Karina Paz, miembro de la sección de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC ha sido miembro del Grupo de «Género y Cultura», auspiciado por la organización./Foto: Liesther Amador
Karina Paz es una crítica de arte, que a lo largo de su carrera ha tomado como punto de referencia los códigos de género en el audiovisual. Al respecto, afirma que queda mucho camino por recorrer a los realizadores cubanos si de género se trata, porque la intención y la sensibilización existe en la mayoría de los casos, pero hace falta conocimiento respecto al tema.
No hemos logrado trabajar adecuadamente el audiovisual desde un enfoque de género. No basta solamente con tener una buena idea y estar consciente de lo que se desea transmitir, hay que saber el qué y el cómo, porque se puede dar un mensaje equivocado a través del lenguaje -afirmó-.
Karina es Licenciada en Historia del Arte. Ha trabajado los temas de género desde su labor como docente, investigadora y crítica de audiovisual. Formó parte del grupo «Género y Cultura», de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y es docente de la Facultad de Artes y Letras, donde imparte la asignatura optativa de su autoría, «Taller de Género y Audiovisual».
También ejerce como profesora adjunta de la Facultad de Medios Audiovisuales de la Universidad de las Artes (FAMCA), con la asignatura «Género y Cine». Ha trabajado como especialista de la Oficina de Creación Artística del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC); coordinado eventos relacionados con el audiovisual e impartido conferencias y talleres en diversas instituciones docentes y culturales, dentro y fuera de Cuba.
¿Cómo te vinculas a la UNEAC?
Cuando me gradué fui a trabajar directamente al ICAIC. Desde entonces me mantuve en vínculo con la UNEAC, sobre todo con las actividades que tenían que ver con el audiovisual, pues me interesaba mucho todo el proceso del concurso «Caracol» y el espacio de debate «Moviendo los caracoles».
Ya en el 2011, sin ser miembro de la organización, me vinculé directamente, pues me sumé al grupo «Género y Cultura» auspiciado por la UNEAC. Con ese grupo estuve viajando varios años a diferentes provincias del país, para desarrollar un trabajo de concientización, aprendizaje y talleres sobre los temas de género y lenguaje artístico, con diferentes creadores, que no solo se movían en el medio del audiovisual.
Luego, se desintegró el grupo por razones ajenas a la UNEAC, pero continué asistiendo a las diferentes actividades. Por eso, cuando regresé a la Universidad como profesora, traté de vincular a mis estudiantes a espacios como «Moviendo los caracoles». Sentía que esos debates estaban muy encapsulados en los propios miembros y había que difundir un poco en el trabajo y la trayectoria de la UNEAC.
Al tratarse de estudiantes de la Facultad de Artes y Letras, futuros críticos del audiovisual, sentí que debía aprovechar mi membresía en la sección de «Cine, Radio y Televisión», para brindarles la posibilidad de participar en espacios de interlocución, que facilitaran un intercambio en el que la UNEAC se nutría de miradas jóvenes y desprejuiciadas. Mi metodología de enseñanza va mucho más al taller y estos jóvenes tenían, por primera vez, la oportunidad de participar en un debate real y confrontar sus criterios con los especialistas.
¿Qué te ha aportado la organización?
La UNEAC ha sido una organización acogedora y protectora del artista y del crítico cubano; aglutinadora de ideas y amplia en cuanto a criterios. La sección de crítica siempre se ha interesado por estar al tanto de la carrera de sus integrantes, pues muchos nos desarrollamos en ámbitos académicos. Yo, por ejemplo, hace muchos años soy asesora de dramatizados en el canal Cubavisión y siempre he sentido que la organización está al tanto de mi trabajo y fomenta mi preparación.
Hay becas de creación y talleres de crítica, a los que por otras vías es muy difícil acceder, y la UNEAC siempre ha sido el canal que viabiliza los procesos. A través de la organización he viajado a muchos lugares para impartir o recibir talleres de crítica y retroalimentarme con los últimos movimientos que puedan existir a nivel internacional. Además, aquí se ofrecen espacios reales y concretos para ejercer la crítica.
¿Qué necesita la UNEAC para hacer un mejor trabajo?
Es necesario rejuvenecer la organización, independientemente de que tenga una edad límite para pertenecer a ella. Debemos acercar a los jóvenes a sus espacios de creación y debate, para lograr que esa cantera natural de artistas y críticos del arte que tenemos, conozcan lo que se hace al interior o lo que se puede lograr de la UNEAC en un futuro. Acercar a los jóvenes sería una forma de retroalimentación.
¿Crees que se esté ejerciendo de manera acertada la crítica en Cuba?
La crítica en cualquier momento de la historia de la humanidad ha sido sumamente importante, no solo para de alguna manera potabilizar la obra de arte ante el espectador, sino para hacer que los propios creadores se nutran de nuevos criterios, para estar conscientes del proceso de creación. La crítica es esa mirada externa de la obra de arte que aporta los porqués, más allá de la intención del creador.
En los últimos años ha decaído en Cuba el intercambio entre críticos y creadores. Es necesaria esa retroalimentación y debemos recobrarla, tanto, desde la UNEAC, como desde otros espacios culturales.
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