La voz atorrante en América (II parte)


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¿Dónde está el origen de la voz atorrante?, ¿cuándo, cómo y dónde surgió? Para eso hay que analizar diferentes fuentes argentinas.

Veamos ahora lo que nos dice el periodista argentino Eduardo Pagoriles en un artículo de 2002: “Los curiosos orígenes de algunas frases cotidianas de los argentinos”, publicado en el diario Clarín, de Buenos Aires, según un recorte que guardé hace más de diez años. En el artículo acerca del origen de la frase “Ser un atorrante”, expresa que significa: ‘Ser un vago, alguien que vive al día y sin trabajar’, y acerca de su origen continúa expresando: “Cuando se construyeron las primeras cloacas modernas en Buenos Aires, a fines del siglo XIX, se usaron enormes caños cuyo fabricante era un tal «A. Torrant». Eran el refugio elegido por los mendigos para dormir. De atorrante deriva el lunfardo rante y rantifuso”.

Bien, según el periodista Pagoriles, este es el origen de la palabra atorrante, pero voy a abundar acerca de lo dicho por él.

En primer lugar, aclararé que en Argentina, como en otros países, se le nombra caño a un ‘tubo, particularmente el que forma, junto con otros, las tuberías’, y también es ‘albañal’, o sea, ‘conducto de aguas inmundas’.

Ahora bien, existen varias opiniones acerca del origen de la palabra atorrante. Una de estas teorías, la más arraigada en la mente del pueblo, se debe a una supuesta marca en los caños utilizados en las obras sanitarias de la ciudad de Buenos Aires, que tenía el nombre del fabricante: “A. Torrent” o “A. Torrant”.

En Buenos Aires se comenzaron las obras de construcción de un sistema de cloacas y red de desagües pluviales en 1872, pero por problemas financieros estas obras se paralizaron en 1877, y no fue hasta 1883 que se reiniciaron. Es en esta última fecha que se comenzaron a construir las nuevas cloacas, que no eran de hierro, sino hechas in situ, de hormigón y trozos de barro cocido en el fondo, y empezaron a instalarse en 1883-1884.

Miguel Cané (1), en Prosa Ligera, de 1903, asegura que la palabra atorrante era (en ese entonces) de introducción reciente en el habla popular, y continúa:

“Después de haber vivido más de un cuarto de siglo, la oí por primera vez en mi tierra, allá por 1884, de regreso de Europa donde había pasado algunos años. Se me dijo entonces (no hay lomo como el de la etimología para soportar carga) que el vocablo tomaba su origen en el hecho de que los individuos [...] dormían en los caños enormes que obstruían entonces nuestras calles [...]”. Y confirmaba que tales individuos dormían dentro de esos caños por carecer de domicilio y de trabajo.

Fue Eduardo Gutiérrez (2) quien escribió en 1883 un artículo titulado “Los atorrantes” y creó la palabra para designar a los hombres y mujeres en quienes la vagancia llega a constituir una enfermedad, pues cuando se fue a utilizar unas cañerías se encontró en el amplio depósito de estas que estaban ocupadas por unos vagabundos.

En 1889 Silverio Domínguez (3) publicó un trabajo en el diario El Río de la Plata acerca del artículo anterior, y en él dice que allí se “[...] bautizó con el nombre de atorrantes, sinónimo de vagabundos, aunque esta palabra no exprese fielmente el significado de atorrante que de uso frecuente ya en el país, se da al que en nada se ocupa, al que nadie sabe cómo puede vivir sin trabajar, ni llenar sus necesidades, siendo ahora corriente emplear el verbo atorrar, por la expresión de matar el tiempo, holgazanear [...]”.

Mucho después, Mario E. Teruggi (4) escribió: “[...] que no se ha podido corroborar [...] el origen de atorrante a unos grandes caños que llevaban la marca de su fabricante A. Torrent o A, Torrant [...]”. En investigaciones posteriores, se ha evidenciado que esas obras estuvieron a cargo de tres ingenieros ingleses, y que la instalación hidráulica para la red cloacal y de desagües pluviales fue provista por la firma Chester Hydraulic Engineering Company. Además, el historiador Jorge Alberto Bossio (5) realizó una exhaustiva investigación en Barcelona y otras importantes ciudades españolas y no encontró datos de que existiera algún fabricante de caños en el siglo XIX con el nombre de A. Torrant o A. Torrent.

En la Argentina existe una frase que es equivalente a la española mandar a freír espárragos o a las cubanas mandar a freír tusas o mandar a empinar chiringas, que se usan para despedir a alguien con aspereza, enojo o sin miramientos, y me refiero a la expresión mandar a irse a vivir a los caños, y en ella está presente, al ser dicha, la  recurrente historia del origen de atorrante. Todavía, actualmente, existen muchas personas que afirman que el origen de la palabra está en una inscripción que tenían aquellos enormes caños de A. Torrent.

¿Pero, acaso, es esta la única teoría?

 

Continuará…

 

Notas

(1) Miguel Cané (1851-1905): Escritor y político argentino, una de las figuras más representativas de la Generación del 80 en la literatura argentina.

(2) Eduardo Gutiérrez (1851-1889): Escritor argentino. Se destacó por sus obras de carácter costumbrista y gauchesco.

(3) Silverio Domínguez (1852-?): Médico y escritor español, residente en Argentina.  Utilizaba como seudónimo el de “Ceferino de la Calle”.

(4) Mario Egidio Teruggi (1919-2002): Escritor argentino.

(5) Jorge Alberto Bossio (1926-2006): Miembro de Número de la Academia Porteña del Lunfardo.


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