La recuperación pospandemia: primeras intervenciones del Último Jueves de noviembre


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Primeras intervenciones de la discusión de este Último Jueves dedicado a la recuperación pospandemia.

PANELISTAS

Luis A. Montero Cabrera. Doctor en Ciencias. Especialidad: Química y Física computacional. Profesor Titular, Investigador Titular. Presidente del Consejo Científico de la Universidad de La Habana. Miembro del Consejo Científico de la Universidad de Ciencias de la Información (UCI). Miembro de la Sociedad Cubana de Física. Coordinador de Ciencias naturales de la Academia de Ciencias de Cuba.

Raúl Alejandro Palmero. Licenciado en Derecho. Asesor jurídico y secretario de la UJC en Antillana de Acero. Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Fue presidente nacional de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).

Norge Espinosa Mendoza. (Santa Clara, 1971). Poeta, crítico y dramaturgo. Asesor de Teatro El Público. Ha publicado libros de poemas, ensayo, crítica y teatro. Obtuvo el Premio de la Crítica Literaria junto a Rubén Darío Salazar con Mito, verdad y retablo, el Guiñol de los Hermanos Camejo y Pepe Carril. Ha estrenado sus obras en Cuba y en el extranjero. Colaborador frecuente de publicaciones periódicas y revistas especializadas. Actualmente edita las memorias del coreógrafo Ramiro Guerra.

Marilyn Garbey Oquendo (Guantánamo, 1967). Teatróloga. Máster en Procesos culturales cubanos por la Universidad de las Artes ISA, donde es Jefa del Departamento de Danzología, de estudios teóricos de Danza. Directora del Centro de Documentación de las Artes Escénicas. En breve será presentado su libro La danza en el siglo XXI: diálogos, cuerpos, escena, de Ediciones Cúpulas.

 

1. ¿Qué desafíos principales enfrenta la recuperación en las diversas áreas?

Luis A. Montero Cabrera. El mayor desafío económico debería ser el de completar la Tarea Ordenamiento y establecer una política monetaria correcta, dándole al dinero el valor irrestricto que debe tener en todas las operaciones mercantiles, tanto estatales como privadas, tanto en el mercado interno como en el externo. Mucho de lo demás depende de este primer paso imprescindible.

El mayor desafío en la acción política debería ser una transformación profunda, continua y persistente en la comunicación social del ideario político revolucionario, adaptándolo al momento en que vive Cuba y el mundo, usando todos los medios más adecuados para todos los estratos de la sociedad, privilegiando las formas tecnológicas contemporáneas más avanzadas y efectivas en todo momento y de acuerdo con los destinatarios.

El mayor desafío en lo ético debería ser reducir la corrupción económica y comercial al mínimo posible usando tanto la persuasión y convicción, como las tecnologías contemporáneas para la gestión del valor, como el castigo ejemplarizante de los casos comprobados.

El mayor desafío en la conciencia social debería ser enraizar de forma permanente la necesidad de innovación basada en la ciencia y el conocimiento en todos los aspectos de la sociedad y en el hacer de todos los cubanos.

El mayor desafío en la gestión social debería ser la de reestructurar el aparato ejecutivo gubernamental de acuerdo con los principios de la constitución, más allá de dictar nuevas leyes, incluyendo la remodelación de los ministerios, separándolos del entramado empresarial y funcional público. Los ministerios y demás organizaciones gubernamentales deben concentrarse en diseñar políticas que sean aprobadas por la Asamblea Nacional, regularlas y ejecutarlas según corresponda y controlar su funcionamiento. El aparato empresarial público debe estar separado de los ministerios, ser diverso, evitar la monopolización de actividades, y ser innovador, dinámico y competitivo. Las instituciones sin fines de lucro, tradicionalmente llamadas “presupuestadas”, deben funcionar de acuerdo con cánones económicos flexibles que les permitan poner toda su acción en bien de las políticas sociales de la Revolución.

El mayor desafío en la ciencia debería ser sostenerla, hacerla avanzar y detener el deterioro acelerado que sufre en sus recursos humanos y materiales. Debe aprovecharse el prestigio redoblado por el éxito ante la pandemia para avanzar en este frente.

