Carnaval habanero: Tradición y contemporaneidad (I)


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Gustavo Rivera

Es nuestro Carnaval Habanero una de las fuentes de entrega de los ricos valores que atesora nuestra cultura en su expresión musical y danzaria. Nos corresponde, por tanto, trasmitir la responsabilidad de ser celosos defensores de ese tesoro. En tal sentido considero que la forma, entre otras, en que debemos proteger ese erario cultural que encierra la rica conga, la rumba, el pilón, los vestuarios de época, etc., son con presentaciones que engrandezcan los espectáculos.

La comparsa “El Alacrán”, en este segundo día de festividad, no llenó las expectativas. La falta de proyección escénica, producto de una notable ausencia de armonía y emotividad entre sus integrantes deslució un trabajo coreográfico que, si bien dista de ser una composición dinámica, muy bien puede ser salvada, en ocasiones, por la concentración, fuerza e intensidad de quienes protagonizan los personajes.

Por su parte, Los Marqueses de Atarés, no han mostrado la diferencia a pesar del excelente vestuario de los personajes representando la época moderna. Los rostros abúlicos de los bailarines, la falta de vigor en cuanto a la ejecución musical por la agrupación que los acompaña, no los hace merecer de felicitaciones. Si bien la idea que se defiende en esta comparsa es satirizar un estrato social, ajeno a la vivencia de la rica cultura popular, para lo cual la música no debía ser alborotosa ni contaminada por las expresiones corporales de los esclavos, no se debe confundir por parte de los bailarines, la sobriedad y una supuesta circunspección con el desinterés, la falta de entrega y esmero en el trabajo que están realizando. Todo debe ser bien articulado: vestuario, música, coreografía y una buena ejecución escénica.

“La Villa de San Cristóbal”, espectáculo alegórico del carnaval, merece un reconocimiento por su creatividad e intrepidez. Nada limita mezclar o combinar los elementos tradicionales con criterios contemporáneos que ayuden al enriquecimiento de la obra que se presenta.  Considero que el buen gusto en el diseño del vestuario y la entremezcla de la música en vivo (conga) con la grabada, reproduciéndose en esta última el ritmo pilón al estilo del reconocido músico cubano William Vivanco, hacen del espectáculo un momento deseado por todos.

Para los “Guaracheros de Regla” toda mi admiración y respeto. Luego de cinco años si entrar en la escena del carnaval habanero, han sido capaces de captar la atención de la mayoría de los espectadores. Con una coreografía excelente, donde la composición presenta un alto valor artístico y un diseño de vestuario muy creativo con colores cálidos y una bailarina, cuyo color del vestuario deja la sensación de una suave brisa al combinar los colores de la bandera cubana. Sin lugar dudas han marcado la diferencia y no decepcionan al público que por su tiempo de ausencia ya los extrañaba. La comparsa porta mucha dinámica y actitud ante la escena, lo que le imprime mucha expresividad y belleza al trabajo presentado.

Ha sido el segundo día festivo de un espectáculo que se propone darnos muchas emociones. Debemos estar atentos, pues estamos en el comienzo de una competencia donde aquellos que no han mostrado todas sus potencialidades, sabrán crecerse para tratar de llenar su rostro con la sonrisa del éxito.


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