Defender y preservar el arte teatral en nuestro país, ha sido una premisa fundamental de varios teatristas a lo largo de los años en Cuba. Extensa es la lista de nombres que resaltan por su entrega y pasión a este arte. Como reconocimiento a esa incansable labor y huella en la escena cubana, cada año el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, confiere el Premio Nacional de Teatro a creadores que durante su trayectoria de vida se hayan consagrado a la escena cubana dejando una notable huella.

Luego de ser nominados en varias ocasiones anteriores al reconocimiento, en este 2020 el lauro le fue conferido al diseñador escénico Zenén Calero y el actor y director teatral Rubén Darío Salazar; dos destacados teatristas que han marcado pautas en el panorama titiritero de la isla y fuera de nuestras fronteras, con una obra consolidada y de lujo que enaltece todo el teatro cubano.

Primeramente, en Teatro Papalote, esa gran escuela bajo la guía de René Fernández, donde consolidaron su vocación por el arte teatral en especial por los títeres, y posteriormente en Teatro de Las Estaciones, el colectivo que juntos fundaron, y en el que ambos se han consagrado por más de 25 años ya, han consolidado una estética y un modo de crear que los hace únicos en el arte del retablo.

Para estos grandes creadores que no reparan en obstáculos y buscan la sonrisa de los niños y adultos a través de los clásicos de la literatura llevados al teatro, este reconocimiento es un motivo más para seguir creando y haciendo teatro. Así lo confiesa Zenén Calero, convencido de que su gran pasión está en las figuras y muñecos que diseña para el público.

“Es un premio que está en un momento de mi vida de trabajo en el cual hay un cúmulo de obras que he hecho, donde tengo experiencias muy variadas y donde seguiré buscando otras que no he hecho y que haré, tratando de hacer lo que no hice anteriormente, aunque mi obra tiene una línea donde se reconoce mi interior, mi vida, porque eso es lo que uno hace cuando crea, mostrar las interioridades de uno mismo, trasmitir lo que siente.

Este es un Premio muy importante que ya lo tienen personas muy valiosas para mí, que yo reconozco por su obra, y este no representa mi persona, porque yo soy un equipo, un elemento de un grupo de colegas que hacemos el mundo del títere. Hay que defender ese movimiento titiritero y una de las cosas que me ha hecho a sentirme siempre satisfecho con estas cosas de los reconocimientos y premios, es que es un Premio más para los colectivos de teatro de títeres en nuestro país”.

Rubén siente el teatro como parte de su vida y este premio es para él un motor impulsor para continuar deduciendo públicos y educando a través del teatro.

“Ninguno de los premios que se hayan conferido a mí, ni a Zenén o a Teatro de las Estaciones, han significado un pare, una fórmula, un detenimiento. Yo creo que desde que me gradué del ISA, hasta la actualidad, he sido un alumno perenne de la cultura del mundo. Yo soy un teatrista perenne que sabe que todavía no ha alcanzado lo que quiere. Yo no quiero sentirme consolidado. Yo no decir que este premio me obliga a esforzarme más, porque me he esforzado siempre. Este premio a lo único que me obliga es a seguir siendo el hombre que soy, titiritero de profesión por orgullo, pero hombre de teatro de Cuba y del mundo. “Haber obtenido el Premio Nacional de Teatro junto con Zenén Calero, no es ni siquiera un privilegio, es una felicidad total”.

Justo hoy 12 de agosto cuando Teatro de Las Estaciones cumple sus 26 años de fundación, el Teatro Sauto, sitio donde nació el colectivo, acogerá a las 3 de la tarde la ceremonia de entrega del reconocimiento que contará con la dirección artística de dos jóvenes artistas de las filas de Teatro de Las Estaciones: María Laura Germán Aguiar, actriz, titiritera, dramaturga, directora y Yadiel Durán Bencosme, bailarín, coreógrafo, actor y director artístico de espectáculos. Con estos premios Matanzas se reafirma como una gran plaza cultural y un sitio indispensable para los titiriteros de Cuba y el mundo.