Raúl Alejandro Palmero.  La ciencia aún estudia el impacto de la Covid-19 en todos los aspectos de la vida. Para el caso cubano, las afectaciones a la salud se han visto agravadas por un bloqueo terrible, que, haciendo valer su carácter fascista, se ha reforzado en tiempos de pandemia. A lo anterior, se suman las contradicciones y problemas persistentes en nuestra economía.

Partiendo de estos presupuestos, hoy vivimos en una Cuba con altos niveles inflacionarios, donde la oferta quiebra ante la demanda cotidiana, y los precios han sobrepasado lo previsto en la Tarea Ordenamiento. Lo anterior incide directamente en la relación salario-trabajo, la disponibilidad-precio de los alimentos, así como en el acceso efectivo de la población a múltiples servicios indispensables.

Estos factores nos colocan ante la prioridad permanente de los últimos años: aumentar la productividad para emparejar la balanza.

Pero diría más, hoy está presente un escenario de escasez de materias primas imprescindibles, obsolescencia de una parte de la industria, falta de liquidez para impulsar las inversiones requeridas, trabas causadas por el bloqueo, que impiden acceder a financiamiento externo y monedas libremente convertibles. De igual manera, convergen vicios subjetivos como la ausencia de mentalidad empresarial, espíritu emprendedor e innovador en algunos directivos, así como la falta de cultura industrial, organización del trabajo y disciplina tecnológica en diversos sectores.

Todo esto conlleva a que no solo estemos ante la necesidad de aumentar la capacidad productiva del país, sino que resulte imprescindible comenzar a aprovechar al máximo la capacidad instalada.

Productividad y eficiencia, haciendo un uso efectivo de la ciencia, la comunicación social y la innovación; de la mano con la sustitución de importaciones, el aumento de las exportaciones y el incremento, ordenado y con respeto a la soberanía, de la participación del capital extranjero en los procesos inversionistas.

Perfeccionar la empresa estatal, armonizar y sistematizar el encadenamiento de los distintos actores económicos, avanzar en la autonomía municipal, el desarrollo local y la funcionabilidad de las direcciones administrativas locales, son retos económicos vitales. 

Permanecen retazos de igualitarismo en los distintos sistemas de pagos. Debe continuarse el camino para consolidar el trabajo como la vía fundamental para satisfacer las necesidades, y al mismo tiempo, generar empleos dignos.

No obstante, a diferencia de una tesis clásica, no se llega al socialismo solo a través de mayor productividad, ni se alcanza la plena justicia social exclusivamente mediante indicadores económicos. Ejemplos de países ricos con riqueza mal distribuida sobran.

El Che fue un ferviente defensor de esta idea, apostando por el desarrollo de una conciencia social emancipadora, la siembra de valores y los estímulos morales. De ahí que en los documentos programáticos y estratégicos que rigen el país se fijen metas en sectores claves.

Primeramente, profundizar el Poder Popular a todos los niveles, lo que robustece la columna vertebral del proyecto cubano. Fortalecer el papel del delegado, sus facultades y preparación, para afianzarlo como un dictador popular en la base. Informarlo es un facilismo, materializarlo,  el reto más grande que tenemos.

Revolucionar todo el sistema institucional de atención a la población, y las vías alternativas para que el pueblo dirima conflictos.

Impulsar a niveles superiores la participación y el control popular, como proceso consciente que implica la posibilidad de iniciativa y capacidad de decisión.

Ante mayor autonomía para las empresas y alcance en las facultades de los directivos, debe repensarse el papel de los sindicatos, los mecanismos de participación de los obreros, así como normalizar las rendiciones de cuentas de todos los dirigentes administrativos.

La dirección del país ha abanderado el diálogo con los diversos sectores que conforman el entramado social actual, novedoso y en constante transformación.  Corresponde a las autoridades locales replicar y comenzar a aplicar esas prácticas.

Los retos en la educación también son inmensos, luego de que los educandos estuviesen alrededor de dos años alejados de las aulas y sin interacción directa con los profesores. Urgen nuevos métodos, una atención diferenciada hacia aquellos alumnos que por disimiles vulnerabilidades o situaciones familiares no pudieron recibir con efectividad la educación a distancia. Se precisa explotar con sabiduría las nuevas tecnologías y experiencias emotivas y prácticas. Dentro de este tema, pero con un especial énfasis, debo mencionar la prioridad de transformar radicalmente los programas de enseñanza de Historia.

