Celebran aniversario del proyecto Archivo de la Palabra: Españoles en Cuba


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El proyecto Archivo de la Palabra: Españoles en Cuba cumplió 25 años, gracias al meritorio trabajo de su gestor principal doctor Aurelio Francos Loureiro —investigador de la Fundación Fernando Ortiz—, dedicado a salvaguardar la memoria hispana en la Isla.

En conferencia dictada en la sede de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba con motivo del Día Internacional del Emigrante, Francos Loureiro rememoró los difíciles días del Período Especial (1994) en que se puso en marcha el proyecto Archivo de la… y que no obstante a ello, en la actualidad atesora un centenar de testimonios orales y gráficos procesados a partir de entrevistas biográficas sostenidas con una muestra representativa de los últimos naturales hispanos y sus descendientes. Todos ellos integrados a la población cubana, desde inicios del siglo XX hasta el presente.

Así, el objetivo principal concebido hace un cuarto de siglo con vista a conocer, conservar y difundir la memoria hispana en la Isla, ya tiene a su haber la publicación de varios volúmenes. Estos son: Asturias (1997), Baleares (1999), Madrid (2001), Valencia (2002), Galicia (provincia Orense, 2007), País Vasco-Navarra, 2011), Andalucía (2013), Cantabria (2014), La Rioja (en edición, 2015) y otro proyecto concebido sobre varias regiones (2016).

Cada uno de dichos títulos revela mediante las voces de sus entrevistados-protagonistas las causas y manifestaciones de las diversas oleadas migratorias ocurridas entre España y Cuba.

Durante su intervención el Investigador de la Fundación Fernando Ortiz confesó que “si tuviera que resumir en tres palabras la esencia del Archivo de la…, estas serían: Memoria, Biografía y Archivo, y si tuviese que citar dos nombres que colaboraron para llevar a feliz término este proyecto, éstos serían: don Fernando Ortiz y el doctor Miguel Barnet”.

A continuación citó fragmentos del escrito Los factores humanos de la Cubanidad de la autoría del sabio Ortiz, considerado el Maestro de los estudios sobre la identidad cultural cubana: “En un octubre sin huracanes del cielo, surgió del horizonte un huracán humano. Llegó Cristóbal Colón. Con él llegaron el hierro, la pólvora, el caballo, la rueda, la vela, la brújula, la moneda, el capital, la letra, la imprenta, el libro… y un vértigo revolucionario sacudió a los pueblos de Cuba, arrancando de cuajo sus instituciones y desterrando sus vidas. Se saltó en un instante de las soñolientas edades de piedra a la edad muy despertada del Renacimiento. En un día pasaron en Cuba milenios y edades, se diría que miles de años-cultura (…) Los castellanos trajeron de España su cultura, la cual se impuso predominante. Ella constituye nuestra troncalidad cultural, con sus virtudes que son grandes y muchas, y sus vicios, que son menos y menores (…) Y envueltos en ella vinieron  los andaluces, portugueses, gallegos, vascos y catalanes. Pudiera decirse que la representación de la cultura ibérica, blanca, subpirenaica (…) El aporte del negro a la Cubanidad no ha sido escaso. Aparte de su inmensa fuerza de trabajo, que hizo posible la incorporación de Cuba a la civilización mundial y además de su pugnacidad libertadora, que franqueó el advenimiento de la independencia patria, su influencia cultural puede ser advertida en los alimentos, en la cocina, en el vocabulario pero, sobre todo, en tres manifestaciones de la Cubanidad: el arte, la religión y el tono de la emotividad colectiva (…) De ese poderosísimo Niágara de fuerzas que es la civilización norteamericana nos llegan corrientes que nos arrastran pero nos elevan. El porvenir estará en aprovechar la corriente, pero sin sumergirse en ella (…) Y aún debiera hablarse de otras culturas; de los aportes del judío, del chino, del germano (…) Pero si de todas esas culturas ha recibido efluvios la Cubanidad, ¿en cuáles se aquilató la más la Cubanía? Como ocurre en el ajiaco, lo sintético y nuevo está en el fondo, en las sustancias ya descompuestas, precipitadas, revueltas, fundidas y asimiladas en un jugo común: caldo y mixtura de gentes, culturas y razas. Cuba es un ajiaco”.

El destacado investigador cubano agradeció, además, el apoyo recibido durante más de dos décadas de trabajo por parte de distintos organismos e instituciones como la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Archivo Nacional, la Embajada de España, el Instituto de Historia de Cuba, la Universidad de La Habana y por distintos altos centros de estudios de España. A la vez destacó la colaboración y ayuda de algunos descendientes entrevistados para la confección de los distintos títulos de Archivo de la Palabra…


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