El poeta, narrador, ensayista, crítico literario y escritor cubano César López, Premio Nacional de Literatura del año 1999, acaba de fallecer en La Habana a la edad de 87 años y deja como legado una extraordinaria historia literaria donde resalta la poesía como su obra más reconocida.
El poeta nació en Santiago de Cuba en 1933; estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, en Madrid y Salamanca, y en esta obtuvo el doctorado en Medicina, pero su verdadera pasión fue la literatura, y su poesía lo ha llevado a ser una de las voces más relevantes de Cuba desde la segunda mitad del siglo XX.
Su inigualable obra lírica está publicada en los volúmenes Apuntes para un pequeño viaje (1965), Primer libro de la ciudad (1967), La búsqueda y su signo (1971-1989), Segundo libro de la ciudad (1971-1989), Quiebra de la perfección (1983), Consideraciones, algunas elegías (1990-1994), Ceremonias y ceremoniales (1988), Doble espejo para muerte denigrante (1991), Seis canciones ligeramente ingenuas (1992), Pasos, paseo, pasadizos (1996) y Tercer libro de la ciudad (1998-1999).
César López participó en la lucha clandestina contra la dictadura de Fulgencio Batista, en su ciudad natal; allí conoció y fue amigo del inolvidable Frank País, al que dedicara su poemario Silencio en voz de muerte (1963).
Su narrativa revela la cotidianidad, el absurdo o lo fantástico, y sus ensayos, eruditos, lúcidos y agudos son un aporte relevante al estudio de las letras cubanas; por solo mencionar dos buenos ejemplos se deben recordar su texto sobre la novela Paradiso, de José Lezama Lima o su definición de la generación poética a la cual pertenece.
Ejerció una brillante carrera docente en universidades cubanas y en otros países como Escocia, Italia y Francia, y dictó conferencias en el Colegio de México, la Universidad de Londres, y también en Venezuela y Colombia.
Fue uno de los fundadores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, y correspondiente de la Academia Española de la Lengua.
Recibió innumerables lauros y distinciones entre ellos, el Premio OCNOS de Poesía (Barcelona 1971), las medallas de las Universidades de Turín y Málaga (1986-1988), la Distinción por la Cultura Nacional en Cuba (1988), Chevalier de L´Ordre des Arts et des Lettres (París, 1994), la Distinción José María Heredia (Santiago de Cuba, 1995) y la Medalla Alejo Carpentier, entre otras.
El fallecimiento del poeta significa una pérdida enorme para la literatura y la cultura cubana, en las que escribió páginas como monumentos de la poesía nacional.
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