Particularmente, trabajo en una fábrica de producción de acero, la más importante del país, en estos momentos inmersa en un proceso inversionista. Nuestro desafío fundamental es concluir la etapa de inversión y producir acero. A la par, ir mejorando la calidad de vida de los trabajadores y consolidando la democracia obrera.

Norge Espinosa Mendoza. Gracias por la invitación a ser parte de este panel de Último Jueves. En realidad me pregunto si no es apresurado hablar de pospandemia. Ahora mismo, naciones europeas que ya habían sobrepasado un momento crítico bajo los efectos de la Covid-19, vuelven a establecer una política de confinamiento. Y la cercanía del fin de año, con sus festejos, y el ir y venir de personas a través de aeropuertos y otras vías recién abiertas, vuelve a ser motivo de preocupación entre los más cautelosos. El desafío mayor, por ende, sigue siendo el de sobrevivir. A estas alturas, ya somos, todas y todos, sobrevivientes de un fenómeno que ha colocado al borde de numerosos colapsos muchas de las estructuras y conceptos a partir de los cuales concebíamos una idea de la vida común, de la convivencia entre personas que se relacionan en grado íntimo y hasta entre naciones. Por ello, todo debe ser replanteado. Ya estábamos en crisis antes de que apareciera el mal llamado “virus chino”, y tal y como ha sucedido con otras pandemias, como el VIH-Sida, su impacto no se reduce al ámbito de la salud. Se han alterado dinámicas, trámites, rituales y protocolos. La geopolítica no ha quedado fuera de estos reajustes severos que nos impuso el virus.

En no pocos casos, la Covid-19 ha sido, además de la causante de más de cinco millones de fallecimientos a nivel global, un catalizador que ha permitido hacer visibles muchas de las tensiones que acumula el planeta. Los ecos de la administración Trump, las discusiones en el seno de la Unión Europea, las pugnas en América Latina y otras regiones, el manejo de la bitcoin, el estatus legal de Julian Assange…, se combinaron ferozmente con las insólitas imágenes de las ciudades desiertas por el confinamiento obligatorio. El Papa oficiando ante la plaza vacía; el Capitolio de Washington siendo tomado; el 11 de julio en Cuba, etc., en un mundo retratado por la inmediatez de los móviles y el frenesí de la información que inunda las redes. Todo esto, aunque provenga de realidades distantes, se conecta con el mapa de datos relacionados con la Covid. El mundo se está rediseñando bajo los rigores de un virus que no desaparece aún, y que, tanto como los malestares que persisten detrás de todo eso, seguirá entre nosotros, mutando y transformándose, acaso como síntoma más amplio del malestar, y el desafío, de nuestra época. También para Cuba, por supuesto.

Marilyn Garbey Oquendo. En el área de las artes escénicas uno de los principales desafíos es lograr que el público regrese a las salas de teatro. En Camagüey con Teatro del Viento y en Matanzas con Teatro de las Estaciones la respuesta de los espectadores ha sido extraordinaria. Entradas agotadas y gente que no logró acceder al espacio de representación. Pero en otros lugares la respuesta no ha sido tan fervorosa. Habrá que averiguar por qué.

En el tiempo del confinamiento las redes sociales se convirtieron en foro de debates candentes: decisiones estatales sobre el manejo de la pandemia, los cierres y las aperturas de las fronteras del país, la telenovela de turno, el conductor del Noticiero de Televisión, el costo de la vida, etc. Otro de los retos pospandémicos es que el teatro se recupere como espacio para el diálogo sobre asuntos que competen a toda la sociedad. El teatro puede contribuir a desarrollar conciencia ciudadana sobre temas como la marginalidad, el racismo, los efectos del patriarcado entre nosotros, las consecuencias del cambio climático, el ejercicio responsable del poder.

También urge reorganizar el sistema de gestión y producción de las artes escénicas. En Cuba, todos los colectivos de teatro y danza son subvencionados por el Estado, y es elevada la cifra de agrupaciones existentes. Los artistas escénicos recibieron una protección estatal durante el período de la pandemia, a diferencia de lo que sucedió con nuestros colegas de Latinoamérica que quedaron en situación de extrema vulnerabilidad. Tenemos grupos que durante años no estrenan obras, que no reponen su repertorio, que no se presentan ante el público, y cobran su salario cada mes. Es una situación que se torna insostenible. El reto es ser justos en la ardua tarea de separar el grano de la paja.

