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De las comillas


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Los diferentes tipos de comillas

Las comillas son un signo ortográfico que se emplea, entre otros casos, en las citas y en las frases hechas para destacarlas del resto del texto en que estén incluidas. También para resaltar o destacar cualquier palabra o frase dentro de un texto, así como en los títulos de obras literarias o científicas, si estos títulos están de forma manuscrita.

Existen tres tipos de comillas:

1. Las comillas españolas o comillas latinas, que son las que se escriben centradas en el renglón; son de forma angular y por eso se les conoce también por comillas angulares (« »).

2. Las comillas inglesas (“ ”), que son las que se escriben en la parte alta del renglón.

3. Las comillas simples o sencillas (‘ ’), que solo sirven para ofrecer significados, es decir, para entrecomillar el significado de alguna palabra o frase, o también de algún concepto o teoría. Ellas se escriben en la parte alta del renglón. Por ejemplo: Conejar: ‘Sitio destinado para criar conejos’. Conejillo de Indias: ‘Mamífero roedor parecido al conejo, pero más pequeño, con orejas cortas y cola casi nula’. No corresponden ser puestas cuando exista un texto adicional que deba ser entrecomillado dentro de un texto ya entre comillas.

Cuando un texto está entrecomillado y se desea incluir en él otro texto entrecomillado también debe ir este acompañado de las comillas contrarias. Esto es, si un texto está entrecomillado con comillas inglesas, el otro texto entrecomillado que se desea incluir en el primero deberá ser con comillas españolas, también llamadas comillas latinas, y conocidas popularmente como comillas angulares, o viceversa. Por ejemplo:

1. Javier le explicaba a su pequeño hijo: “Alguien le «da la brava» a otra persona cuando la obliga a hacer algo que no quiere”.

2. Lo escuché bien claro, le expresó un amigo a otro: «Le dijo que estaba “pasando una brisa” tremenda: Llevaba dos días sin comer».

Se omitió la doble comilla

Hace años, tuvo lugar el alevoso asesinato del obispo auxiliar de Guatemala, monseñor Juan Gerardi, quien desde hacía mucho tiempo venía denunciando valientemente las muertes y desapariciones masivas de campesinos, indígenas y otros civiles a manos de tenebrosas fuerzas reaccionarias del país centroamericano, y que solamente tres días antes de su asesinato había presentado un muy valiente informe, como coordinador general de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, en el que describía las secuelas de la represión en la tierra del quetzal.

Monseñor Juan José Gerardi Conedera había nacido el 27 de diciembre de 1922 y fue asesinado el 26 de abril de 1998 por múltiples garrotazos en la cabeza. Era obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala. Antes, en l967, había sido nombrado obispo de La Verapaz.

En esos días, apareció un suelto en un diario de La Habana sobre la gran manifestación que, como homenaje de despedida al paso del cortejo fúnebre, dieron a sus restos miles de personas en el centro de la capital guatemalteca. Y en el citado artículo leí: “Una ovación permanente acompañó el recorrido. Ya frente al Palacio Nacional, la multitud levantó el grito de Guatemala, nunca más, que se repitió hasta el final del trayecto [...]”.

¿Y por qué no se entiende lo que se quiso decir? Pues, porque faltaron las comillas que debieron ser empleadas para señalar cuál era el grito popular del que se habla en ese escrito. El pueblo gritaba: “Guatemala, nunca más”, frase acuñada por el propio monseñor Gerardi como título del citado informe presentado días antes del crimen. Debió haberse expuesto así en el periódico: “[...] la multitud levantó el grito de «Guatemala, nunca más», que se repitió hasta el final del trayecto [...]”.

Tomé estos datos de un periódico ya viejo, pero eso no importa para desearle al obispo Juan Gerardi que descanse en paz. El mundo está enlutado ante la injusticia brutal que han constituido las desapariciones y los asesinatos, sobre todo del terrorismo de Estado de la oligarquía contra los que luchan por la justicia, entre otros muchos, de los militantes de izquierda y de los responsables de los partidos progresistas, así como de monjas y curas que trabajan para el pueblo, las clases desposeídas de este planeta.

Añadiré algo ahora que tiene que ver directamente con las comillas. Hace varios años, el estilo del tratamiento de los textos enseñaba que el punto final iba antes del cierre de comillas. Pero modernamente, el estilo para la redacción de textos nos enseña que el punto final siempre va después que se cierran las comillas, nunca antes. Por cierto, igual sucede con otros signos de puntuación como el paréntesis, el corchete y la raya o guion largo, pues el punto de cierre, según el estilo moderno, va después que se cierran cada uno de estos signos de puntuación.

El origen de las comillas

Las comillas tienen su origen en la diple ( ‹ ), signo angular que, en un inicio, se usó en los márgenes de los manuscritos griegos y latinos para indicar que en la línea señalada por ella había algo relevante. Después, se empleó en textos medievales, especialmente para señalar las citas bíblicas y, más tarde, se introdujo el signo inverso, llamado diple aviesa ( › ).

Con el fin de indicar exactamente las citas, se dejaron de escribir tales signos al margen, pues se duplicaron (« ») y se insertaron en las líneas del texto, para constituirse ya en signos ortográficos. La forma actual de los tres tipos de comillas data del siglo xvi.

La diple y la diple aviesa también se denominan antilambda, pues su forma es similar a la de la letra griega lambda (Λ), solo que colocada de forma horizontal, con el ángulo a la derecha ( › ) o a la izquierda ( ‹ ).

En la actualidad la diple y la diple aviesa, como signos simples, no pueden considerarse signos de puntuación. Tienen un uso muy específico en matemáticas y en lingüística histórica. Y como signo doble (‹ ›) se denominan paréntesis angulares o corchetes angulares, y se emplean en ediciones críticas de textos antiguos para encerrar fragmentos de palabras omitidos en las abreviaturas o palabras que no aparecen en el original y son incluidas por el editor, y también en informática.


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