IX Taller de Intercambio de Experiencias de la Brigada José Martí: por un mejor instructor de arte / Por Indira Fajardo


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Fotos: Cortesía de la autora.

Concluyó en La Habana en días recientes el IX Taller de Intercambio de Experiencias de la Brigada de instructores de arte José Martí (BJM), cita que se reafirma como espacio necesario para socializar los resultados del desempeño cotidiano de profesionales que tienen como ámbito de actuación la comunidad y sus instituciones. Como parte de su comité académico coincidieron allí representantes del Ministerio de Educación, Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de Casas de Cultura e instructores de arte que asumieron, por primera vez, la evaluación en comisiones de trabajo.  

En esta ocasión, el encuentro situó en el centro del debate las inquietudes y vivencias con las que ha interactuado el instructor de arte durante su ejercicio, que abarca casi 15 años. Cumplido el propósito de hacer confluir las mejores experiencias de todo el país, devino plataforma para dialogar en torno a habilidades adquiridas durante el desempeño, los desafíos que enfrenta el perfeccionamiento de la educación cubana y la importancia que reviste, en el contexto actual, la coherente aplicación de la política cultural.

Desde un análisis en retrospectiva a lo largo de las nueve ediciones de este certamen, resulta interesante su legitimidad en el imaginario de los instructores, miembros o no de la BJM. La amplitud de su convocatoria permite conocer miradas diversas desde escenarios comunes lo que, en cierta medida, marca una diferencia respecto a otros encuentros donde se muestra el resultado del instructor. Aun cuando muchos desarrollen su labor en un centro educativo, cultural o comunitario y tengan las mismas funciones o tareas a ejecutar, todos tienen prácticas y modos de hacer diferentes que, novedosos o no, siempre pueden resultar enriquecedores.

Se ha transitado —a mi juicio y con ejemplos favorables— hacia una etapa de demostración de resultados de impacto social, espiritual y artístico que validan la importancia de este profesional en cualquier espacio, pero indudablemente, es aun más necesario en la comunidad. Las líneas temáticas abordadas en las ponencias expusieron todo cuanto se realiza en materia de gestión cultural y desarrollo de procesos participativos en las comunidades, la educación artística y estética como componente de la formación escolar, el uso de las nuevas tecnologías de la información; el papel del instructor de arte en la salvaguarda del patrimonio cultural, así como la promoción de la lectura y la formación de valores desde las edades tempranas.

Si bien es loable la madurez con que tratan estos temas, todavía resulta insuficiente la sistematización de los mismos. A pesar de los años de experiencias, continúa siendo una deficiencia el registro de las buenas prácticas, guías de contenidos y programas en el que queden plasmadas vivencias muy particulares de los instructores. Lo realizado en la Enseñanza Especial, por ejemplo, constituye un aporte a este tipo de educación y contribuye, sin dudas, a la aplicación de nuevos métodos de trabajo. En este sentido, es necesario que, tanto especialistas como instituciones jueguen su papel en la coordinación de esfuerzos que permitan la aplicación científica de lo que hoy se hace desde la empírica.

Por otro lado, es válido destacar la pertinencia de diseñar espacios teóricos dentro del programa del evento como la oportunidad para que el instructor de arte “de a pie” construya sus propios referentes, escuche otras voces, se apropie de visiones distintas, dialogue sobre sus inquietudes particulares, analice su contexto y lo comprenda, en aras de que contribuya a transformarlo. Todo cuanto le permita al instructor de arte desarrollar su profesión con calidad es primordial, más aun cuando a la luz de estos días se forma, de manera incipiente, al relevo.  

En suma, el IX Taller de Experiencias de la BJM, en tanto espacio de debate y circulación de ideas, provocó el análisis oportuno del instructor de arte sobre su entorno e invitó a todos, presentes o no, a mantenerse vigilantes ante el sucesivo cambio de los tiempos.


1 comentarios

yoa
20 de Junio de 2018 a las 09:56

Gracias a Indira por este artìculo, es una visiòn acertada de la realidad que hoy vive la Brigada. Mil gracias tambièn a los miembros de la Direcciòn Nacional, se nota madurez en cada proceso que estàn llevando a cabo y se resalta de manera especial el papel del instructor de arte que sirve a Cuba, desde el fondo.

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