En el área de la enseñanza artística también se multiplican los desafíos. Desde las redes se publicita la vida de los famosos, y pareciera que han logrado el éxito sin apenas esforzarse. Las cifras de likes y el millonario precio de sus mansiones atraen a los más jóvenes. Entonces se desdibujan los valores: se cuestiona la utilidad del estudio, se acepta todo lo que sale en Internet, se desestimula la creatividad. ¿Cómo contribuir a la formación de valores ciudadanos en los artistas de futuro?

2. ¿Qué áreas son las más importantes en la recuperación económica?

Luis A. Montero Cabrera. Lo más importante en la recuperación económica debe ser la regularización monetaria. Todo lo demás triunfa o fracasa en dependencia de este factor.

Raúl Alejandro Palmero. Es una pregunta difícil porque, desde el punto de vista popular, el área más importante es aquella que garantiza el sustento familiar. Por ejemplo, para un pueblo de campo, que depende de un central, o de la producción de un tipo específico de alimentos, la primera prioridad no es el desarrollo del turismo, sino el óptimo funcionamiento de su central, o contar con los insumos necesarios para impulsar sus producciones. Por eso, el desarrollo local y el trato diferenciado a las brechas territoriales, son decisivos en la recuperación.

Ahora bien, analizando el fenómeno de manera holística, creo que hay sectores que impulsan el resto de la economía, y tienen un peso decisivo en nuestras aspiraciones de desarrollo.

En primer lugar la salud pública, porque si Cuba no logra mantener controlada la pandemia difícilmente pueda emprender el camino del desarrollo económico. Los últimos dos años reafirman esta tesis.

Luego podría valorarse el turismo, el famoso motor de la economía cubana, que no puede ser entendido como un sector independiente, sino como una fuente directa de financiamiento para revitalizar el resto de la economía. Un turismo nacional e internacional con múltiples retos a analizar y superar en el corto y mediano plazo.

La producción de alimentos es un área de vida o muerte. Cumplir las metas de producción per cápita de cárnicos, verduras y viandas es hoy una prioridad impostergable si deseamos alcanzar el bienestar social.

Las construcciones y el desarrollo de infraestructuras, son otros de los renglones que considero primordial. La necesidad de la construcción de viviendas, la modernización del fondo habitacional, la reparación de viales, de infraestructuras hidráulicas, etc.; son temas que se jerarquizan entre las principales afectaciones de la población. Unido a esto, debe desatarse la producción de materiales de la construcción, y como he explicado, desde Antillana de Acero esperamos el próximo año hacer nuestra contribución con el reinicio de la producción.

Hay que continuar burlando el bloqueo e incentivando la inversión extranjera directa en sectores que hoy requieren de un impulso inversionista.

La ciencia, con la biotecnología al frente, resultará clave. El nuevo enclave de producción de vacunas del CIGB en la Zona de Desarrollo Mariel ya es una realidad.

Cuba debe seguir apostando por el sector terciario de la economía, los servicios. A pesar del programa estadounidense para sabotear los servicios cubanos en el exterior, seguir insistiendo en llevar la ciencia y la sapiencia de los profesionales formados por la Revolución a aquellos lugares del mundo que las requieran.

Norge Espinosa Mendoza. La economía ha sido eje de algunas de las más arduas confrontaciones en este período. Mientras los negacionistas (no muchos en nuestra sociedad, por suerte) se resistían al uso del cubrebocas o a las vacunas, la tensión desencadenada por el cierre de negocios e industrias tuvo un efecto no menos arrasador que el de la pandemia. En Cuba se implantó un plan de protección salarial, que digamos, resultó provechoso para el sector artístico que perdió de un día para otro a su público, y por ende, su rentabilidad. Pero también la Covid sacó a flote nuestra dependencia, en tanto nación y sistema, de producciones específicas e industrias como el turismo, así como las carencias y el escaso desarrollo de otras opciones comerciales que aún no consiguen una operatividad real entre nosotros. El uso de las redes y plataformas virtuales, de la venta online, por ejemplo, fue un recurso vital durante la mayor crisis de la Covid en buena parte del mundo, y acá aún seguimos con numerosos tropiezos en el uso de la banca electrónica y esas otras posibilidades. La epidemia exacerbó la carencia ya perceptible de alimentos, medicinas, y otros productos de primera necesidad, que ya agobiaban a la población cubana antes de diciembre de 2019. En un corto período, haciendo uso de las redes, se acumularon grandes cantidades de reclamaciones acerca de estos problemas, a los cuales no siempre se les ha dado una respuesta sólida por parte de los representantes de varios sectores del gobierno, denotando también un desentrenamiento en el manejo de estas fórmulas de diálogo que, en no pocos casos, ha hecho crecer el grado de disgusto.

