El aniversario 15 de la creación de la revista cultural La Letra del Escriba, del Centro Cultural Dulce María Loynaz, fue celebrado en esa sede con la presencia de un panel conformado por prestigiosos escritores cubanos quienes rememoraron el nacimiento y desarrollo de dicha publicación creada por el Instituto Cubano del Libro, a la vez que profundizaron en sus actuales dificultades, logros y perspectivas.
Dicho panel estuvo integrado por el fundador y director de dicha publicación, Edel Morales; su sub-directora y coordinadora, Basilia Papastamatíu, junto a Norberto Codina, Teresa Fornaris, Rogelio Riverón y Daniel Díaz Mantilla.
“No obstante los límites y problemas a los cuales se han enfrentado las publicaciones periódicas en Cuba en los últimos lustros, nos sentimos contentos pues hemos podido traer hoy, con motivo de la celebración del aniversario 15 de la revista de Literatura y Libros La Letra del Escriba, dos de sus últimos números: agosto-septiembre”, expresó su fundador y director Edel Morales, para agregar que “la revista fue creada el primero de noviembre del 2000 y siempre tuvo la suerte de estar presente a principios de cada mes en estanquillos y librerías de todo el país y, a veces, hasta en los lugares más insospechados”.
Acerca de las características que identifican a La Letra… subrayó que desde su inicio no sólo salió como publicación papel sino también digital “de forma que fuese conocida más allá de nuestras fronteras. Con una tirada de diez mil ejemplares, es también una revista inclusiva de temas variados, consta de 16 páginas, y está pensada desde la intelectualidad, mas no tanto dirigida a escritores puros, sino a intelectuales y lectores de distintos perfiles identificados con la lectura. Todo ello permite en ella una variedad de enfoques que la hacen una publicación atractiva.
Recalco que en La Letra… "se han publicado trabajos sobre los autores cubanos contemporáneos residentes en la Isla y en el extranjero, al igual que autores clásicos cubanos de otras épocas y de otros países. Igualmente, su diseño ha ido evolucionando con el tiempo, siempre tratando de comunicar una imagen visual atractiva y estableciendo diálogos con el resto de las revistas culturales de la Isla”.
La poeta Teresa Fornaris, fundadora también de la revista, recordó sus primeros pasos en ella junto a Edel: “Su entusiasta proyector y animador. Así asistí a ese nacimiento como quien mira tras el cristal la emoción desbordada de sus padres y aunque mis tareas eran otras, iba escuchando: ¿Será un tabloide? ¿Papel gaceta o papel bom? ¿Presillada o no presillada? Escuché el comentario sobre el diseño de la primera cubierta (…) Quince años es mucho tiempo para recordar. De lo que transcurrió apunto todo el esmero que se proyectó en la selección de los textos, el trabajo cuidadoso de edición que hacía Yamilé, el despliegue artístico que entregaba cada mes un muchacho de nombre extensísimo (Manuel Domínguez Diezcabezas de Armada), la corrección de mi tocaya, Casariego. De sus contenidos, guardo la impresión inicial que me dio el texto de Graziella Pogolotti sobre la proyección de la Literatura, la comunión distante de autores como Safo o Heredia (…) La Letra… fue testigo de todo lo que aconteció y acontece en materia literaria. Pero no todas fueron glorias, ni momentos de agrado (…) Había que conversar, convencer, para no dejarse vencer por las limitaciones, acomodándose a cada circunstancia sin hacer concesiones”.
El editor de dicha publicación, hace casi doce años, el escritor Daniel Díaz Mantilla, hizo referencia a las circunstancias particulares en las que se realiza una revista en Cuba.
“En nuestras reuniones a veces tenemos estéticas divergentes, generacionalmente también algunas diferencias y, sin embargo, estamos dentro del mismo equipo de trabajo día a día para que la revista salga mensualmente; pero, para lograrlo hay que trabajar arduamente día tras días y en ocasiones, noche tras noche. Mas, ¿cómo lograr un consenso? ¿Sobre qué bases pueden trabajar personas y condiciones distintas desde un punto de vista literario (estética y social), para lograrlo? En Cuba existen una serie de circunstancias que no concurren en otros países donde también están presentes, y es el hecho de que los artistas puedan reunirse por afinidad ideo-estética y crear una publicación sobre la base de un consenso literario. Las revistas institucionales tienen un deber fundamental, y es el de ser lo más abiertas y democráticas posible. Todo ello nos obliga a llenar ciertos vacíos, a confeccionar un número que no representa tan sólo discutir como escritor desde su posición, sino también desde la posición y defensa de puntos de vista de otros escritores, al igual que de las expectativas del lector, aunque esas no correspondan con las de uno mismo. Si durante estos quince años no hubiese existido esa apertura, esa capacidad de dialogar, de observar mucho más allá de uno mismo, no hubiese podido realizarse una revista como La Letra… cuyo aniversario hoy celebramos”.
Rogelio Riverón, quien forma parte del Consejo de Redacción de la publicación, afirmó que “a quince años de su aparición La Letra…ha dado fe de un estilo lo que parte, en mi opinión, del hecho de saber medir su alcance Se trata de una revista breve, un tabloide de 16 páginas, que ha sabido adecuar su contenido de acuerdo con una gradación inteligente. Hecha como es común a base de secciones fijas nos ofrece en esa especie de ventanas, un panorama de la literatura que va de lo cubano a lo universal, estableciendo casi siempre un careo afable y sagaz. Teoría, opinión, versos, narrativa, adelantos de libros, noticias y convocatorias que dan cuerpo a una estrategia de actualización de sus lectores que, hasta hoy, no suele pecar de superficialidad”.
Por su parte Norberto Codina escritor, director y decano de la Gaceta de Cuba, confesó sentirse “muy cercano y cómplice a La Letra… pues gracias a ella he podido preservar una virtud o actitud de la cual me jacto y es que siempre que me dan una oportunidad publico en esta revista, porque creo en su perfil, creo en el balance que ha logrado y porque, aunque sus directivos se duelan de que hoy hablamos en este aniversario del número de septiembre, hasta hace poco tiempo lograron mantenerse con regularidad (…) Ha logrado también una construcción a partir de sus secciones fijas que contribuye al balance, a su perfil editorial y al papel de difusión que se propone. No creo, por suerte, que esta sea la revista cultural de la familia cubana —a eso no aspiran sus editores—, creo también como ellos en las grandes minorías, y sí estimo que está dirigida más bien a un lector avezado (…) En cuanto a afinidades y discrepancias, un hombre sabio como Pedro Henríquez Ureña decía que toda revista se gesta en torno a un grupo afín en alta tensión intelectual. Cualquier afinidad parte de las discrepancias. (…) Esas discrepancias y contradicciones constituyen la salud y el oxígeno de La Letra… y de lo logrado por su equipo”.
Finalmente el director de la revista, el poeta Edel Morales, acotó que “esperamos en las próximas semanas tener listos los números de octubre, noviembre y diciembre; de manera que para la Feria Internacional del Libro estarán todos presentes con certeza”. Seguidamente hizo una reseña de algunos de los trabajos de los números (agosto-septiembre), presentados en este aniversario.
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