Abel Herrero en Matera 2019, Italia


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El artista visual Abel Herrero está exponiendo actualmente en la ciudad italiana de Matera, urbe que ostentó durante todo un año la condición de Capital Europea de la Cultura 2019. Herrero fue el único artista cubano presente en los numerosos espectáculos, conciertos y exposiciones que, por motivo de ser esa ciudad la capital de la cultura de Europa, se han celebrado en la misma durante 2019. Su muestra personal, consistente en un grupo de siete piezas de gran formato, responde a un proyecto relacionado con la figura de Pier Paolo Pasolini, poeta, ensayista y cineasta italiano asesinado en 1975.

El artista cubano, que en sus exposiciones establece con frecuencia un diálogo entre la pintura e instalaciones, esculturas y sonido, ahora expone sus piezas realizadas especialmente para la ocasión. La operatoria estética de la muestra utiliza la transposición a los lienzos de fotogramas del film El Evangelio según Mateo, realizado por Pasolini, en la misma Matera, en 1964.

Pasolini, quien fuera militante del Partido Comunista Italiano, fue también y fundamentalmente un artista polifacético y total: poeta, cineasta, guionista, maestro, novelista, ensayista y dramaturgo, desarrolló con sus obras una batalla implacable contra la hipocresía de la sociedad italiana de su tiempo. Con una obra polémica por recrear y defender a las clases más desposeídas de Italia, su vida se mezcló con sus principios estéticos, llegando a convertirse en uno de los cineastas más admirados de su tiempo. El Evangelio según San Mateo, Teorema y Saló o los 120 días de Sodoma, integran, entre otras una filmografía de respeto en el mundo del cine.

El homenaje a Pasolini armoniza muy bien con la visión del artista cubano sobre la cultura y el arte. Herrero juega en esta muestra con la relación espacio-tiempo y se propuso llevar, nuevamente a esta antigua ciudad, a través de grandes retratos, el Cristo realizado cincuenta y cinco años atrás por el poeta y cineasta italiano y exponerlos en el contexto ancestral de los hipogeos, antiguas estructuras habitacionales de esa ciudad prehistórica, que es, además, Patrimonio Cultural de la Unesco.

Los fotogramas del film escogidos por el pintor fueron llevados a la tela saturados en tonos magenta, lo cual juega con la sensación de temporalidad, uno de sus tópicos favoritos (en la obra de Herrero es recurso gráfico del tiempo ha sido una constante). Los retratos (otro tópico recurrente) dialogan con un gran crucifijo de pantallas al plasma que no transmiten nada, solo rumores de la voz del Cristo de Pasolini, sonidos alterados, indescifrables e incomprensibles. En conjunto, los retratos del Cristo y el gran crucifijo tecnológico, pero inútil, dentro de una arquitectura primitiva, ancestral, reflejan el sentimiento de incomodidad con que el artista se propuso molestar el visitador, en una tierra donde incluso el ateísmo y el laicismo contienen una fuerte matriz religiosa. Iconicidad, tiempo, espacio, crítica a los poderes totalitarios, todo eso se ve en esta muestra que ya va haciendo comunes un grupo de tópicos y motivos de la obra plástica de Abel Herrero.

Herrero, residente en Italia desde hace dos décadas y media, ha expuesto en varias ocasiones en importantes espacios de su país natal. En 1993 hizo su primera muestra en la isla en la galería de la Universidad de la Habana. Después, en 2009, realizó una extensa muestra personal en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, titulada Observatorio, la que se destacó por el aliento surrealista de sus cuadros e instalaciones y por la sugerente propuesta temática que la inspiró. Ya empleó entonces la combinación de pintura e instalaciones. Con aquella muestra el artista criticó el armamentismo, la violencia y otros males del mundo actual. La crítica de arte nacional reseñó satisfactoriamente la exposición. En 2017 regresó con la muestra Removed, en la galería El reino de este mundo, de la Biblioteca Nacional José Martí, donde expuso grandes retratos de intelectuales relevantes de la antigua Unión Soviética, asesinados o desaparecidos en los años del terror estalinista en ese país. También en esta ocasión la crítica recibió elogiosamente la muestra.

Según escribió el crítico de arte italiano Andrea Cortellessa para la presente exposición en Matera: “Si hay una figura en Italia en la que Herrero encontró recepción desde hace un cuarto de siglo, y que en tal postura siempre se ha retratado ―hasta llegar al sacrificio, no metafórico―, este es exactamente Pasolini”. Sin dudas lo sacrificial de Cristo y Pasolini dominan la muestra de Herrero.

La relación de Herrero con Cuba no se ha limitado a exponer su arte personal. Su interés permanente por la cultura de su patria le permitió al artista hacer grandes gestiones para traer a Cuba a destacadas personalidades del Viejo Continente, en distintos momentos, como Claudio Parmiggiani, en la VIII Bienal de La Habana, de 2006, al intelectual y eurodiputado Gianni Váttimo, en 2007, y al pensador Enmanuelle Severino en 2009. La primera de estas relevantes personalidades, uno de los artistas visuales más importante de Italia y Europa, realizó una muestra personal en el MNBA durante el programa oficial de aquella Bienal de 2006 y los otros dos, filósofos de enorme reconocimiento internacional, como se sabe, disertaron ante públicos académicos y sostuvieron amenos encuentros con creadores e intelectuales habaneros. En los tres casos las visitas tuvieron una amplia repercusión en el medio cultural de la isla.

La muestra de Matera estará expuesta hasta finales de este mes.


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