Las medidas que, de forma cíclica, aplicó la administración Trump contra Cuba se dirigieron, en varios casos, a cortar remesas, aplicar sanciones comerciales, cerrar vías de intercambio, que no aliviaron sino lo contrario ese panorama en el que la Covid se hacía más presente. Es indudable que la producción de alimentos es ahora esencial, tanto como reanudar la producción de medicamentos. Y al mismo tiempo, también resulta necesario que se equilibre el nivel de inversiones en pro de ello, en una nación que confía casi exclusivamente en el turismo y en el flujo de divisas que este ofrece para seguir adelante. Cuba vive orgullosa de su potencial humano, de sus profesionales –entre ellos los científicos, creadores de nuestros candidatos vacunales. Y hoy no pocos de ellos, ya sea trabajando para el Estado o como cuentapropistas, conviven en un panorama donde es impostergable la flexibilización de normas y leyes, a fin de ayudar de un modo más concreto a la recuperación del país, no solo de la Covid, sino de un estatismo y falta de iniciativas no menos peligrosas.

3. ¿Cuáles son las prioridades de la sociedad en la perspectiva de la recuperación pospandemia?

Luis A. Montero Cabrera. Para la sociedad es la de reconstruirse y hacer efectivos los principios de la nueva Constitución de la República. Esta reconstitución debe ocurrir en condiciones de un máximo aprovechamiento de las tecnologías de gestión de la información y comunicación social, en lo que debemos recuperarnos aceleradamente de un atraso de décadas para situarnos entre las sociedades más avanzadas del mundo con pleno acceso y utilización de todos los cubanos, en todas partes, todos los días de la semana y a toda hora. Esto se aplica a cada grupo social según la forma que le sea más adecuada, y siempre atendiendo a que la apropiación social de la información pasa inevitablemente por las individualidades y las características de cada ciudadano.

Raúl Alejandro Palmero. El país no se ha detenido en estos tiempos difíciles. Son comunes las reuniones y medidas tomadas por el Consejo de Ministros y otros grupos de gobierno; la Asamblea Nacional del Poder Popular ha sesionado incluso con mayor frecuencia que años anteriores, adoptando medidas higiénicas y empleando la modalidad a distancia; se desarrolló el 8vo Congreso del PCC y actualmente vivimos un proceso de asambleas de balance, que no termina en el municipio sino que irradiará hacia los núcleos zonales y centros de trabajo.

De igual manera existe un cronograma legislativo aprobado, que ha sufrido modificaciones en sus términos a causa de la epidemia, pero que en vez de reducir su alcance, lo ha ampliado, y no es de extrañar que en la próxima sesión de la Asamblea Nacional, se vuelva a modificar para incluir o priorizar temas claves para la recuperación.

Lo que quiero representar es que las políticas y medidas para la recuperación comenzaron a implementarse desde los peores momentos de la pandemia.

En el frente económico hicimos referencia al perfeccionamiento de los diversos actores que concluirá necesariamente en una Ley de Empresas. Se han dado importantes pasos para iniciar el proceso de autonomía municipal que incluye las leyes de organización y funcionamiento de las asambleas municipales del poder popular, la referida a los gobiernos municipales, la eliminación de las asambleas provinciales del poder popular, y se prevé la aprobación una Ley de Municipios.

Debe seguirse el empeño por garantizar la funcionabilidad de la administración pública, la idoneidad de las personas que ocupen cargos en esas áreas. Desde el derecho, entraron en vigor leyes que regulan los gobiernos provinciales, locales, el Consejo de Ministros y la presidencia de la República. Próximamente deben someterse a aprobación leyes de ordenamiento territorial y urbanístico, y una norma que regule la administración central del Estado.

