Celebrar el son en su Día


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Celebrar el son es resonar con unos de los más intensos rasgos de nuestra identidad. Es prolongarnos hasta nuestras raíces, diversas y lejanas, para amplificarnos en nuestra cubanía. Redescubrirnos, en las sucesivas síntesis, integraciones y decantaciones;, en los sincrónicos contrapunteos: del coro sudoroso y el solo sentimental, de la cuerda blanconaza y el repique negro, del aplatanamiento de lo urbano y el callejeo de lo rural, de lo de aquí y lo de allá, de la tradición y la innovación… Un devenir, desde  el Son de la Má Teodora hasta el “Vengo de Cuba” de Emilio El Niño Frías.

Se reconoce que este género cantable y bailable, tuvo su origen en entre las lomas de la “la tierra caliente”. Brotó de la convergencia de las más suculentas raíces de nuestra cultura, el acompañamiento de cuerda pulsada venido de Europa y de la percusión con esquemas rítmicos de África. En sus inicios constaba de un estribillo que se repetía durante varios compases, luego se le añadió una copla o regina, conformando  en una alternancia coro y solo, estribillo-copla-estribillo,  similar a la otros géneros caribeños y latinoamericanos, derivados del cancionero binario colonial, según el investigador Carlos Vegas, y aparentados con otros de Afroamérica, cual destacaran Fernando Ortiz y Rogelio Martínez Furé.

Como un modo de vida nació, con la forja misma de nuestra identidad, para confraternizar y diluir las pieles de las diferencias, con una proyección interactiva y participativa. Los bailadores  rodeaban al tresero que cantaba sus sones,“un sonar de voces e instrumentos”. Con cualquier cosa se armaba  una “bunga”  para compartir un son (un changüí, un chivo o  un sucu sucu);  con un tres rústico o una guitarra,  con una botella o un machete, con un taburete, una botija  o una marímbula…

El son cubano se constituyó en una prueba más de la resiliencia de los excluidos, de los más humildes  y estigmatizados. Como apuntó Alejo Carpentier, gracias al son “la percusión afrocubana, confinada en barracones y cuarterías de barrio, reveló sus maravillosos recursos expresivos, alcanzando una categoría universal”. Se impuso a base de persistencia y contagiosa sabrosura, a discriminaciones de todo tipo.  Fue rechazado, negado en los salones habaneros por partida triple, por ser oriental, de las clases más humildes y  de origen africano. No  resultó fácil, pero se coló en el alma nacional.

En su evolución,  por la vitalidad de su sabia, resultó uno de los troncos más ramificados de nuestra música; a la vez, semilla generadora de otras autoctonías. Para su difusión a escala nacional el son se montó en el “logro más radical en cuanto a síntesis y decantación de elementos instrumentales en nuestra música popular, el de los sextetos y septetos de son”- al decir de Leonardo  Acosta. Con su inserción en la literatura, con la figura de Nicolás Guillén, dio  fisonomía distintiva a la lírica de la lsla.

Razones más que suficientes para celebrar con una jornada llena de festejos y homenajes, de reafirmaciones identitariasy presentaciones de nuevas expresiones de su constante enriquecimiento y actualización. Por mérito propio, el son  trascendió nuestras fronteras y es considerado en otras regiones del mundo como uno de los grandes aportes de nuestro archipiélago a la cultura universal. Solo basta que sea reconocido como como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO. 

Un propósito para el que ya se han dado pasos sostenidos. Entre los más importantes, la declaración  de esta expresión músico-danzaria como patrimonio inmaterial cubano desde el año 2012, y del 8 de mayo como Día del Son Cubano, en homenaje al legado musical de dos de sus grandes exponentes, el santiaguero Miguel Matamoros (1894-1971)) y el pinareño Miguelito Cuní (1917-1984).

Para esta primera ocasión, no pudo ser como nos merecíamos, dada las circunstancias epidemiológicas. Sin embargo, desde las plataformas virtuales como escenario principal, desde las redes sociales, las publicaciones  digitales y medios como la radio y la televisión, se han desarrollado  una  campaña comunicativa y programa de actividades liderado  por el Instituto Cubano de la Música (ICM) y con la participación  de otras instituciones y empresas del MINCULT, como Artex, la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) y el Consejo Nacional de Casas de Cultura.

