“Pasaron años, desde las tinieblas y los demonios, para que yo pudiera encontrar mi filosofía de escritura: consiste en escribir sobre la gente simple, la gente pobre que tiene luchar el día a día”, confesó el reconocido escritor y periodista Pedro Juan Gutiérrez en el homenaje que le brindó el Instituto Cubano del Libro a través del espacio El autor y su obra, realizado este 26 de septiembre en una Biblioteca Nacional de Cuba José Martí llena de seguidores y admiradores del creador.

“No me interesa escribir sobre gente importante y singular, no me interesa la gente que deja huellas, no me interesan los héroes… me interesan los que tienen sus propias reglas, los que construyen su propio mundo y viven apartados de la gran corriente”, declaró el autor de Trilogía sucia en La Habana, uno de los best seller más leídos y buscados de la literatura cubana contemporánea, radiografía antropológica y sociológica del mundo marginal en los años duros del Período Especial. 

El también poeta, nacido en Pinar del Río en 1950, admitió no tener un método específico para escribir ni creer en ellos, a los escritores jóvenes no les recomienda, “no me gusta hablar de esas cuestiones del oficio… hablar sobre ello trae mala suerte. No existe una ingeniería de la escritura”. La lectura ha sido su método, “cuando tenía 20 años ya había leído muchísimo”, comentó. Tuvo un inicio errático, quería hacer cuentos, pero, le resultaban baldíos y los desechaba, rompió muchas hojas, “lo echaba todo a la basura”, dijo. 

Luego de un recorrido incierto por la literatura, de no encontrar su voz propia, en 1994, llega a Centro Habana, lugar que le sirvió de refugio existencial. Y allí encontró lo que necesitaba, una filosofía para sus cuentos “todo producto del azar”. Escribe de todo lo que ve desde una azotea habanera, cuentos que fue guardando en una carpeta y al cabo de unos años más tarde conformaron Trilogía…

En todo ese tiempo entrenó su intuición, buscó su propia filosofía, “solo escribía de lo que me causaba asombro, no era un proyecto intelectual, no escribía para lograr algo, escribía por gusto, lo que me parecía interesante, diferente”.

Sobre toda su obra varios puntos de vistas fueron ofrecidos en un panel integrado por los escritores Francisco López Sacha, Jorge Fornet y el investigador Rafael Acosta de Arriba, moderados por el periodista Fernando Rodríguez Sosa. 

 Al tema del erotismo, de altos niveles, descarnado y sin tapujos en la obra de Pedro Juan, se refirió Acosta de Arriba, “cuando apareció Trilogía, los lectores sufrieron un fuerte estremecimiento…por la historia alucinante de violencia, sexo, pobreza y desesperación que allí se narraba”, dijo. Luego agregó, “una nueva voz había aparecido súbitamente en el paisaje del país, una voz llena de ira, soez, procaz, sin pelos en la lengua… impactó la manera cruda y descarnada que se narraba el sexo desde la primera hasta la última página, los personajes de Pedro Juan vivían en el sexo permanentemente”.

Refirió también que este tópico asume nuevos niveles en El Rey en La Habana y Animal Tropical, igualmente en su poesía.

Jorge Fornet se detuvo en el ciclo narrativo de Centro Habana en los años 90 del siglo pasado, “nadie como él encarnó esos momentos”, dijo. Mientras Sacha lo calificó como un narrador neoexistencial, con una poética narrativa del sin sentido por la vida que viven sus personajes, “retrata la vida marginal cubana como una existencia sin sentido, desde una perspectiva filosófica del neoexistencialismo”.

El actual director de la editorial Arte y Literatura, Osmany Echevarría, hizo entrega del reconocimiento Dulce María Loynaz por la obra de toda la vida.