Se han tomado más de 60 medidas para impulsar el desarrollo agrícola y la producción de alimentos, con gran aceptación en el campesinado. Queda evaluar su efectividad a corto plazo.

Desde el punto de vista político social, ha existido una revolución en lo referido a la protección de los derechos humanos y garantías ciudadanas, muchas veces no acompañada por el correlativo comunicacional.

Recientemente se publicó la versión 23 del Anteproyecto del Código de las Familias, que debe someterse a discusión en la próxima sesión de la Asamblea Nacional, y llevarse a consulta popular a inicios del próximo año. Una norma que por su carácter inclusivo y humano, así como por su avanzado contenido técnico jurídico, ubicará al país a la vanguardia de esta rama en el derecho comparado.

En enero entrarán en vigor nuevas leyes de Proceso Administrativo, Penal, Civil, Mercantil, Laboral, Ley de los Tribunales de Justicia. Hablamos de una tremenda reforma judicial y procesal, donde se profundizan el pleno acceso a la justicia y las garantías del debido proceso; y se encuentra en proceso de elaboración normativo la Ley de Reclamación de los Derechos Constitucionales ante los tribunales.

Para que se tenga una idea, solo con la Ley de Proceso Administrativo, los ciudadanos, una vez agotadas sus quejas y reclamaciones por la vía administrativa, podrán presentar recursos contra la administración ante los tribunales de justicia.

En otros ámbitos, hemos hablado del perfeccionamiento del sistema de Poder Popular, la participación y la correlativa rendición de cuentas. Denota una marcada intencionalidad política de dialogar con minorías y grupos sociales deficitarios de atención y participación.

Se requiere perfilar y repasar las políticas hacia las juventudes, como prioridad en el corto plazo; así como seguir fortaleciendo las garantías del sistema de asistencia social y atención a personas en situaciones de vulnerabilidad.

Urge una reforma migratoria, que armonice la relación del Estado con su migración y aquellos cubanos que no mantienen residencia efectiva en el país. Reformar los derechos políticos, sociales y económicos que pueden ejercer los emigrados; simplificar trámites, abaratar costos procedimentales, incentivar la inversión de los nacionales residentes en el exterior, y vencer el cerco de la industria del odio construida por los Estados Unidos para unir a las familias, construir puentes culturales, académicos y de colaboración en diversas áreas.

Norge Espinosa. Cuando se haga el repaso y la debida cronología de lo que nos dejó la Covid-19, lo que la sociedad cubana intercambió a través de sus redes será de enorme utilidad. Numerosos grupos aparecieron en Telegram o Facebook, donde cubanas y cubanos, de adentro y fuera de la Isla, han comenzado a vender productos, desde los básicos hasta otros inimaginables, pero también entrecruzan criterios políticos, urgencias, gustos particulares, y una serie de reacciones más o menos inmediatas a la compleja realidad de su día a día. Con una fluidez y también fugacidad que reta a la crónica, al periodismo, a la sempiterna memoria “corta” del cubano, ahí quedan recogidas reacciones y conflictos que dan fe de una Cuba que al tiempo que padeció el virus, también se agitó en términos políticos y sociales como en pocas ocasiones de su historia reciente. En esa Cuba han empezado a definirse segmentos que comienzan a ganar discursos y empoderamientos, desde otras zonas del activismo no únicamente afiliado al gobierno. Mujeres, afrodescendientes, personas LGTBIQ+, animalistas, pequeños empresarios, religiosos, etc., dan cuenta de una nación que añade otras texturas a su galería representacional, lo cual no pocas veces genera conflictos. Dilemas que aunque expresados en la nueva Carta Magna de Cuba (aprobada por 86% de quienes ejercieron el voto), no están resueltos de facto, aunque se apele a dicho documento a veces para dar esa impresión.

