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Gibara, tierra sagrada y una muestra de José Julián Martí Montero


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Gibara celebra los doscientos años de su fundación y como parte del programa más general de este año se celebra en estos momentos la Semana de la Cultura, inserto en este evento, el pasado sábado 14 de enero se inauguró, en la Casa de la Cultura “Raúl Díaz”, la muestra fotográfica Tierra Sagrada del fotógrafo cubano José Julián Martí Montero. La apertura de  la exhibición  contó con una gran afluencia de público y la presencia de dirigentes del sector cultural y del gobierno, así como de artistas del territorio y de La Habana.

 

Las  obras de la muestra personal de José Julián Martí  consisten en vistas de la hermosa villa de Gibara y de escenas de sus  actos políticos, culturales, tradicionales y festivos. Vemos en estas impresiones, desfiles plenos de alegría popular y despliegue de color, como por ejemplo en las fotos que muestran  actos del Festival de Cine Pobre, que ha llegado a convertirse en un peculiar evento no solo de Cuba, sino  del mundo, un encuentro en el que la apuesta por la calidad cinematográfica no proviene de los éxitos del mercado, sino precisamente de la valía artística de las proposiciones cinematográficas.



 

Una imagen que se reitera en la actual exposición es la de la bandera cubana, que fue la adoptada hace 148 años  en la Asamblea de Guáimaro como nuestra enseña nacional, icono que sentimos hoy con una fuerte proyección emocional, ya que aún es reciente el duelo en la sensibilidad popular por la pérdida de su máximo y más querido líder.

 

Y es que apenas ha transcurrido un par de meses desde que escuchamos la resonante voz del pueblo que a lo largo y ancho de toda la isla clamaba: Yo soy Fidel. Grito desde las entrañas de los cubanos que el mundo entero escuchó,  a la par que veía el recorrido, en la caravana de duelo, de nuestra bandera cual símbolo del álgido compromiso de una nación fidelísima a su líder y a su Revolución. 



 

La bandera ha aparecido como tema, signo y referente  a través de la historia del arte de Cuba.

 

Han sido muchos los artistas cubanos que en algún momento de sus vidas, han pintado, esculpido, fotografiado, instalado, grabado o filmado la bandera. No se trata de una motivación simple o  de una cita más, ya que el verdadero arte aporta un tejido de significados riquísimos que permiten dar muy variadas interpretaciones a obras donde la bandera aparece o se la sugiere para transmitir el significado de la identidad cubana en la creación artística.

 

José Julián Martí ha captado con su cámara instantáneas de la vida del pueblo de Gibara, que nos es revelada a través de sucesos  significativos ya sea en el ámbito cultural o político.

 

En sus fotos, ciertamente, la bandera que aparece como protagonista no fue una búsqueda específica, ni tampoco colocó artificialmente a esta en la mira de su objetivo, sino por el contrario, se halla como resultado de la captación del momento idóneo, algo que pudiera parecer consecuencia del azar, pero que en verdad deriva de la labor perseverante de un reconocido fotógrafo que ha transitado los caminos del fotorreporterismo y del arte de la fotografía durante medio siglo.

 

El uso de la cámara pudiera parecer al ciudadano común muy habitual. Máxime hoy que la fotografía digital se ha democratizado hasta el punto en que prácticamente casi todos toman constantemente fotos con sus teléfonos móviles. Sin embargo, una mirada más detenida y hasta experta, detectaría la experimentada técnica aplicada para ese testimonio fotográfico, así como percibiría que el logrado impacto visual solo puede ser el producto de muchos años de trabajo  la fotografía profesional.

 

De ahí la habilidad de Martí para captar la composición casi pictórica de la luz del atardecer, cual iluminación poética sobre el mar de Gibara, en el que navegan cinco barcos en un acto de homenaje a los cinco héroes antiterroristas cubanos; y asimismo lo logrado por el fotógrafo en otra obra donde aparece en primer plano la bandera extendida y amplísima, anchurosa como un océano, a la vez que en perspectiva de fuga, vemos a quienes la conducen por las calles. Todo lo descrito demuestra el uso de un lenguaje documental logrado con pericia y conocimiento artístico, y del mismo modo nos revela la visión estética del fotógrafo al capturar la imagen.

 

Pepe Martí, como le conocen sus colegas y amigos del medio, es un admirador de la belleza natural de Gibara, de sus tradiciones, de su gente franca y desprendida. Asimismo su trayectoria  incluye en gran medida a la fotografía  de carácter antropológico y la documental, esta última nos permite volver sobre un pasado y también, ¿por qué no?, vaticinar un posible futuro. En esa dirección la fotografía es: “El Documento Humano que siempre mantendrá al presente y al futuro en contacto con el pasado”, según expresó Lewis Hine, frase citada por la escritora y crítica de fotografía, Susan Sontag al referirse a su valor testimonial.

 

En esta, su quinta exposición personal en Gibara, desde que en el 2009 José Julián Martí mostrará sus obras en el Museo de Historia, puede el público de Gibara y los visitantes hallar fotografías que dejan un legado especial, sus instantáneas capturan con maestría y visión estética aquello que puede pensarse inapresable: el paisaje natural y humano de Gibara, la Villa Blanca de Cuba.


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