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“Antropología 2016”. Una estrategia para conocernos


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Entre el 22 y el 25 de noviembre el Instituto Cubano de Antropología, sito en Amargura no. 203 entre Aguiar y Habana, en La Habana Vieja, desarrolla la XIII Conferencia Internacional Antropología 2016, evento que junto a los debates en torno a la Antropología Sociocultural acoge el V Coloquio Internacional de Arqueología y el V Simposio Internacional de Arte Rupestre.

Aunque sin dudas la totalidad de los resultados científicos que se someterán a debate en esta Conferencia apuntan a una perspectiva cultural, el presente trabajo centra la atención en la Antropología Sociocultural, campo en el que las ponencias se han organizado en 28 sesiones de trabajo en respuesta a 17 áreas temáticas. Llevan primacía entre ellas, con tres sesiones cada una, los análisis epistemológicos, teóricos y metodológicos de las ciencias antropológicas, su diálogo con otros saberes y el compromiso ético de sus profesionales; los enfoques territoriales en su contrapunteo rural versus urbano y los estudios en el cosmos de las religiones.


Siguen a estos temas, con dos sesiones, los estudios de familias y parentesco, el patrimonio cultural y las tradiciones, los procesos educativos, la antropología lingüística y  la antropología visual y de los medios de comunicación y, con solo una sesión de trabajo, al margen de su relación con un enfoque tradicional o contemporáneo, los temas: desigualdad, marginalidad y pobreza; diversidad e identidad desde la racialidad, etnicidad, sexualidad y género; la antropología biológica, médica y forense; el turismo; la económica y el trabajo; lo nutricional y la alimentación; la filosofía; las problemáticas ambientales o los estudios etnohistóricos. Amplísima gama de asuntos cuyos resultados desbordan lo temático para penetrar múltiples ámbitos de la cultura y la sociedad.

Para dejar constancia de la importancia de un enfoque antropológico en los estudios culturales, propongo un asomo a una de las tres comisiones que sesionaron en la mañana inaugural de la Conferencia: Antropología lingüística en la Sala Fernando Ortiz; Estudios de familia y parentesco I en la Sala Núñez Jiménez, y Antropología filosófica en la Sala DRACC. De las cuatro ponencias presentadas en la Sala Fernando Ortiz tomemos en consideración las tres que tienen como referente el contexto cubano: “Estudio de un fragmento de la novela Pancho Ruta y Gil Jocuma de Samuel Feijóo”, de José Darío Pérez Beltrán y Ana Elda Acosta Casanovas, de la  Universidad Agraria de La Habana Fructuoso Rodríguez Pérez; “Biografía de un cimarrón de Miguel Barnet y su valor lingüístico-antropológico”, de Gema del C. Valdés Acosta, de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, y “Ortodecimante. 40 reglas ortográficas en décimas cantadas”, de la musicóloga e investigadora Sonia Pérez Cassola, proyecto de CD-DVD y libro para niños vinculado al Consejo Nacional de Casas de Cultura. A priori se ha de acotar que lejos de un exhaustivo análisis de los mismos se acotan aquí solo algunas consideraciones vinculadas al reconocimiento de nuestras raíces y su expresión en el patrimonio cultural.


Otorga unicidad a los tres trabajos el interés por el reconocimiento y defensa de zonas culturales que desde su carácter popular se inscriben con legitimidad en el panorama de la identidad nacional, hecho que si bien se visibiliza en el espacio científico y académico, apenas se reconoce en la polifónica praxis cultural del cubano. Los dos primeros, mediante un conjunto de signos lingüísticos que connotan modos de vida en paradigmáticas piezas de la literatura cubana y, en el caso de la tercera, a través de una propuesta de reinserción de la décima y el punto cubano, expresión de profunda cubanía, en la campaña que se lleva a cabo en relación con la ortografía en la lengua española.

José Darío Pérez Beltrán y Ana Elda Acosta Casanovas analizan el fragmento de la novela Pancho Ruta y Gil Jocuma desde los niveles fonológico, morfológico, léxico-semántico y sintáctico, logrando con ello desentrañar en el lenguaje coloquial utilizado por el autor, la expresión del contexto sociocultural en que se desenvuelve el campesinado en la zona central del país. Entre 1969 y 1972, período en que se escribe la obra, debió Feijóo con elevada sensibilidad fijar en el texto escrito la espiritualidad de un modo de comunicación cuya potencialidad persiste hoy no solo en la región central sino también en el Oriente cubano.