La Cuba de la Covid vivió intensamente un proceso que puso a prueba casi todas sus definiciones. Fue del aplauso nocturno a las 9 pm, en saludo a nuestro personal de salud, al silencio cuando ya todos estábamos saturados de los efectos de la pandemia. Y a ello se sumó el ahogo económico, que hoy se revierte, tras la aplicación de la Tarea Ordenamiento y el retardado cambio monetario, en una inflación que recuerda a la del Período Especial, a la existencia de las controvertidas tiendas en MLC, y a la resiliencia que se hace cotidiana. Una prioridad inequívoca es la apertura a zonas de diálogo donde esa visión monolítica de la sociedad cubana no solo se reconozca como un cúmulo de segmentos diversos, sino que además sepa crear puentes y mesas de intercambio entre sus representantes y el Estado, lo cual ha de incluir, en tanto ciudadanía, también a los que no votaron a favor de la nueva Constitución. El fogueo político de esta temporada ha hecho más difíciles las negociaciones, ha subrayado los posicionamientos extremos a favor o en contra del socialismo en Cuba, y ha generado debates aún irresueltos que, gusten o no, también confirman la noción de cambio en un país que sigue vivo, no solo mediante las consignas, sino a través de las biografías públicas o secretas de quienes son la Cuba real de este momento.

4. ¿Cuáles son las políticas y legislaciones previsibles en la recuperación?

Luis A. Montero. Todas las que implementen los aspectos anteriores, ni más de las necesarias ni menos que las suficientes.

Norge Espinosa. En una Cuba donde ya no ocupa la máxima responsabilidad política Fidel Castro, donde su hermano ha cedido las principales tareas al primer gobernante que no fue parte de la llamada “Generación histórica”, se están moviendo algo más que nombres en un titular o fichas en un tablero. La Revolución levantó su realidad y su mito, y en el traspaso de esos conceptos a otra hornada de funcionarios y líderes, debe reconocer otros retos y desafíos, en sintonía con lo que ambas cosas significan para Cuba y para el mundo. Una política fundamental es la que subraya su soberanía, y su capacidad para reformularse en una era que no puede depender únicamente de la mística que la Revolución gestó. La nueva Constitución y la aprobación y, al fin, puesta en marcha de legislaciones a favor de las pequeñas y medianas empresas, por ejemplo, apuestan por una economía que saque partido a potencialidades tantas veces desaprovechadas. Los mecanismos de participación popular real en esos y otros procedimientos deben ser visibilizados, y más efectivos. La Covid ha puesto a prueba esa fórmula de transición, y ha evidenciado certezas y debilidades en dicho proceder al tiempo que hizo que se movilizaran con más rapidez los elementos necesarios para la llegada de algunos cambios provechosos.

Los acontecimientos, las manifestaciones del 11 de julio, han hecho convulsionar todo eso. La narrativa oficial ha nombrado de distintos modos, y cambiando referencias de manera progresiva, los hechos de esa jornada, y ha respondido luego con distintas proyecciones a varias de las demandas que se expresaron ese día, con tanta crispación y urgencia de ambas partes, en numerosos sitios de la Isla. La intervención en barrios periféricos, la respuesta a demandas acumuladas por años, el acercamiento de funcionarios y dirigentes a la población que ha sucedido tras aquel día, se mezclan con el impacto de la Covid y sus estadísticas, de un modo que estudiosos e investigadores tendrán que analizar en conjunto, y que ojalá sirva a los asesores de las máximas instancias para entender a fondo ese paisaje, no siempre televisable, de una Cuba que ha resistido todo tipo de embates, incluida esta epidemia. La nueva economía trae sus leyes y sus propias tarifas. Y con ello otras subdivisiones a una sociedad que hace tiempo no es tan equitativa como se pensaba desde un diseño ideal. Tal vez no exista ese diseño ideal. Pero a través de las voces de quienes aspiraban a ser parte de él, debe reformularse no solo la fórmula de gobierno, sino de todo el país ante su futuro inmediato.

Marilyn Garbey Oquendo. No soy experta en legislaciones, pero hay expectativas con el nuevo código de las familias, que enfrenta muchos obstáculos para su aprobación, aunque será muy beneficioso para muchos sectores de la población.

Otro ejemplo es la posibilidad de que los arquitectos puedan ejercer su profesión a través de cooperativas. Las ciudades se afean por día, pero se obstaculiza el desempeño de los talentos que hemos formado y que pueden contribuir a hacernos la vida más llevadera en un ambiente hermoso y saludable.

