Con la presencia de Abel E. Prieto Jiménez, Ministro de
Cultura de la República de Cuba, se realizó en el Centro Cultural Dulce María
Loynaz, un panel de análisis y valoración de la obra del
Este panel estuvo integrado por los escritores Enrique
Saínz, Norberto Codina, Roberto Manzano, Fidel Orta y Jesús David Curbelo,
quien moderó las intervenciones. Entre todos lograron un retrato de todas las
facetas de la personalidad de Waldo: en premier lugar el poeta; el agudo
entrevistador; el ensayista y el eterno promotor cultural desde su pertenencia
a la primera graduación de Instructores
de Arte del país.
Manzano comenzó
realizando un profundo análisis sobre la trayectoria poética de Leyva Portal y
expresó en los preliminares que éste es
un poeta que se caracteriza por morir y resurreccionar, manteniendo su
identidad pero realizando constantes transformaciones.
Se refirió igualmente al eclecticismo estilístico de su
obra, en la cual se pueden hallar los recursos del coloquialismo pero también
“el amor a las pautas, por su cultura rural”; explicó cómo ambas vertientes se
han ido integrando en sus textos y destacó
la capacidad de su construcción
poética de ser presentada en público además de ser musicalizada, “porque sus
composiciones están orquestadas acústicamente por dentro”.
Como otra importante característica señaló: “Waldo Leyva
ha devenido poeta de asuntos históricos pero no exterioristas y sí convertidos
en sustancia íntima, en visión del mundo, en filosofía de la existencia;
leyendo su obra en secuencia se puede leer el transcurso político de Cuba en su
relación con el mundo; hay toda una dialéctica de relación con los asuntos de la realidad, siempre vistos
desde posiciones políticas homogéneas y fieles a sus principios”.
Añadió que en los poemas de finales de los ochenta y principios de los
noventa de Leyva Portal, “siempre atento al sustrato histórico y a la posición
que toman los individuos frente a la realidad y sus cambios, hay exámenes
éticos profundos de las circunstancias y una honestidad creadora
extraordinaria”.
Enumeró el escritor algunos de los cambios estilísticos
que se aprecian en la obra de Waldo: se acrecienta el interés por el individuo a la vez que existe una búsqueda
de la memoria y una centralidad permanente que lo lleva a tener pensamientos
cada vez más sentenciosos con lo cual gana su visión filosófica del mundo.
Un aspecto relevante que abordó Manzano es la
comunicación que logra Waldo con el público; “gana con rapidez el alma de la
gente, pero cuando uno lo lee silenciosamente siente un deslumbramiento porque
hay un texto válido, definitivo (…) En el caso de Waldo se unen pueblo y alta
cultura en forma natural, por eso es que él triunfa en cualquier área de la incorporación pública de la poesía”.
Al inicio de sus
palabras Enrique Sainz sentenció que la poesía de Waldo provoca “una
gratificación espiritual de primera categoría” y a continuación repasó algunos de sus poemarios, escritos a lo largo
de cuarenta años, comenzando por La ciudad y sus héroes, de 1976.
Luego significó el “buen gusto, el refinamiento en el
decir, en el pensar, en el mirar, en el
saber, en el oír, lo cual creo le da una categoría singularísima a estos
contenidos”.
Del poeta afirmó, “está imantado con la historia”, y en
este sentido enfatizó en la propuesta de Waldo de fusionar lo inmanente con lo
trascendente en una poesía en la cual uno de los centros vitales es invariablemente el amor.
Consideró que en sus creaciones se aprecia una imperiosa
necesidad de constituirse a sí mismo y que el testimonio que brinda en sus
versos no es solo el de la historia sino el del diario vivir, “del diario estar
entre otros”.
Entre los libros que ponderó se encuentra El rasguño en
la piedra, 1995, en el cual según el orador se encuentra “una poesía
sustantiva, hecha de muchas fuerzas creadoras”.
En un momento de su intervención aseguró que “Waldo es un
fruto riquísimo de los tiempos que vinieron después de 1959; es un ejemplo de a
dónde puede llegar un hombre limpio y honesto en un contexto como el nuestro” y
subrayó que su poética está llena de meditación y cuestionamiento y que su escritura es de una “calidad deslumbrante”.
