Marta Rojas: Historia y retos de la Uneac


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Marta Rojas es una destacada periodista y narradora cubana. Testigo del Juicio del Moncada, ha desarrollado en los últimos años una notable labor como escritora teniendo a su haber una decena de novelas caracterizadas por la búsqueda de la identidad cubana. Nos acercamos a ella en ocasión del Aniversario 60 de la UNEAC y le formulamos el siguiente cuestionario.     

¿Qué significó para ti ser miembro de la UNEAC?

Sentí un orgullo, una satisfacción espiritual: Las personalidades más representativas de la cultura, de varias generaciones, eran directivos y miembros activos con las cuales yo podría aprender, intercambiar diálogos, y algún día publicar en su sello editorial. Y al cabo de unos años tuve la oportunidad de publicar una novela-testimonio: «La cueva del muerto», con el orgullo de que mis editores fueran los poetas Miguel Barnet y Nancy Morejón.

El hecho de dialogar con figuras universales como Alicia Alonso, Mirtha Aguirre, y nada menos que Nicolás Guillén, su Presidente, que me trataba como «una colega», y amiga, fue, quizás lo más sorprendente de mi ingreso y participación tempranamente en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, donde figuras como Alejo Carpentier o Bola de Nieve o César López, a quien reconocí como un condiscípulo mío en la Escuela Anexa a la Normal de Santiago donde casualmente hicimos la Primera Enseñanza, y en el momento de mi entrada en la UNEAC era un consagrado poeta, que había viajado por todo el mundo, otros  consagrados, me hicieron respetar y querer la Asociación.

Saber que Guillén era poeta, pero que también escribía en periódicos (era periodista, además, al igual que Carpentier o Mirtha Aguirre, por ejemplo) me insufló confianza en mí misma a quien le gustaba y le gusta crear: todo eso en términos generales. Algo romántico: la secuencia de generaciones amalgamadas en un centro cultural tan prestigioso, fue una aventura que me hizo mucho bien.

¿Cuál es tu valoración de esa institución a los 60 años de creada?

La UNEAC fue acrecentando su prestigio. Hubo problemas, lógicamente, incluso problemas conceptuales, desde el punto de vista de la literatura y las artes en general, pero siempre sentí que se buscaba y casi siempre se encontraba el camino para solucionarlo. Como cualquier institución, y más aún cultural, ocurrían y ocurren desavenencias, pero de algún modo, se salía del entuerto. Yo pensaba y pienso que hay una solución siempre que se actúe con honestidad.

La UNEAC había nacido en momentos muy difíciles de una Revolución verdadera, pero la institución tuvo un asidero, una especie de mentor subliminal, con la presencia de Fidel, desde los días iniciales. Él era un político–intelectual. Yo conocía que él era un lector impenitente y profundo. Un lector de todo, y el que lee mucho y bien, tiene más oportunidad de entender a una institución tan diversa en corrientes y gustos como la UNEAC. De manera que la voz y la presencia de él– tan bien interpretada por Nicolás Guillen– nunca se podrá desestimar, y desde el comienzo se ocupó de la UNEAC. Yo recuerdo y guardo una foto que le tomaron en la Sierra Maestra: una tarde de sol, echado en el suelo, leyendo un libro. El libro es quizás el símbolo más claro de la cultura, y reitero: él era un lector ejemplar, así que podía entender y sugerir dentro de este círculo tan especial, tan creativo.

De manera que, la valoración de la UNEAC en estos 60 años es positiva. Como obra humana tiene imperfecciones, pero son subsanables. Grandes intelectuales, escritores y artistas en general, los cimeros, pertenecen o pertenecieron (los que ya no están) a la UNEAC, y dejaron su impronta.

Como toda obra humana, la UNEAC no es perfecta. Por ejemplo: ha crecido. Crecido mucho, se ha ampliado su crecer; es positivo, pero requiere una comunión más semejante a años anteriores. Estos son momentos difíciles: no puedo dejar de mencionar la Covid-19, esa epidemia universal. Pero debemos estar conscientes de que situaciones como esta deben convertirse en acicate. Que, en el siglo XV, después de la «peste», vino el Renacimiento. Y la unidad creativa deberá prevalecer. La escritura y la lectura: la lectura de libros, no solo de «correos», es el medio que no deberá morir. Como tampoco las artes plásticas, ni la música…nada.

¿Está la UNEAC preparada para seguir pensando en la cultura, en el sentido más amplio? ¿Cuáles son los retos fundamentales de la UNEAC?

El reto de la UNEAC en estos momentos es: Creación permanente.

Convites de lectura. Apreciación de las Artes. Conferencias sobre la obra cultural del Mundo, desde Grecia y Roma, o Confucio hasta hoy. En fin, programas de Televisión, al respecto. Exhibir lo bueno. No habrá este año Feria del Libro. Pero debe haber libros, lectura de libros de todo tipo, más aún cuando tantos miles de personas no pueden o no deben salir de sus casas. Personas de todas las edades. Pero, como Institución, crear programas en la institución. Verse los rostros en salas de 20 o menos personas, pero no aislarse.

Los retos para la UNEAC: No dejarla morir. Involucrarla en todo. Sus miembros debemos participar más allá de los congresos. De forma creativa. Hacerla crecer con jóvenes que hoy forman parte de la Asociación Hermanos Saíz, que se hallan en condiciones de subir un peldaño más. Y de otros, que lo merezcan. Elevar la cultura de todos para que las nuevas generaciones puedan hablar mañana (un mañana cercano) de la UNEAC.

¿Qué piensas de la relación que tuvo Fidel con la UNEAC?

De hecho me referí en párrafos anteriores al vínculo de Fidel, a sus enseñanzas y contribución al fomento de la UNEAC. Recordemos que la Alfabetización fue el gran motor de la cultura, de la cultura en general (No aparto a la Ciencia). Sin saber leer ni escribir correctamente no habría científicos extraordinarios como hay hoy en Cuba…Recordemos que, en general, los médicos, históricamente hablando, eran y aún son, gente muy leída. Recordemos que las Artes, en general, fueron auspiciadas por él. Un ejemplo: el Cine…bastaría ese. Pero y el monolito que guardan sus cenizas. Pronto se inaugurará el complejo cultural en su Memoria. Será un Centro Cultural sui géneris.

Para la UNEAC, José Martí, debería ser un símbolo de la cultura. Es el único patriota–fundador –intelectual– de Nuestra América. El gran escritor universal y patriota. A la UNEAC le falta en su Aniversario 60 honrar a Martí, escritor, poeta, periodista, traductor, pintor… Al intelectual, cimero. No me preguntas esto, pero se me ocurre decírtelo.


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