan diversos como las nacionalidades e identidades de sus autores».

Esta colección, con diseño de Fabián Muñoz, es un tributo a Roberto Fernández Retamar,   presidente de  la Casa de las Américas desde 1986 hasta  su fallecimiento en 2019; el título de esta colección remite a su reconocido ensayo Caliban; la frase que encabeza la colección es también del inolvidable bardo: «Para fechas vacías que veremos arder», y el segundo cuaderno es Notas sobre América. En vísperas de los sesenta años de la Revolución Cubana, último ensayo escrito por  Retamar, publicado en 2019 por la Revista Casa de las Américas,  que según los editores, podría ser considerado el testamento político del  acreditado profesor, poeta, y ensayista.

La primera entrevista que aparece en Todo es una sola cosa, fue realizada por el intelectual panameño Nils Castro en el año 1975 a Haydee para la Revista Santiago, de la Universidad de Oriente, de la que el libro toma el título; la segunda entrevista  es de la autoría del importante narrador y periodista cubano Jaime Sarusky, que se publicó en Bohemia en 1977.

Nils Castro retrata a la Haydee guerrillera,  la del Moncada, y  la lucha revolucionaria, y el texto constituye un valioso testimonio que aporta elementos inéditos y apreciaciones importantes de Haydee, resultados de su experiencia y vivencias junto a Fidel.

Momento  relevante de la entrevista es la referencia de la querida Yeyé al inmortal Frank País, y la narración de anécdotas conmovedoras que compartieron. En una de sus respuestas, al evocar el momento en que Frank les informa a ella y al doctor Armando Hart que ya había zarpado  de México el Granma, afirma: «Jamás olvidaré aquella cara de Frank: era una de las caras más llenas de felicidad que he visto nunca, y Frank no era una persona alegre. Tenía una sonrisa profundamente triste, siempre lo sentí así (…) Y unos ojos muy tristes».

Pareciera que esta apreciación tuviera que ver con una identificación con esta faceta de la personalidad de Frank, porque también a Haydee le acompañó durante toda su vida una evidente mezcla de alegría y tristeza, que se hace notar en esta entrevista.

En cuanto al intercambio con  Jaime Sarusky (La Habana, 1931-2013),  «Casa es nuestra América, nuestra cultura, nuestra Revolución», aborda como tema central  la  institución, su historia   y el trabajo de Haydee como su presidenta.

Ella cuenta a Sarusky, cómo la Casa fue creciendo y cómo fueron vinculándose a ésta los más importantes intelectuales del continente americano y el Caribe, que respondieron a su convocatoria en muchos casos, y en otros, llegaron atraídos por los aires renovadores de la Revolución que apoyaba manifiestamente el desarrollo de la cultura no solo de Cuba sino también de todo el continente americano.

Sarusky comenta admirado, en la introducción a la entrevista: «Haydee conversaría sin formulismos, con la espontaneidad y la pasión que la caracterizan, de distintos temas».

La entrevistada se remonta a la génesis de la institución, a solo cuatro meses del triunfo revolucionario, y narra que trabajaba con el doctor Hart en el Ministerio de Educación, y allí  le dan la tarea de crear lo que ella  calificó como « una institución que sería cubana y a la vez latinoamericana. Permanecí tres meses aquí y me propusieron dirigir. Así surge la Casa de las Américas: como una necesidad cultural. Un organismo, si se quiere, de intercambio con los Gobiernos de la América Latina».

En uno de los comentarios que Sarusky incorpora a la entrevista, llama la atención acerca de la peculiar relación de Haydee con la Casa de las Américas:

«Cuando Haydee Santamaría habla de la Casa de las Américas suprime el artículo la: “venir a Casa”, “invitado por Casa”, como si por un sutil mecanismo la Casa fuera para ella mucho más que la institución; como si Casa fuera decir Revolución, Cuba, América Latina, nuestra cultura común, su hogar, la propia Casa».

En la contracubierta del cuaderno, aparece un  fragmento de la Declaración que emitió esa institución al morir Haydee, y que está asociado a su imprescindible papel  al frente de la Casa, como promotora de la literatura y las ideas más progresistas del continente y como puente entre estas y los escritores consagrados y noveles  del mismo con Cuba:

  «Los más creadores entre ellos, los más imaginativos y más fieles, la entendieron: entendieron y escucharon con devoción a aquella campesina que no fue a universidades ni institutos, y se sabía acompañada  por pinturas, traspasada por una música, porque era toda sensibilidad. Esa sensibilidad la llevó a la Revolución, y ella llevó a la Revolución a centenares, a millares de hombres y mujeres. Como en unos versos desgarradores de la Mistral (Gabriela), que en su caso adquieren nuevas razones: “tenía el corazón entero a flor de pecho”.

Haydee se fue en el año 1980, y son muchos los que todavía extrañan y añoran a la Heroína de la República de Cuba, su fuerza, su inteligencia y sobre todo esa sensibilidad que fue un aporte sustantivo a su labor al frente de la Casa de las Américas, con la que logró convertirla en institución cultural insignia de la nación cubana.  


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