Cuentos de la abuela, una APK con alma


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Casi todos alguna vez escuchamos cuentos de nuestras abuelas o deseamos sentarnos en sus piernas mientras oímos la melodía de su voz. Es casi imposible que todas tengan la posibilidad de escribir relatos o poesía con la magia, por ejemplo, de Nersys Felipe, ganadora del emblemático Premio Casa de las Américas en 1975 por el libro Cuentos de Guane y en 1976 por Román Elé. Como si fuera poco, obtuvo en 2011 el Premio Nacional de Literatura.

Seguramente, todos coincidimos en que hablamos de una de las autoras más importantes de la literatura para niños y jóvenes en el país y de todo el panorama de las letras en Cuba. No es casualidad que obras suyas hayan pasado a la vida de papel en varios países, o que aparezcan en libros de textos de la Enseñanza Primaria.

Con frecuencia, gracias a la memoria, vuelvo una y otra vez a las noches en el portal de la casa cuando mi abuela Ofelia me contaba historias, que hablaban de duendes y también de güijes, de leyendas y de su etapa cuando vivía en las montañas de la Sierra Maestra. Mi abuela no era buena escribiendo, y ahora que lo pienso tal vez nunca leyó a Nersys Felipe. Mi abuela solo tenía cuarto grado, y casi no leía, ella sembraba y andaba en el campo, como quizás un personaje.

A Nersys la conocí primero por sus libros, por lo peculiar de sus historias y esa capacidad para lograr cercanía. Imaginaba sus personajes, los veía en algún amiguito o compañero de la escuela. A ella quise conocerla siempre, tal vez hasta deseaba que me cargara y narrara algunos de sus relatos, aunque a veces pasara por la línea del ferrocarril una locomotora con vagones y ese ruido, que casi no dejaba escuchar, pero no, a ella solo podía leerla.

En ese entonces no sabía que también trabajaba en la radio. Cuando aquello no recuerdo haber escuchado ningún dramatizado radial para infantes. Solo encendía el aparato para oír la narración de juegos de pelota. En ocasiones, por casualidad, llegaba hasta mí algún capítulo de novela, que mi abuela ponía.

Luego lo supe: Nersys también trabajó en la radio, y sus melodías hechizaban a miles de personas. Lo hizo tan bien, le dedicó tanto esfuerzo y talento a ese medio de comunicación, que en 2023 recibió además el Premio Nacional de la Radio. Indudablemente, desde sus libros y el alma radial, se convirtió en abuela cuenta cuentos de muchos.

Uno de los encantos de esta aplicación, que presentamos hoy, es brindarnos cinco de sus historias en voz de esa mujer, nacida el 31 de agosto de 1935, que con casi 90 años de edad mantiene la dulzura, capaz de cautivar, no solamente a los niños.

Aplaudimos este proyecto, coordinado por el radialista y promotor Yusley Izquierdo Sierra, actual presidente de la AHS en Pinar del Río y miembro de la Dirección Nacional de la organización, por el cual obtuvo la beca El reino de este mundo. Se unen aquí la literatura de una autora imprescindible y su pasión por la radio, específicamente por el dramatizado. Las habilidades y la maestría narrativa de Nersys con la voz enriquecen esta propuesta, que ojalá se extienda a otros escritores, experimentados y jóvenes.

El título, Cuentos de la abuela, nos parece el más atinado posible, porque así uno siente a Nersys en esta aplicación para móviles, y casi sin darnos cuenta podemos descubrir también a las madres de nuestros padres. Tal vez se podía nombrar Cuentos de Nersys, pero no: Cuentos de la abuela es lo mejor.

En esta propuesta todo se entrelaza como rayos de luces: el texto y voz de quien ha escrito otras obras, como Maísa y El duende pintor; la grabación y edición de Alfredo Rojas Fernández, la coordinación de Yusley y las ilustraciones de Yancarlos Perugorría, imágenes que con estilo limpio y belleza en lo aparentemente simple transmiten cierta suavidad, un espíritu apacible, que todo junto hace disfrutar cada detalle. 

Resaltamos también la colaboración de la editorial Cauce, donde se publicó el libro Solo un humito (Del cual se extrajeron los relatos), y de Radio Guamá, casa creativa de Nersys durante varios años y aliada de la AHS para más anhelos.

Otro de los elementos positivos es que no solamente nos propone los cuentos en voz de su autora, sino que Nersys todo el tiempo establece un estilo coloquial, como si quisiera una conversación, más allá de narrar, por eso nos dice, por ejemplo: “Hola, ¡qué bueno que estás ahí!. ¡Cuánto me alegro! ¿Y sabes por qué?, porque sentí deseos de contar algunos de mis cuentos, y tú ves: ya tengo quien me escuche, tú.

También nos dice: “y voy a empezar a contarte. ¡Qué contenta estoy! Bueno, son cinco los cuentos y el primero se titula Susú. También puede preguntar: ¿Quieres que te diga algo que nadie sabe?

Los otros relatos son Fefa y fifo; Pocholo y el Nana; Solo un humito; y El gallo que se mudó para la luna. En la despedida Nersys agradece por escucharla y desea otros encuentros en ese maravilloso espacio digital, sin que importe la distancia.

De Nersys, su literatura y aportes a la radio, podríamos escribir muchas más páginas. Su profunda cubanía, la bondad y humildad sin límites deben ser un ejemplo permanente para nosotros. En su literatura y en su manera de ser, en su preferencia por los mamoncillos maduros y el agua de coco dulce, o en el deseo de bañarse en el Cuyaguateje, en esa mujer que nos recibe en su casa con total naturalidad, palpita una persona admirable, un ser de luz, fuente de enseñanzas y buenas sensaciones.

Para esta aplicación Nersys volvió a los estudios de Radio Guamá. En una entrevista publicada hace varios años, ella aseguró que “todo salió de la radio, de aquellos libretos infantiles. Después, con el tiempo, muchos me dijeron que mis libretos eran literatura. Yo fui una mujer de la radio, y a este medio le debo mucho”. Esa es otra razón para agradecer este proyecto, nacido desde la Asociación Hermanos Saíz: el favorecer el reencuentro creativo con micrófonos y el ambiente radial.

En 1975, cuando Nersys obtuvo por primera vez el Premio Casa, Yusley todavía estaba lejos de nacer, tal vez sus padres ni siquiera se habían conocido. Ninguno de los miembros actuales de la AHS habíamos comenzado nuestras vidas. Ella tiene a su hija y a su nieta lejos, lo cual tal vez no le permita sonreír con toda la frecuencia que merece, pero somos muchos los que la queremos y admiramos, los que escuchamos sus cuentos con la misma atención que a nuestras abuelas de sangre.

Ella define a la niñez como esperanza; a la familia como cubierta y protección; y a Pinar del Río como inabandonable.

Ojalá nos encontremos muchas veces, en plataformas digitales, mediante libros, la radio y también en su casa, donde siempre habla de recuerdos. Gracias a Nersys y a todos los que hacen la belleza.

 


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