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La guaracha no es tan cubana


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La música cubana nunca ha sido autóctona. Hasta los aborígenes que Colón encontró en esta tierra y que él equivocadamente llamó “indios”, habían venido de otras partes trayendo su música. Eran de origen Arahuaco. Los españoles, que tampoco eran de raza pura, comenzaron casi enseguida a introducir hombres y mujeres como esclavos africanos. También, mucho después, arribaron haitianos y jamaicanos atraídos por la falsa idea de que cortando caña podían ganar algún dinero. Con los chinos y hasta con los indios mayas sucedió algo parecido. De manera tal que la cultura cubana, incluyendo en primer lugar a la música, es un verdadero ajiaco donde se mezclan todas las viandas y carnes posibles, según afirmó Don Fernando Ortíz.

Ahora bien, vamos al tema que nos ocupa hoy: la guaracha, que algunos malentendidos afirman que es enteramente cubana. No es así. En España se cultivó un baile que llamaban guaracha. En América, y especialmente en Cuba, surgió un baile que le decían guaracha, pero con una estructura musical distinta. Lo mismo que sucedió con el bolero español, que algunos ignorantes afirman que dio origen al bolero cubano.

Alejo Carpentier señala en su libro La música en Cuba, que unos marineros negros trajeron a Cuba en las flotas procedentes de Europa ?pasando por México? unas coplas que llamaban “chuchumbé”, que se adaptaban a la música que luego dio origen a nuestras guarachas. De manera tal que se desprende fácilmente que el chuchumbé es el antecedente más cercano a la guaracha llamada cubana.

¿Está claro esto? Pero como sucedió con el Son, la guaracha estuvo confinada a personas consideradas como de ninguna cultura o de proceder incorrecto, tal como dice el Diccionario Provincial de Voces, de Esteban Pichardo, obra muy citada por los escritores cubanos que encuentran en ese texto una fuente de nuestros antecedentes culturales. Ahí se le llama a la guaracha “baile de la gentualla”.

Otro antecedente de nuestra guaracha lo encontramos en la “guaracha andaluza” cubanizada en el teatro bufo cubano. Esta guaracha  andaluza data del siglo XVIII y se cantaba sobre todo en Cuba y Puerto Rico; sus letras eran picarescas, festivas y jocosas, tal como más tarde comenzaron a componerse las guarachas cubanas.

El teatro bufo contribuyó notablemente a la difusión de la guaracha, pero ya mucho antes el pueblo la había hecho suya.

Según un estudio realizado por el escritor cubano Antón Arrufat, titulado “Guarachas cubanas”, la guaracha comenzó a cantarse en Cuba en el año 1868 por los bufos habaneros, las cuales eran el “plato fuerte” de sus puestas en escena.

El acompañamiento musical era el mismo de la actualidad, o sea, las cuerdas pulsadas. Ya por aquel año (1868), existían guaracheros famosos como el célebre Jacinto Valdés, que merece una crónica aparte por su participación en el conocido episodio patriótico acaecido en el Teatro Villanueva.

Las guarachas también fueron editadas e impresas por la casa editora de música de Anselmo López, que publicó una famosa guaracha de la época ?original del guitarrista Francisco Valdés Ramírez? titulada El chino bueno.

En 1877 un grupo musical denominado Los Bufos de salas, difundieron una guaracha de Ramón Ramos “Ramitos”, titulada A los frijoles caballeros, que muchos años después cantaba con mucha gracia María Cervantes acompañándose al piano.

El Teatro Alhambra contribuyó al éxito de la guaracha, ya que todas las noches se solía cantar allí; lo que hizo posible que más tarde los trovadores compusieran guarachas, tal como lo hicieron Manuel Corona, Rosendo Ruíz Suárez, Miguel Matamoros y Alberto Villalón, entre otros. Hasta el mismo Pepe Sánchez, considerado como el Padre de la Trova Cubana, compuso algunas guarachas entre las que recordamos los títulos Los tabaqueros, El dengue y La serenata.

Algunas guarachas compuestas por los trovadores merecieron grabaciones en casas discográficas importantes; como el Sello Edison, que llevó a placas de acetato de 78 RPM guarachas de Villalón y de Manuel Corona.

Ya a partir de los años treinta se hizo casi indispensable la guaracha en dúos y tríos de fama, tales como el Trío Matamoros, el Trío de Servando Díaz y el Trío La Rosa, entre otros; mientras que los conjuntos musicales, que se dedicaban más bien al Son, incluyeron en sus repertorios las guarachas, como lo hizo el Conjunto de Arsenio Rodríguez.

Tenemos en nuestro país a compositores que se destacaron con la creación de guarachas, como es el caso de Benito Antonio Fernández Ortíz (Ñico Saquito) y Bienvenido Julián Gutiérrez; un caso más actual es el de Alejandro García “Virulo”, que incursiona en la guaracha con mucho éxito.

En fin, que la guaracha cubana, aunque no es tan nuestra como se afirma, ha venido a ser un género musical muy cultivado y aceptado por el pueblo como vía de expresión de la cultura popular.

 

 

FUENTES:

?Ruiz, Rosendo: La guaracha cubana. Editorial Oriente. Santiago de Cuba, 1992

?Rodríguez Rivera, Guillermo: De Literatura, de música. Ediciones Unión, 2010

?Urfé, Odilio: Conferencia inédita. Seminario de Música Popular. La Habana, 1963


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