Recién fundada la Uneac nacen los premios de literatura, como un espacio para promocionar y dar a conocer las obras de los creadores cubanos dentro del país. Con una historia de grandes personalidades que han sido acreedores de este premio de carácter nacional, se convoca cada año en diferentes géneros, esta edición fue en novela, literatura para niños, y en ensayo literario.

Laureados

• Premio Cirilo Villaverde de novela, a Yandey Lay Fabregat por: “La vida de Javier Tejeda”.
• Premio Ismaelillo en poesía, a Leidy González Amador por: “El dios tuerto”.
• Beca de creación a Jorge Fornés, por el ensayo: “De la crisis al consenso, intelectuales y revolución en Cuba”.

En entrevista, el presidente de la Asociación de Escritores Alberto Marrero Fernández refirió:

Durante 54 años el premio de literatura Uneac se ha mantenido como uno de los más importantes certámenes de la literatura nacional. De hecho, es el más antiguo de todos los premios que convoca la asociación, creado por nuestro poeta nacional Nicolás Guillén en 1965. El encuentro ha resistido el paso del tiempo y entre sus muchos aciertos ha brindado – al decir del escritor Francisco López Sacha- la posibilidad de seguir teniendo libros cubanos para lectores cubanos, permitiéndonos crear una suerte de reserva cultural, pues un libro premiado – apuntaba Sacha- es un libro editado y defendido por un jurado que le da un valor esencial y lo acompañará para siempre. Muchos de los libros premiados, incluidos aquellos que obtuvieron menciones constituyen éxito de obligatoria referencia en la literatura cubana.

Sin temor a equivocarme, la escala de jerarquización literaria, como le llaman ahora, luego de la revolución, se conformó en cierta medida junto a otros importantes concursos nacidos con posterioridad, como el Alejo Carpentier y el Nicolás Guillén -ambos convocados por el Instituto Cubano del Libro- gracias al veterano premio Uneac y también al de la Casa de las Américas, aunque los premios no definan una manera absoluta las tendencias que predominan en el universo literario. Sabemos bien que muchas obras que no han sido premiadas, han resultado con el tiempo tan influyentes como los mismos premios.

Si bien el premio se convocó inicialmente en novela, en años sucesivos fue incorporando otros géneros, lo que sin duda estimuló a nuestros escritores a incursionar en ellos.  El mismo ha tenido notables jurados como José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Eliseo Diego, Félix Pita Rodríguez, Camila Enrique Ureña, Roberto Fernández Retamar, César López, Antón Arrufat, Luis Marré y muchos otros.

¿Cuántos trabajos se presentaron para esta edición?

Se convocó en los géneros – Novela, Premio Ismaelillo en poesía para niños, en homenaje al triunfo revolucionario en enero de 1959 y para estimular la aparición de estudios sobre este acontecimiento histórico.  Se convocó además al Premio Especial 60 Aniversario de la Revolución Cubana “Juan Pérez de la Riva”, de ensayo y la Beca de creación Literaria “Cintio Vitier”, para escritores miembros de la Uneac que presenten proyectos de libros sobre estudios críticos. La participación fue buena, 8 novelas, 4 ensayos y 20 poesía para niños.

¿Qué retos tiene por delante un premio que se renueva y se revitaliza con las propuestas de los escritores?

Entre los retos planteados en el recién concluido IX Congreso de la Uneac, está el continuar dignificando y estimulando la labor de los escritores, su participación en el diálogo franco y abierto con otros sectores de la sociedad, siempre en el más profundo compromiso con las aspiraciones de la nación.

Este concurso deberá apostar cada vez más por la calidad de nuestra literatura, sus valores estéticos y humanistas, sin concesiones que mellen su papel en la cultura del país.

Esperamos que en la próxima convocatoria se incorporen nuevos escritores con sus obras, porque ya el solo hecho de presentarse, anima a desempolvar el trabajo inédito en gaveta y en otros casos, a redoblar esfuerzos en aras de la calidad. Toda meta en el trabajo creador es beneficiosa. Ningún atrevimiento en literatura resulta baldío. Nadie pierde porque siempre se gana en sabiduría, espíritu y oficio. A la larga la tenacidad y el talento triunfan con o sin premio. La vida lo ha demostrado.