Radio comunitaria, un reto en los Desafíos…


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«Aun las emisoras comunitarias tienen que entender la urgencia de las alianzas, buscar puntos de encuentro con las de otro tipo y entender que el ecosistema mediático en internet no es un competidor nocivo sino un recurso para acoger múltiples contenidos de interés público», afirmó Onelio Castillo Corderí, vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), en la sesión final de evento Desafíos de la radio en el siglo XXI.

Castillo Corderí, acucioso investigador sobre el tema, abrió la jornada con la conferencia magistral «La radio comunitaria en Cuba»  y la cerró, junto con Ariel Terrero, vicepresidente de la Upec y director de Instituto Internacional de Periodismo José Martí —sede del encuentro—, con la graduación de los 22 estudiantes de Cuba, México, Brasil y Argentina.

Antes de entregar los diplomas, Terrero apuntó que fueron vencidos los objetivos, pero que siempre, en Cuba y en otras naciones, los comunicadores se preguntan cuánto pueden hacer ante la insuficiencia material. «Entonces, hay que ser multifacético y reunir varias capacidades en un mismo periodista», respondió a su propia interrogante.

Terrero refirió que el protagonismo de los actores locales, promovido por las políticas de gobierno en Cuba, es propicio para el auge de la radio local, en tanto la comunicación resulta eje transversal en las estrategias de desarrollo. Por ello —agregó— la Upec y el Instituto continuarán apoyando esta «pelea».

Como primera evidencia de ese respaldo, adelantó la convocatoria para 2023 del evento, en el cual, «además de participar, deberíamos discutir lo que hacemos en nuestros medios, en función de ayudarnos entre todos».

Antes, habían sido presentadas tres ponencias. Los mexicanos José Felipe Vera y Wendy Aguayo mostraron su estudio «Radio comunitaria y radio indígena» en ese país; la brasileña Beatriz Passqualino propuso «Radio y Movimiento Sin Tierra (MST)», y la mayabequense Amparo Álvarez dialogó acerca de la experiencia al respecto de La Voz del Litoral.

«Radio comunitaria y radio indígena en México» ofreció importantes elementos sobre el rol de la radio comunitaria en un país que, pese a lindar con el monstruo anglosajón y padecer, como nadie, su influencia cultural, conserva vivas 58 lenguas autóctonas.

El reto se agudiza, según explicaron, por los bajos subsidios que reciben las pequeñas plantas, las dificultades para organizar su actividad y hasta el bajo desconocimiento local de su existencia. Les falta comunicación de sí mismas.

En México, y en particular en Yucatán, las emisoras comunitarias son esenciales para la difusión de la lengua y los valores mayas.

Según los ponentes, es común que los propios pueblos originarios armen su programación, de perfil educativo en torno a las raíces nacionales, pero las tensiones materiales llegan al punto de que algunas emisoras se sostienen con ventas informales hechas por sus trabajadores.

José Felipe Vera y Wendy Aguayo comentaron además la pérdida, en su país, del antiguo sistema de certificación profesional del locutor, lo que ha conducido a una merma importante de la calidad cultural en su trabajo.

Con «Radio y MST», Beatriz Passqualino hizo un retrato del lugar de este medio en el desarrollo del vigoroso movimiento en Brasil. El MST tiene ya 38 años, pero su sistema de comunicación acumula más, porque le antecede en origen: su periódico nació un poco antes que el movimiento que representa, de ahí que la línea de trabajo ideológico siempre ha estado bien definida.

«Hablamos de una comunicación con proyecto político, que asume el reto de ser contrahegemónica, elevar la conciencia de los trabajadores y desmoralizar a la burguesía», señaló la ponente.

La radio es básica para un movimiento agrario, especialmente en un país en el cual los hogares del campo suelen contar con un aparato de sintonía y donde ese medio es —solo detrás de la televisión— el segundo en audiencias, pese al imperio mundial de internet.

Las metas centrales del MST: reforma agraria, lucha por la tierra y transformación social son coherentes con el discurso de emisoras que nacen al pie de las demandas de las familias del campo.

El alto grado de organización que muestran estos medios —¡alternativos de verdad!— se hace evidente cuando se constata su avance, a pesar de tener «en frente» la realidad de que cinco familias controlan el 50 por ciento de los principales medios de prensa de todo Brasil.

Por último, Amparo Álvarez, directora de La Voz del Litoral, abordó elementos en torno a la polémica de si en Cuba se hace, o no, radio comunitaria y trascendió ese dilema con referencias al rigor que, en cualquier caso, debe asegurarse.

Perfilar agendas, estudiar las audiencias, investigar las rutinas profesionales, atender las necesidades de los oyentes, ubicar líderes comunitarios e incluso apoyar el trabajo social como fuente paralela de mejora local y acopio de historias de vida, fueron algunas de las vías de perfeccionamiento que refirió la ponente.

 


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