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¿Dónde estás mi Comandante?


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¿Dónde estás, mi Comandante?

Estoy en Dos Ríos, desembarcando junto a valientes

y  junto al más grande del siglo XIX

para en Las Coloradas, renacerlo.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Estoy en cada machete mambí alzado

en la frente digna de cada caído;

estoy en la discreción y valentía

de cada combatiente silencioso.

Estoy en la impronta de cada uno

de cada página de la Historia

que aún se continuará escribiendo.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Estoy en las montañas serranas

en los Andes bolivianos

en las selvas bolivianas

en el río Ñancahuazú,

en la escuelita de La Higuera,

en las imágenes de aquellos quienes,

más que íconos,

son y serán cada vez más humanos,

como el Che y sus compañeros.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Estoy cabalgando junto a Martí.

En aquel caballo regalo-ofrenda de un hijo negro de esta tierra:

De José Maceo, héroe,

no menos grande que Antonio.

Estoy otra vez en aquel tanque

al que no querían que subiese

y al que yo, ¡!coño!!, subí porque

el cuerpo y la mente del líder

siempre irán al frente.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Estoy en las reuniones de grandes y pequeños

De valientes nobles y miserables dispersos e hipócritas.

Estoy y estaré acusando

el lenguaje de una diplomacia simuladora

estaré acallando a todos los que se vanaglorian de ella

y que continúan sembrando, en su lugar, el lenguaje del dominio

en cualquier rincón del mundo.

Estoy y estaré en cada tribuna

junto al lenguaje de los humildes, de los desposeídos

En las filosofías y voces

de los constructores de genuinas identidades y culturas.

Estoy y estaré siempre en las Naciones Unidas

acusando con potente voz las maldades de un pequeño grupo de inhumanos

la riqueza de los desenfrenados,

la orgía de los cobardes.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Estoy y estaré siempre allí

defendiendo a los humildes,

a quienes con su sudor aman y construyen,

al lado de los niños sin pan, de los ancianos desamparados,

brindándoles y entregándoles

lo mejor y más honesto de mi pueblo: su desinterés y amor inmensos.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Necesito verte,

necesito tu mirada, tu sonrisa, tu voz, tus reclamos,

tus exigencias, tus noches de desvelo junto al pueblo,

tus palabras de enseñanza en discursos muy largos y auténticos

junto al otro que te concibió en cuerpo y corazón: nuestro José Martí.

Necesito, una vez más,

tu altísimo e inmenso capital humano como cubano y revolucionario

enalteciendo una vez más, a esta pequeña Isla

en lugar cimero en la Historia Universal.

 

¿Dónde estás, mi Comandante?

Te necesito

Todos te necesitamos

No nos abandones.

 

--Nunca los abandonaré

Me tienen y tendrán siempre muy, muy cerca de ustedes.

Junto a cada pequeño de círculo infantil,

esperándolos a todos a la entrada de una escuela

para preguntarles cómo van sus estudios y cómo deben llegar a ser

como aquellos a los que el Hombre de la Edad de Oro aspiraba

a que llegasen ser.

Estoy y estaré en cada universidad siempre abierta

a aquellos de mentes abiertas y revolucionarias

Mas no así de oportunistas y sietemesinos.

Estoy y estaré al lado de cada madre que,

en el recuerdo de Vilma,

ame a su hijo y esté dispuesta a cuidarlo, a protegerlo

a hacer de él un hombre de bien

para su Patria.

 

Estoy y estaré en la ideología y en la poesía

de intelectuales honestos y revolucionarios.

De artistas creadores y conscientes

de la salud imperecedera de nuestra Cultura nacional.

Estaré en el ritmo del trabajo

De cada obrero, de cada campesino, de cada trabajador de este país.

Estaré junto a la voluntad y amor a la palabra

Revolución,

A la necesidad, hoy más urgente que nunca,

de protegerla, de defenderla, de extenderla

en enseñanzas a cualquier punto cardinal.

De continuar, junto a ella,

con más fuerza y valentía,

sin ajuste de compromisos con elementos foráneos y recalcitrantes

imbuidos en otros menesteres apegados

y animados a dinero, intereses y exorbitantes riquezas

de prominentes “dinastías”.

 

. ¿Dónde estás  y estarás por siempre, mi Comandante?

En aquella paloma posada sobre mi hombro

que algunos religiosos atribuyeron como enviado de dios.

Mas, no fue así..

En las acciones que tú y todos realicen

por el bien de este país, de este pueblo.

Por mejorar y enaltecer lo bien hecho

en la labor cotidiana digna y ejemplar;

en cada compromiso revolucionario

que es igual a enaltecer aún más

nuestra riquísima Historia.

En la sincera lucha de cada revolucionario

de cualquier punto de este planeta;

En la filosofía de protección, cuidado y sobrevivencia

de nuestro medio ambiente

para que no perezca el hombre

En el aire que tú y todos respiren,

en cada momento de la vida

Y… te repito,

En aquella paloma que, muy suspicazmente

--¡!y qué atrevida ella!!

dejó un legado en tan solo una frase para este pueblo.

Ella sola lo hizo y habrá siempre que respetarlo y amarlo

con fruición, sin devaneos y, pensando siempre que:

De cada derrota

emergerá siempre una enseñanza y un ulterior proceder

con mucha fuerza y unidad.

¡Hasta la victoria siempre!

¡!Seguimos y seguiremos venciendo!!

 

Astrid Barnet Rodríguez

29 de noviembre/2016.

 

 


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