El dinero fácil quebranta la espina […]
José Martí

El escritor Pablo Bergues Ramírez, guionista del popular espacio televisivo Escriba y Lea, es el autor de la novela policiaca Más allá de Laura, publicada por la Editorial Capitán San Luis, y laureada con el Premio del Concurso Aniversario del Triunfo de la Revolución, convocado por el Ministerio del Interior (MININT) 2010.

La trama de esa novela se desarrolla en la Ciudad de las Columnas y gira alrededor del misterioso asesinato de una jinetera (eufemismo con que se designa en nuestro medio a la mujer que vende el cuerpo y el alma), presumiblemente cometido por un travesti. Detrás de ese asesinato, que parecía algo muy común en el mundo marginal de cualquier ciudad del orbe, había toda una conspiración, liderada por los enemigos históricos de la Revolución Cubana para tratar de desestabilizar la situación política del país, donde la oposición es un sueño trasnochado de quienes viven añorando, aquí o en la diáspora, el desplome del socialismo criollo.

A partir del crimen de que fuera víctima Laura por parte de un gay travestido, miembro de un núcleo delincuencial, y por ende, contrarrevolucionario (dos categorías que se presuponen), se desata una serie de hechos de sangre que el MININT y hasta las fuerzas de la Seguridad del Estado deben investigar, ya que, en el trabajo de terreno (al decir de los antropólogos), se descubrió lo que verdaderamente había detrás de aquel aparente ajuste de cuentas entre una jinetera y un travesti.

Con el objetivo llegar al final de las pesquisas emprendidas, los investigadores de esos cuerpos armados penetran en el mundo de la prostitución femenina y masculina, la marginalidad, el vicio, la droga, hasta ir atando cabos para ir revelando, como «llega cojeando poco a poco la verdad de la mano del tiempo», al decir del filósofo griego Annon, las intrigas que los llevaran —de forma gradual y progresiva— al eje central o núcleo fundamental del plan urdido por los autores intelectuales (la estadounidense Agencia Central de Inteligencia —CIA—), para armar un mayúsculo escándalo mediático en medio de la visita a la mayor isla de las Antillas de Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, acaecida en los últimos días del mes enero de 1998.

El objetivo de esa algarabía periodística no era otro que hacerle creer a la opinión pública, tanto nacional como internacional, que en Cuba existe un movimiento opositor organizado (por la Oficina de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, ¿por quién si no?)

Esa farsa sangrienta estaba concebida para tener un final trágico: el secuestro de un diplomático extranjero, la voladura de una residencia en Miramar y la eliminación de todos y cada uno de los/as involucrados/as en esa misión ultrasecreta diseñada cuidadosamente por los «expertos» de la CIA, quienes llevan cometiendo errores tras errores durante más de medio siglo, mientras la Revolución avanza indetenible, no obstante las piedras colocadas en su camino por el gobierno norteamericano de turno por la mafia anticubana radicada en el sur de la Florida, y por los grupúsculos que operan en nuestra plataforma insular.

Los personajes negativos de esa novela están muy bien diseñados desde la vertiente psicopatogénica: están fría y emocionalmente encallecidos, lo cual deviene un rasgo patognomónico (condición morbosa indispensable), que caracteriza a los sujetos con personalidades psicopáticas o sociopáticas, quienes en su accionar son peores que el hampa norteña.

Ahora bien, los integrantes de esa fauna infrahumana, motivados por intereses fundamentalmente económicos, liberan la «bestia salvaje» que yace agazapada en el componente instintivo del inconsciente freudiano, y son capaces de hacer lo que fuere necesario… por monstruoso u horripilante que pudiera ser con tal de obtener dinero contante y sonante.

Tanto era así, que fueron eliminándose uno tras otro para cumplir las orientaciones de los jefes superiores de la CIA, la cual —como es habitual en el proceder de dicha dependencia— trata por todos los medios a su alcance de no dejar huellas tangibles de sus fechorías, perpetradas contra la nación cubana, los líderes de la Revolución y el pueblo que vive, ama, crea y suena en nuestro archipiélago.

El oficial de la seguridad, Perdomo, quien había permanecido en silencio durante todo el tiempo que duró la pesquisa policial, como si solo hubiese asistido a ese encuentro con el único propósito de escuchar reflexiones y conclusiones aportadas por los demás miembros del equipo de investigadores, al escuchar el nombre de la difunta Laura, expresó con no disimulada gravedad:
«Yo creo que hemos tenido que vérnosla con gentes peores que la mafia, [la cual] tiene su código [“ético”]. No mata a quien le sirve, sino a aquel que le traiciona o es su enemigo jurado. Por eso, para mí, no son más que una manada de lobos [esteparios, al decir del poeta y novelista suizo-alemán Hermann Hesse (1877-1962), Premio Nobel de Literatura 1946]».

Pablo Bergues (nombre con que se le conoce en el medio literario), miembro activo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), ha impartido conferencias en países de la Unión Europea y del Oriente Medio. Ostenta la Distinción por la Cultura Nacional, así como disímiles reconocimientos locales.

Las obras Propietario del alba (1991), Habanera invernal (1993), e Indagación de abril (2007) han sido premiadas, en el género novela, en el Concurso Aniversario del Triunfo de la Revolución. En ese mismo certamen, el libro de relatos cortos Un asunto muy personal fue premio de cuento (1995) y se le otorgó Mención en el Premio UNEAC (1975).