DÁNDOLE A LA LENGUA


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DÁNDOLE A LA LENGUA 

El nombre de María la Gorda aparece en el mapa de Cuba.

Pero… ¿por qué se recuerda a esa señora?

 

La turba piratesca tuvo su paraíso en un punto del litoral sureño de Cuba. Y tal maravilla que disfrutaron los bandoleros de la mar iba a reflejarse en palabras, en palabras que hasta hoy podemos leer en nuestros mapas.

Sí, tras los horrores del cañoneo y del abordaje, en la bahía de Corrientes los esperaba una espléndida faja arenosa, como de media legua, y con aguas que eran la mismísima transparencia. Además, cerca, un manantial para surtir sus naves antes de la partida.

Pero eso no era todo. Porque allí está María, la rolliza y complaciente María, regentando su establecimiento costero, donde se ejerce la antiquísima profesión, para beneficio de quienes, tras larga soledad marina, claman por desfogarse.

Hoy, vaya usted recorriendo con el dedo un mapa que retrate nuestra amable geografía, y deténgalo en los 21 grados con 46 minutos de latitud Norte, y en los 84 grados con 30 minutos de longitud Oeste. Allí podrá leer: María la Gorda.

 No es un frío topónimo, un nombre geográfico que nos deje impasibles.

No, son palabras mágicas, una convocatoria a viajar hasta los convulsos días de rapiña en el Caribe, cuando en esa playa la obesa María se desempeñaba como anfitriona benigna de la cansada y ansiosa marinería pirata.

(1) Su libro El habla popular cubana de hoy recibió el Premio de la Crítica.


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