"Las aventuras del Almirante"


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El Almirante eres tú, Pablo
Mercedes Santos Moray

 

La poetisa, escritora, crítica y periodista Mercedes Santos Moray (1944-2011) es la autora del libro Las aventuras del Almirante, publicado por la Editorial Gente Nueva, y basado —fundamentalmente— en los testimonios orales de su hermana Ruth, así como en otras fuentes.

La carismática intelectual cubana estudió con profundidad la vida y la obra, así como la breve, pero fructífera trayectoria revolucionaria del escritor, periodista y combatiente antifascista, Pablo de la Torriente Brau (1901-1936), para escribir ese texto, devenido joya de la literatura cubana contemporánea, gracias a la amenidad de su inconfundible estilo poético-literario, y dirigido —en particular— a «la arcilla fundamental de la sociedad».

En las muchas pláticas que sostuve con la doctora Santos Moray, cuando hablaba del Mártir de Majadahonda, me decía: «a ese ser humano tan ser humano le zumbaba. Por valiente y por rebelde contra lo mal hecho».

En ocasiones, era audaz y atrevido, porque le era difícil controlarse, como —por ejemplo— cuando retó a duelo a muerte o a fajarse a puñetazos, en cualquier esquina o callejón habanero, al director del  Diario de la Marina, por haber ofendido con sus serviles palabras al movimiento estudiantil y obrero.

Ella se reía a carcajada limpia cuando evocaba la reacción de «Pepinillo» (así le decían al director de ese medio de prensa, al servicio de los más reaccionarios intereses de la burguesía nacional y el imperio estadounidense), quien declinó el enfrentamiento con la excusa de que su posición socio-económica y su religión (¿?) no se lo permitían.

Por otra parte, no tuvo el coraje suficiente para decírselo al joven revolucionario cara a cara y le envió la notificación correspondiente con su secretario particular, mientras se encerraba en su despacho y avisaba a la policía machadista de que su vida corría peligro inminente.

Pablo —como cualquier ser humano— tenía virtudes, defectos, debilidades, inconsistencias, necesidades, debilidades, pero descubrió en sus progenitores y maestros los valores éticos, humanos, patrióticos y espirituales sobre los cuales se estructurara su multifacética personalidad.

«A él —precisaba Santos Moray— había que amarlo u odiarlo con todas las fuerzas de nuestro ser».

En el tiempo que dedicara a pesquisar la vida y la obra de Pablo, nunca percibió la más mínima duda o contradicción que obstaculizara la lucha a favor del pueblo cubano, oprimido por el «asno con garras» —como calificara el poeta y jurista Rubén Martínez Villena (1899-1934) al dictador Gerardo Machado y Morales (1871-1939) — o el pueblo español, masacrado por la sanguinaria bota fascista.

Al inolvidable luchador antiimperialista lo educaron en las ideas martianas y aprendió a leer en las páginas de la revista ilustrada La Edad de Oro, obra obsequiada por su abuelo puertorriqueño, don Salvador Brau, para sembrar en la mente y en el alma de su pequeño nieto el amor a todos y la firmeza para defender la libertad e independencia de los pueblos.

Me agradaría finalizar con una frase de Mercedes Santos Moray, que constituye una verdadera radiografía psicológica y espiritual realizada a Pablo de la Torriente Brau, quien « […] nos enseñó a hablar con los muertos, especialmente a través de su novela Aventura del soldado desconocido cubano, y nos guió por senderos de dignidad, a ser intransigentes frente a los problemas de principio y a oponernos a la injusticia, proceda de donde proceda […].  Y, además, a percibir el ejercicio poético-literario y periodístico como madre nutricia de ética, humanismo, patriotismo y espiritualidad».

Esas y muchas otras virtudes, que rebasarían —con creces— el contexto de esta reseña, podrán descubrir los/as jóvenes lectores/as en las páginas de Las aventuras del Almirante.

Mercedes Santos Moray era licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas y doctora en Ciencias Históricas por la Universidad de La Habana. Ejerció la docencia superior en la Facultad de Filología de la capitalina Alma Mater y el periodismo en el semanario Trabajadores, así como en los más disímiles medios de la prensa plana y digital.

Publicó, en editoriales cubanas y foráneas poemarios, ensayos y novelas, y además, recibió varios reconocimientos y distinciones por su fecunda obra poético-literaria y periodística, la cual legara a las actuales y futuras generaciones de intelectuales insulares.  


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