Para este año, anunció la presidenta del Instituto Cubano de la Música Indira Fajardo,  la jornada se dedicó al 110 aniversario del natalicio de Arsenio Rodríguez, a los 120 años del nacimiento de Ñico Saquito, al centenario del Septeto Habanero y al 75 cumpleaños del guitarrista Eliades Ochoa.

El tema musical leitmotiv dentro de la campaña, “Vengo de Cuba”, está interpretado por Emilio “El Niño” Frías, con arreglos de Manolito Sinomet, y como colaboradores especiales, Adalberto Álvarez y Pancho Amat. Expresión de la herencia  sonera y un llamado a los más jóvenes a darle continuidad a ese legado del son “desde su propia música”, a escribir “con el lenguaje actual de la juventud, que hagan armonías, arreglos, aportes al género con las sonoridades actuales”, según la  convocatoria hecha por el Maestro Adalberto Álvarez, el principal impulsor de esta iniciativa.

Respondiendo al llamado de los organizadores se sumaron estas festividades varias agrupaciones e instituciones, desde sus respectivas localidades. Se destaca entre ellas las acciones anunciadas desde Santiago de Cuba. El Salón del Son, sede del multilaureado Septeto Santiaguero, será el escenario para el lanzamiento de fonogramas y de los conciertos, del 7 al 9 de mayo, de  agrupaciones locales como Los Guanches, Ecos del Tivolí y Turquino. Se informó también la instauración del “Sendero del Son” en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, tal cual sucede con los trovadores.

El jolgorio, desde el lunes 3 de mayo hasta el domingo 9, ha incluido homenajes a artistas, espacios teóricos, talleres y charlas, presentaciones de discos, de libros y de materiales audiovisuales, así como la transmisión diaria de los conciertos Estamos contigo, vinculados con esa tradición y fenómeno de pueblo. Resalta en el amplio programa, el Festival Online “Al Son del Gallo”, Pio Leyva in memoriam, en la localidad avileña de Morón.

Entre los discos, promocionados sobresale   Juramento. Antología matamorina, el más reciente del septeto santiaguero Ecos del Tivolí, producido por José Manuel García y Bis Music, con 30 composiciones del fundador del emblemático Trio Matamoros, casualmente un 8 de mayo, pero de 1925. Además, se ha difundido  el disco La Retroguaracha de Ñico Saquito, con obras poco conocidas del autor de “Cuidadito, Compay Gallo”, interpretadas por Ray Fernández y Carlitos Lage. Se le suman, también de la EGREM, el DVD Caminos del Son, con voces autorizadas sobre la historia del género, y el CD Desde el alma, un homenaje al Comandante y compositor cubano Juan Almeida Bosque, grabado en Santiago de Cuba

El plato fuerte será un gran concierto, este propio  8 de mayo, con la participación de grandes exponentes del género, “padre de todos los géneros de la música popular bailable en la nación caribeña”,  en expresión de “El Caballero del Son”.

El Día del Son Cubano fue instituido a propuesta del Ministerio de Cultura,  por el Decreto 19 del Consejo de Ministros y publicado el 2 de octubre del 2020 en La Gaceta Oficial de la República.  "Artistas clásicos, jazzistas, trovadores e incluso, profesionales de la danza y el teatro, apoyaron la decisión de que el son tuviera su día, porque corre por las venas de los cubanos, forma parte de nuestro ADN. En esta oportunidad, cada provincia tendrá su propia autonomía, líneas de trabajo e identidad visual", compartió, a propósito, Premio Nacional de Música 2008. El pianista y compositor camagueyano  ha aprovechado la más reciente campaña para pronosticar su crecimiento, la internacionalización de las venideras ediciones  y su futuroimpacto.

“Esa fecha es emblemática, y nos dio la cobertura necesaria para que se sintieran representados todos los soneros a lo largo y ancho de la Isla. Porque el 8 de mayo no vamos a rendir homenaje solamente a Cuní y a Matamoros, sino a todos los soneros, a todo el son de Cuba, el de oriente y el de occidente, el más tradicional y el más contemporáneo El homenaje es a todos, y lo que pretendemos es que cada año se vayan resaltando las figuras que más se conocen, y también otras que se conocen menos, pero que son tan importantes como las más famosas” —aseguró Álvarez en la Conferencia de Prensa donde se anunció la campaña.

Motivos sobran para celebrar.


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