El profesor seguidamente abundó en los valores de la
poesía de Leyva Portal; dijo que la lectura de las piezas del mismo brinda un
indiscutible placer musical al oído, pero a la vez despiertan percepciones, apreciaciones, ecos, resonancias de nuestra propia vida; “es una
poesía que nos dice quiénes somos y cómo podemos mirar el mundo que nos rodea”,
apuntó.
José David Curbelo insistió en la particularidad de Leyva
como poeta “pues a pesar de ser coetáneo
con dos grupos fundamentales de la
poesía cubana de los 60, El Caimán Barbudo y El puente, no se afilió a ninguno
de ellos”.
También volvió sobre las características y fortalezas de
la poesía de Leyva y retomó el cuaderno
El rasguño en la piedra, del cual opinó es un título capital para entender el
momento histórico que refleja; en el cual, señaló se encuentra el desencanto,
la incertidumbre de la época pero con
un alto nivel de eticidad y de solución
artística, sin llegar nunca al panfleto,
“es un libro de una exquisitez y de una fineza conceptual que lo hacen
realmente una pieza valiosa”, donde se acentúa el interés por la reflexión y
por la preocupación de cómo los fenómenos de la realidad afectan la
sensibilidad del individuo.” El rasguño en la piedra es un ejercicio magistral
en tanto captar el espíritu de una época”.
Curbelo calificó a Waldo de poeta complejo y argumentó lo
anterior a partir de la presencia en su obra lírica de ejercicios de
superposiciones temporales; de indagaciones del pasado, del presente y el futuro;
de un pensamiento antitético; de una aguda selección lingüística y de un juego
con la polisemia de las palabras; de la utilización de las paradojas y de “un
sujeto lírico que todo el tiempo está
mirando la realidad”.
Añadió que el poeta adopta una posición filosófica y en sus libros más recientes hay una búsqueda de temas como el paso del tiempo, la senectud, la muerte cercana, dado por la madurez de su pensamiento y distinguió no obstante que “a medida que se hace un poeta más profundo, habla más claro”.
Norberto Codina, director de la prestigiosa revista La
Gaceta de Cuba, tomó como tema los vínculos de Leyva con el periodismo; hizo un
inventario de las publicaciones que Waldo fundó, dirigió o con las cuales se ha
relacionado a lo largo de su vida y reseñó especialmente un libro de la autoría
del poeta que se encuentra en proceso de impresión y que se titula Al otro lado
del catalejo, el cual recoge nueve
entrevistas realizadas por Waldo a importantes intelectuales y artistas cubanos
y extranjeros, ocho de las cuales fueron publicadas por primera vez en La
Gaceta…., entre las cuales Codina reconfirmó la calidad e importancia de la
conversación con el notable intelectual
cubano Sergio Corrieri.
Fidel Orta, reafirmó las ideas expuestas sobre la poesía
de Waldo y llamó la atención sobre sus lazos también con el ensayo, la
narrativa, los guiones de cine, parcelas casi desconocidas de su producción
literaria.
Los panelistas coincidieron en que la obra literaria de
Waldo Leyva Portal carece de los trabajos críticos que merece y lamentaron que
los ejercicios críticos, en sentido general no acompañan de verdad la evolución
de la poesía cubana contemporánea.
El Ministro de Cultura recordó el momento en que fue
publicado El rasguño en la piedra, año 1995,
y los sucesos históricos que lo marcaron: “yo creo que el estremecimiento de
raíz que provocó en gente como Waldo
hizo crecer su poesía, la hizo mucho más honda. El logró sintetizar ese
momento como muy pocos y eso tiene que ver mucho con la posición de Waldo
frente a la vida, a la literatura y a la historia. Waldo es muy auténtico como
persona y como creador”.
Waldo Leyva por su parte agradeció a todos los panelistas
sus apreciaciones y dio lectura a un grupo de sus más
importantes poemas, entre ellos Contra la desmemoria, y Raúl.
El Premio Nacional de Literatura será entregado en el
contexto de la Feria Internacional del Libro, 2017, para el mismo han sido
nominados además de Waldo Leyva Portal
los reconocidos intelectuales cubanos Eugenio Hernández, Delfín Prats,
Lina de Feria, Maggie Mateo y Luis Álvarez.
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