La pérdida de consonantes propio de los dialectos andaluces y canarios, el “estilo aguajirado”, la notable economía y las dislocaciones sintácticas donde la entonación sustituye elementos léxicos en un discurso en el que lo afectivo hace gala por encima del sintáctico, son características ejemplificadas una y otra vez por los investigadores, pero llamo la atención, por cuanto contribuye a una antropología cultural en el nivel léxico semántico y para ello reproduzco un pequeñísimo texto del referido fragmento:

“Hermenegildo reemprendió el paso rumbo a su bohío. Pancho y Gil le seguían.

- ¿Y ustedes qué andan haciendo por ahí?

Les miró los jolongos.

- ¿Buscando trabajo, eh?

- Sí.

- No hay. Los Cedros están pelao. Aquí hay más de cuarenta hombres paraos. No hay trabajo pa nadie.

Bajando la barranquita marcada por el trillo de su casa, les dijo:

- To hombre que vale de por aquí se echó la guataca al hombro y se ha ido a guataquear caña por dos pesetas a donde se puea… ¡Y ni eso encuentran! ¡Vengan, al buchito e café!

 

Dirigirse rumbo a, tirar los jolongos, estar pelao o parao, seguir el trillo, guataquear, no contar ni con dos pesetas, tomar un buchito e café, pueden resultar frases que desconcierten a la Real Academia de la Lengua, pero no a quienes desde lo antropológico pretenden responsabilizarse con lo cubano.


Si Pérez Beltrán y Acosta Casanovas encuentran en Feijóo las huellas de andaluces y canarios, la Dra. Gema del C. Valdés Acosta hallará las trazas dejadas por los africanos en Miguel Barnet. Para su objetivo, tres notables resultados muestra la investigadora en el análisis de Biografía de un cimarrón: el uso de arcaísmos y vocablos de época, el manejo de una riquísima y expresiva fraseología y la presencia de africanismos de diferente origen, al tiempo que establece como pauta la necesidad de reconocer en la obra en complemento dos sustratos al conocimiento, el del autor y el de Esteban Montejo, personaje protagónico fruto del acervo cultural Congo.


Destaca la investigadora el uso de 56 fraseologismos populares en la obra y destaca entre los más frecuentes: disparar la mecha, en el sentido de “aguantar el trabajo duro”; de Pascuas a San Juan, en lugar de “rara vez”; hasta para hacer dulce, para indicar “mucho”; mandar a freír espárragos, en lugar de “botar” o ser diente de perro, para caracterizar de “malo un hombre en sus características físicas o psíquicas”; riqueza que el lector reconocerá tras el paso de medio siglo de la publicación de la obra por ser contenedores además de una poética particular. Obsérvese, por ejemplo, las siguientes frases:  quedar listo para la fiesta, por “morir”; buscar el juego con las gallinas, “buscar mujeres”; dar perro muerto, “agotar, cansar”; buscar acotejo, “arreglar”; ser largo en el trabajo, “rendir”; buscar fandango, “buscar problemas”; de rompe y raja, excesivo”; cargar al machete, “castigar con la muerte”, la hora de los mameyes, “la hora decisiva”.


Directamente vinculados al origen africano anuncia la presencia de más de 50 palabras no todas usadas directamente en rituales religiosos, sino relacionadas con campos semánticos como comidas, bailes y juegos, tal es el caso de ngulo, para referirse al cerdo, comida preferida del personaje o maní, baile típico de los congos. Ambos trabajos demuestran la validez de contar con la literatura como documentos en los procesos culturales.


Particular impacto en el auditorio de esta sala causó el trabajo Ortodecimante. 40 reglas ortográficas en décimas cantadas”, en tanto no solo se trata de la salvaguarda de la décima, el punto y la tonada como expresiones esenciales de la música campesina, sino también de su puesta en valor para resolver dificultades en el dominio de la lengua española en los diferentes niveles de enseñanza en Cuba.  A partir de los resultados de Guillermo Isidoro Castillo Ramírez, maestro primario, investigador de la ortografía y practicante de la décima improvisada y con su colaboración, Sonia Pérez Cassola deviene no solo especialista del tema sino también productora de un texto, un CD y un DVD de elevados valores estéticos para promover la asimilación consciente y reflexiva de vocablos con respecto a las normas previstas por la Real Academia de la Lengua Española.


Significativo resulta la participación de niños y adolescentes que desde la cotidianidad familiar resultan practicantes y portadores de expresiones culturales en varias provincias del país. La inclusión de intérpretes de Pinar del Río, Mayabeque, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus y las Tunas, garantiza la diversidad estilística de punto cubano y la tonada como signos del patrimonio nacional.


La mañana del pasado 22 de noviembre es solo el inicio de un debate que mucho ha de aportar a la cultura cubana y, por la dimensión internacional de Antropología 2016, a Latinoamérica y otras regiones.

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