Cintio Vitier, impronta de la ética martiana / Por: Astrid Barnet


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Modestia, perseverancia y honestidad son las cualidades que, en mi opinión, mejor identifican la labor del periodista, historiador y ensayista doctor Pedro Pablo Rodríguez López, uno de los más prominentes intelectuales cubanos. Durante muchos años, su entrega al estudio e investigación de la vida y la obra de José Martí avala no solo una meritoria labor, sino también y en lo fundamental, su profundo amor por nuestro Héroe Nacional.

En conversación telefónica concedida al periódico digital CUBARTE, con motivo del aniversario 96 del natalicio del inolvidable ensayista y poeta Cintio Vitier, efectuado en la sede habanera del Centro de Estudios Martianos (CEM), expresó el doctor en Ciencias Sociales e Históricas, Rodríguez López:

Cintio Vitier es símbolo de dignidad. Viví la dignidad de su pensamiento, de su acción, de su posición ética como hombre e intelectual cubano, al combatir siempre las posiciones de algunos extremistas. Cintio fue y continúa siendo una gran figura de la ética martiana y de su actuar y pensar que no solo parte de leer, de repetir y de pensar a José Martí, sino también de cómo su ética nos convoca a un lugar y camino adecuados en las relaciones humanas y, en especial, en el momento actual.

El también profesor universitario rememoró además el momento de su primer encuentro con Cintio, en la década de los sesenta del pasado siglo, “cuando publicó mi primer trabajo sobre nuestro Héroe Nacional en Anuario Martiano, revista de la Sala José Martí perteneciente a la Biblioteca Nacional José Martí, dirigida por Cintio y su inseparable compañera en vida y obra, la también escritora Fina García Marruz. Era un hombre muy afectuoso, cordial y acogedor del trabajo”.

En otra parte de su conversación, el Doctor Rodríguez López considera su mejor obra “la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, pues es mi compromiso con Cuba, con los cubanos y conmigo mismo”; para añadir que:

En relación con los espacios que faltan por llenar sobre la vida y la obra de Martí, apuntaría dos cosas que hay que observar en sus dos caras: cada época, cada generación, cada grupo humano traen nuevas miradas, intereses, puntos de vista sobre el pasado para, de alguna manera, elaborar el presente y hasta pensar y trabajar hacia el futuro. Este es el sentido de los estudios de la Historia, y es que ―por muy riguroso y exacto que aspire a ser un historiador― siempre la Historia funciona como asidero para entender el presente y trabajar de cara al futuro.

También, cada época trae nuevas formulaciones, nuevas preguntas, nuevos problemas, y reformulaciones de otros viejos. Hoy tenemos una crisis moral, una crisis ética, y es para mí mucho más importante que cualquier otro problema de índole social o económica que pueda afectar al país. Los cubanos pensamos que este es un problema tan solo nuestro, mas no es así: es un problema del mundo.

Estamos viviendo una gran crisis civilizatoria y desconocemos hacia dónde irá. Siempre que leo el prólogo de Martí al poema del Niágara, donde hace un análisis del mundo moderno y dice que han caído los viejos dioses y han surgido otros nuevos, pienso en esto: no se sabe por qué camino va a andar la humanidad en el futuro próximo, y ese texto de Martí es reflejo de lo que está ocurriendo en el mundo de hoy. Esto le da actualidad a un pensador que, por otra parte, siempre fue optimista y realista”.

Igualmente y, como cada año acostumbra a convocar con motivo del natalicio del intelectual cubano, el CEM otorgó en esta ocasión el Premio de la Crítica Martiana en sus dos modalidades: Ensayo de la crítica martiana y Artículo, a la doctora María Marlene Vázquez Pérez y al licenciado Fabio Fernández Batista, respectivamente.

 

Publicado: 21 de septiembre de 2017.


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