De la africanía en Cuba. Ofún Bara


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DONDE ORULA CASTIGA POR FALSEAR LA PALABRA DE IFÁ

Osobo Jorocón era de muy mal carácter y siempre que se molestaba se ponía soberbio y brabucón. Caprichoso, así como era, un día se enamoró de una muchacha muy linda, simpática y buena moza y a pesar de los consejos de Ifá de que esa joven lo llevaría a su destrucción, él se empecinó y se matrimonió con ella y al poco tiempo la buena moza lo destruyó.

A Osobo Jorocón le habían dicho que tuviera más fundamentos en sus cosas y que se conformara con lo que debía ganar, le dijeron que le pusiera melón de agua a su Ogún y que a la virgen de Santa Clara un vaso de agua con una clara de huevo, un real de plata, arroz, albahaca y cuatro cucharadas de azúcar blanca; todo para que se le aclararan los caminos. Le dijeron, además, que hay que atender a los egun (espíritus) con comida en la puerta de la casa para que entre la suerte, pues por la chilekun (puerta) es por donde entra todo.

Pero jorocón así como era, no hizo nada.

Osobo Jorocón, así como era, era discípulo de Orunmila, quien a pesar de todo le tenía en gran estima. “No se confíe en ese”, le decía Oluo Popó a Orunmila.

En la tierra Kubashe donde gobernaba Oduduwa había un awó muy sabio nombrado Awó Lakuestion, en cuya casa siempre coincidían Oluo Popó, Orunmila y Osobo Jorocón.

Un día Oduduwa tenía necesidad de mirarse y fue a casa de Awó Lakuestion, pero este no estaba; cuando regresaba por el camino se encontró con el awó Jorocón, quien al verlo le preguntó de dónde venía y, ¿por qué esa cara de preocupado?

—Vengo de ir a ver a Lakuestion, pero no estaba y quiero hacerme osodé.

Jorocón le dijo: “ven conmigo a mi casa”, y le hizo Osodé, y salió el odun Ofun Bara y le mandó hacer ebó y también le cobró más de lo debido.

Oduduwa salió a buscar todo lo que le pidieron y por el camino se encontró con Osun y este, al verlo, le preguntó: ¿para qué llevas tantos animales?

—Para hacer un ebó que me mandó el awó Jorocon.

—Awó Lakuestion nunca pide tanto, dijo Osun.

Y Oduduwa le dijo además lo que Osobo Jorocón le había cobrado por la consulta.

—Ese Jorocón es un afoyudí (se dice del que no sirve ni vale). Vamos, que yo te acompaño para ser testigo de esa sinvergüencería, dijo irritada Osun, quien mientras caminaba cantaba.

 

Osun itan moyeun

Akuko baraloye Oddua

Ebóniwa Ifá Lakuestion Ashé.

 

Cuando llegaron al ilé de Jorokon, este, quien estaba esperando, se sorprendió al ver a Osun pero de cualquier forma comenzó a hacer el ebó.

Eleguá, que había oído el canto de Osun y los había seguido, al percatarse del peculado de Jorokon salió en busca de Lakuestion y al llegar a la casa de este se encontró que estaban de visita Orunmila y Oluo Popó. Eleguá habló y le contó a Orunmila lo que pasaba. Orunmila se puso bravo con su discípulo y salieron todos al camino. Oluo Popó dijo: déjenmelo a mí y diciendo esto empezó a tocar su campana y a cantar un rezo de invocación.

Al llegar a la casa de Osobo Jorokon ya a este se le habían engarrotado las manos y se le habían llenado de llagas sin poder terminar el ebó.

Osobo Jorokon lloró, lloró sin consolación.

—Eso te pasa porque Ifá condena al que especula con la religión y el Odun. Orula está bravo contigo por falseador- dijo Awó Lakuestion mientras terminaba el ebó inconcluso de Jorokon.

Finalmente Orula lo perdonó y la mano se le curó, pero con un dedo jorobado.

Así siempre recordarás que con la palabra de Ifá no se juega ni falsea.


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