La 18 edición del Festival de Teatro de La Habana (FTH) inició este viernes en La Habana y promete una semana repleta de buen arte desde las tablas, un evento que al decir de su curador Omar Valiño, “ha crecido en organización y calidad”. 

“El festival tiene una larga tradición, y no nos hemos percatado lo suficiente que en enero llega a sus cuarenta años. Comenzó el 22 de enero de 1980, justo en el Día del Teatro cubano”, dijo el teatrólogo. 

Agregó que en un tiempo hubo críticas fuertes, porque era demasiado desmesurado, demasiado grande, debido a que la idea era que lo grande significaba vida automáticamente. 

“Por mi parte tengo el concepto de que la vida real nace de la calidad y son las pretensiones que hemos tenido en las curadurías más recientes: que el arco de la amplitud y la diversidad hable a través de la calidad y no a través de lo masivo, ni para lo internacional ni para lo nacional”.

Valiño afirma que en estos años el FTH ha respondido a distintas concepciones en dependencia de las épocas que ha vivido y ha tenido transformaciones a lo largo del tiempo, pero también desde hace mucho se ha consolidado como un festival internacional, aunque el término internacional no lo lleve en el nombre. 

“Ese papel es su dote central, entre la muestra y presencia  internacional y nacional. Aunque en Cuba hay un amplio sistema de acciones, el festival es el punto central de la creación escénica, seguido por los amantes de este género artístico”.

Creo que son conceptos que se han asentado recientemente. Aunque hoy las personas puedan pensar que el festival es pequeño, no es resultado de las limitaciones materiales últimas del país, sino que parten de este entendimiento conceptual. Además, que sea relativamente pequeño el festival nos ayuda a ser más organizados.  Estamos ante una edición importante.

Entre los aspectos distintos de este 2019, el curador señaló la propuesta teórica pensada para los días intermedios en los horarios de la mañana. “En este evento que se hace cada dos años han ido ganando un espacio propio las acciones relacionadas con lo teórico y con lo pedagógico, que tiene que ver con la fuerte formación que hay en Cuba sobre las artes escénicas y el papel de los críticos y los especialistas, no solo como bebedores del teatro sino gente que realiza, que actúa, los curadores”.

La curaduría gira en torno a la vida y obra de Vicente Revuelta “Queremos atrapar esas zonas históricas de Vicente con la curaduría; lugares y momentos culturales y teatrales con los que él dialogó. Si era un hombre que siempre indagó, preguntó, sostenemos la idea de que estaría hoy en ese tipo de ejercicio escénico, más que teatral, que derrumba las barreras  tradicionales”.

Las muestras presentes en el FTH 2019 refrendan lo mejor que está haciendo el teatro cubano, y desde lo internacional, traen nuevas formas de hacer para potenciar el intercambio cultural. “Algunas obras no son estreno, pero es lo más reciente que se ha hecho. En la muestra invitada tenemos obras cubanas que han renacido y que queremos que el público más joven vea, por la calidad estética de la propuesta”.

Según Valiño el festival va a estar donde La Habana ve su teatro, en salas y espacios que funcionan habitualmente. “No inventa una falsa vida, la potencia pero no la inventa, porque esos teatros se usan habitualmente”.

El crítico considera que el teatro cubano tiene una planta más alta a los cambios cualitativos y cuantitativos que produce. “Debería producir más calidad (...) El teatro cubano tiene que autoexigirse. Los creadores, las instituciones, los artistas, el público y el festival deben amparar y tener en la mira que la calidad en la diversidad es el punto que nos puede distinguir”.