El Zoológico de Maikel


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Monstruos. Pequeño inventario, de Maikel Rodríguez Calviño, publicado por Ediciones La Luz, de Holguín, en 2018, y presentado en el Pabellón Cuba en la Feria Internacional del Libro La Habana 2022, se suma a la larga tradición de recopilaciones de seres monstruosos y míticos dadas a conocer en el mundo, con descripciones e historias que forman parte de la cultura de muchos pueblos. Con un amplio registro y bien seleccionadas ilustraciones hechas especialmente para esta edición, en sus páginas se trasluce la rigurosa y paciente investigación realizada por el autor, que incluye un valioso glosario de deidades, personajes, acontecimientos, símbolos, lugares, junto a gentilicios, textos literarios, minerales, animales, culturas…, que Maikel engloba bajo el útil sustantivo “cosas”, avalados por una bibliografía integrada por enciclopedias, diccionarios, guías sobre seres fantásticos y textos sobre mitologías y mitos.

Variado y fructuoso, el libro parte de definiciones esenciales para el concepto de monstruo, como tipos y origen, y se revelan las motivaciones para escribirlo. Si bien otros autores cubanos se han interesado en seres imaginarios, esta obra se diferencia de las anteriores por la universalidad y riqueza de las explicaciones, y demuestra también cómo hoy ha crecido la fantasía basada en formas naturales de vida, especialmente por el estímulo de los videojuegos. Parece ser que el valioso narrador, periodista y crítico de arte que es Maikel recibió amenazas de un güije que exigía aparecer en sus páginas, pero por fortuna el castigo no menguó, en nada, ni su sapiencia ni sus calidades literarias.

Aves como Fénix o la trasfigurada arpía, reptiles como la salamandra o la anfisbena, fauna marina como sirenas y el kraken, gigantes como cíclopes y titanes, engendros como Pegaso o los grifos, temibles animales como el dragón o Cerbero, entre los tantos y tan raros que pueden vivir en espacios de leyenda, bajo condiciones fabulosas y sociedades imaginarias, en sitios mitológicos o virtuales, se encuentran asociados a culturas de casi todos los pueblos del planeta, como si lo fantástico respondiera a una necesidad común de los humanos. No pocos de estos seres se asocian a virtudes, o están anclados en leyendas ─que algunas veces terminaron en doctrinas─, símbolos religiosos o de religiosidad, y añaden una cuota de atractivo indiscutible. Otros son criaturas que forman parte definitiva de las mitologías de las culturas más antiguas de la humanidad.

Maikel ha tenido perseverancia y tesón para ahondar con profundidad académica en su bestiario, bajo una proyección enciclopédica que él reconoce “pequeña” porque sabe la enorme cantidad de seres que han quedado fuera de su búsqueda. Aun si creemos conocer al dedillo algunos de los que aquí se exponen, estas páginas suman detalles y especificidades capaces de sorprendernos y nos incitan a descubrir asociaciones de estas faunas con virtudes y defectos humanos. Por tal razón, la propuesta no es solo para el adolescente en formación, sino para cualquier lector curioso. Aprendemos de culturas poco conocidas y apenas divulgadas, y de las casi obligadas por los sistemas de educación y la llamada cultura occidental: lo mismo de la Grecia clásica que de las prodigiosas regiones del sur de Chile. Los seres y mitologías reunidos aportan espesor de sabiduría y densidad imaginativa; esa conjunción de criaturas con sus dioses ancestrales, esos vínculos espirituales entre historias aparentemente diferentes, evidencian que la identidad de los pueblos tiene raíces en el amalgamiento de espacios sagrados con lugares reales, pues las sociedades “divinas” reproducen, en ocasiones con mucha fidelidad, las del “reino de este mundo”.

Las ilustraciones de Osvaldo Pestana Montpeller y Noel Antonio Cabrera Fernández no solo complementan el texto, sino que resultan por sí mismas piezas capaces de recrear su mundo mágico, y merecerían una exposición. Faltaría a la verdad si callara que estos esfuerzos no tienen la mejor equivalencia en el diseño del libro. Aunque reconozco que se trata de un complejísimo volumen, de más de 300 páginas en un formato no habitual en nuestra producción editorial, el juego tipográfico en ciertos títulos y subtítulos dificulta la lectura, además de que la caja parece excedida, pues los márgenes: cabeza, pie, falda y medianil, se sienten como menguados ─a pesar de que en algunas páginas las líneas cubren menos de la cuarta parte de la superficie útil─, y apenas se cuenta con el reposo que proporcionan las áreas no impresas; seguir líneas tan largas, sobre un fondo gris, puede ser fatigoso. No descarto que la impresión no haya sido la soñada por el diseñador, pero esos avatares debemos preverlos.

Con su texto erudito, Maikel Rodríguez Calviño se convierte en voz autorizada para estos temas que, tradicionalmente dirigidos al grupo etario infanto-juvenil, resultan de interés para muchos públicos. En los prolíficos despliegues de este bestiario atípico, se incluyen las relaciones con el teatro, el cine, las artes visuales y, en sentido general, la cultura. Si bien los libros de narrativa del autor son exitosos, hay que contar con él para el mundo de la literatura fantástica, no pocas veces subestimada o menos estudiada. El texto se mueve entre caminos paralelos y ejerce una doble seducción: para lectores ávidos de fantasía y para estudiosos e investigadores, recomendable para disfrutar y para registrar informaciones confiables. Un ensayo que cumple esta doble virtud constituye una rareza para atesorar en la biblioteca familiar, un regalo que agradecemos, como muchos otros, a Ediciones La Luz.


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