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Los comerciales de Suaritos. Mitos y realidades


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En nuestro largo lagarto verde- como bautizara a la isla de Cuba el Poeta Nacional- existen historias, que a fuerza de ser contadas y repetidas de forma consuetudinaria, muchas personas las dan como ciertas sin el menor asomo de duda; algo así como que las mentiras repetidas sistemáticamente, como sentenciaba cínicamente Paul Joseph Goebbels, se convierten el sólidas verdades.

Recuerdo como en mi natal Santos Suárez se relataban aquellos supuestos picarescos  anuncios de la Radio Cadena Suaritos con la consabida introducción de: “Caballeros, ¿oyeron la última de Suaritos? El gallego la botó…Y detrás venía un anuncio de un doble sentido , que en aquella época de estrictas normas de moralidad formal e influencia clerical, era prácticamente inadmisible su transmisión a través del éter sin una censura posterior. También recuerdo que en mi casa natal, habitada por una gran familia, eran bastante asiduos a la emisora en cuestión y puedo asegurarles que jamás escuché un comercial con  tales expresiones que rayan en lo obsceno, como los que se contaban en los barrios habaneros y se adjudicaban a Suaritos. Como ejemplos de esos apócrifos “suaritazos” podemos citar los siguientes: “En la fabada donde cae un chorizo Nalón, no queda una judía señorita…” o aquel otro de: “Póngase en cuatro señora, póngase en cuatro señor, póngase en cuatro horas de La Habana a New York en los super-constellations de Cubana de Aviación. ¡A la vanguardia del progreso aéreo!

Cierto es que antes de la nacionalización de los medios de difusión en Cuba, existía una emisora de radio en La Habana, sita en la calle 25 No.1115 entre 6 y 8 en el Vedado, propiedad del señor Laureano Suárez, cubano con acento español, llamada Radio Cadena Suaritos, con programas que llegaron a alcanzar, al decir de aquella época, altos “ratings”  de audiencia.

También es verdad que en la emisora de Suaritos logró gran difusión un programa de cantos rituales yorubas y lucumíes dirigido, durante doce años, por el talentoso músico Obdulio Morales Ríos, quien fuera el creador del Coro Folklórico de Cuba en el que se iniciaron cantantes de la talla de Mercedita Valdés, Celia Cruz, Xiomara Alfaro y otros de gran valía. El programa tenía como solista principal al cantante folklórico Felipe Gil Alfonso y, ciertamente, fue la primera transmisión radial de un espacio  de ese tipo en Cuba.

A través de la emisora de marras salieron al éter  voces como la de Manolo Fernández, Celina y Reutilio, el dúo de María Teresa Vera y Lorenzo Hierrezuelo, el singular trío América, Fernando Albuerne, Amelita Frades, Panchito Riset y otras muchas rutilantes estrellas del firmamento artístico nacional e internacional de la época y se difundieron compositores de la talla de Cheo Marquetti, Juan Arrondo, Ñico Saquito…Por solo citar algunos.

Tampoco es falso que uno de los rasgos característicos de la emisora fueron sus comerciales, en los que primaba lo jocoso y lo picaresco, como estos que a continuación le ofrecemos.

Una voz quejumbrosa, con tono plañidero de plegaria suplicante, prácticamente imploraba: “Aaagua le pido al Señor”, tras lo cual se escuchaba la locución en la inconfundible voz de Suaritos que decía: “Unos se la piden a Dios, otros se la piden  al alcalde y yo se la pido a San Agustín (marca de agua mineral embotellada de la época).

Otro de los anuncios rezaba: “Las cosas claras y el chocolate La Española” parafraseando el tradicional refrán español. Suaritos le imprimía un sello hilarante y un muy particular acento español, que parecía auténtico, a sus mensajes propagandísticos y lograba el éxito deseado, por lo que contaba con un gran número de radioyentes y, por ende, de anunciantes.

Existió mucho de fantasioso aporte a las anécdotas que luego se contaron sobre los anuncios de Radio Cadena Suaritos, adjudicándole comerciales con doble sentido que en realidad eran de autoría popular.  Acerca de este último aspecto, a raíz de las nacionalizaciones de las emisoras radiales, surgió un cuento vernáculo que se hizo muy famoso por su gracia y su ingeniosidad y que tenía a la Radio Cadena Suaritos como personaje central.

 Se contaba que un inspector del Ministerio de Educación se dirigió a Suaritos y lo multa por sus comerciales de doble sentido, explicándole sobre la nueva ética revolucionaria en la educación y advirtiéndole que,  en caso de persistir con ese tipo de anuncios nada educativos, se le intervendría la emisora radial. Al día siguiente, la Radio Cadena Suaritos informaba a sus radioescuchas  sobre un cambio de tónica de sus trasmisiones y anunciaba que, acorde con los lineamientos de la revolución de elevar el nivel cultural y educacional de la población,  se trasmitiría una clase de matemáticas mediante la resolución de la siguiente ecuación: Bombín igual a bombón, cojín es igual a X… y concluía con un: a mi me importa tres X que me quiten la estación. Vaya, que para inventar cuentos de relajo, si los cubanos no tienen el record, sí tienen un muy buen “average”.

  Hasta más ver.


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