Creo que hay que seguir fomentando la creación de leyes que regulen la conducta de los ciudadanos, de las entidades estatales y de las privadas. Y ojalá logremos que se respeten, que todos contribuyamos al orden: que se eliminen los altos volúmenes de la música del vecino, que no se arrojen las latas de refresco a la vía pública, que el bodeguero no robe, que al funcionario de turno no haya que sobornarlo para que cumpla con su deber.

Habrá también que promover regulaciones para el tratamiento de las mujeres en los medios de comunicación, hay que desterrar el lenguaje sexista que impera, que cosifica el cuerpo femenino y estimula la violencia.

Las imágenes del 11 de julio –gente asaltando las tiendas y los boinas negras en cada plaza– no deben repetirse. Se trata de fomentar políticas que favorezcan la creación de riquezas, como fruto del trabajo honesto, de crear un ambiente propicio para el desarrollo del país y de quienes habitamos en él. Es ahora, mañana será tarde. Hay que virar esta tierra de una vez.

5. ¿Qué áreas y desafíos no mencionados en estas preguntas requerirían priorizarse? 

Montero. Es preciso actuar cuanto antes en todos los frentes para la reconciliación y alineación de la emigración con las políticas y la gestión gubernamental, económica y social del país. Una proporción considerable de la población cubana vive permanente o temporalmente en el exterior. Sus éxitos más relevantes se basan, sin excepción, en las oportunidades educativas y capacidades proporcionadas por la Revolución cubana. Todos los emigrados que no mantengan una acción contraria a los intereses nacionales y no se hayan aliado a países extranjeros para favorecer la pérdida de nuestra independencia nacional son potenciales aliados para hacer avanzar las más importantes metas de la Revolución. Debe atraérseles para que cada uno aporte lo que pueda, en la medida que desee, para el bienestar de todo el pueblo cubano y no solo el de sus familias como ha venido ocurriendo mediante las remesas.

Norge. Insisto en asumir a la crítica, al debate real y no pactado entre voces que no se atrevan a ir más allá de cierta prudencia o cautela, como parte de esa nueva realidad. Debates ha habido, pero aún queda el empeño nada simple de entrenarnos en ir a fondo, en dar derecho a réplica a quienes poseen otros puntos de vista y el derecho a exponerlos. La fuerza de los argumentos operará a favor o no de sus criterios. Necesitamos una política y mecanismos que restañen las heridas del tejido social, que restablezcan puentes de credibilidad entre la ciudadanía y los dirigentes, a partir de un accionar efectivo sobre nuestras neuralgias, y que no se acomode en el triunfalismo ni en la celebración de logros que en todo caso, deberían ser ya la antesala de otras garantías. Se trata de un fenómeno que debe ocupar a ambas partes, Estado, sociedad civil, a nivel macro y a nivel micro, y que aporte un nuevo vocabulario, más allá de la idea de continuidad, que nos coloque en un contexto menos desequilibrado entre la visión oficial, su reactiva contraposición desde otros contextos políticos que la niegan, y las personas que, en plena Covid, han tenido que reformatear sus vidas haciendo largas y agobiantes colas para comprar alimentos.

El diálogo con la juventud, el talento joven, es fundamental. Sin ello no habrá continuidad más que en ciertos titulares. Y escribo esto tras el 11 de mayo de 2019 y San Isidro, el 27N, el 15N y otras fechas que también rediseñan nuestro calendario político, con severas consecuencias que no deben diluirse, como parecen disolverse ante la indiferencia de muchos los efectos de una pandemia que, insisto, a pesar de la baja en el número de casos y la amplia campaña de vacunación, aún es un peligro entre nosotros. Los jóvenes deben heredar y hacerse responsables de una idea de Cuba que incluya sus propias utopías, no solo las de un legado que les llega como anécdota de una épica ya escrita. La nuestra se reescribe cada mañana. Quiero enviar un abrazo a todos los profesionales de la salud que no han tenido descanso en este tiempo. La pandemia no ha concluido, pero la Cuba que se asoma ya al 2022 debe tenerla como marca en rojo, junto a otras preocupaciones no menos urgentes, a fin de preservar la salud –en un amplio sentido– de toda una nación.

(La discusión se desarrolla en estos momentos en el audiochart a través del grupo de Telegram).

 


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