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Presencia de Umberto Eco en la Semana de la Cultura Italiana en Cuba


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Conferencia sobre Umberto Eco, fue el título de la intervención de la doctora Graziella Pogolotti, Premio Nacional de Literatura, en el capitalino Centro Cultural Dulce María Loynaz, con motivo de la celebración de la XIX Semana de la Cultura Italiana en Cuba (21-27 noviembre).

“Tras concluir la segunda conflagración mundial, la Italia que emergía en las décadas de los cincuenta y de los sesenta lo hacía por diversas vías, entre ellas la más difundida y conocida fue la de la esfera cinematográfica por su realismo innovador al imprimir una imagen muy distinta a la de Hollywood”, inició su intervención la doctora Pogolotti para destacar seguidamente que “fue el  Neorealismo italiano una especie de reacción radical ante un universo edulcorado por cierta cinematografía que había dominado hasta la fecha el mercado internacional del cine; mas esta presencia italiana no sólo la pudimos ver en el cine, sino también en el surgimiento de un buen número de autores literarios y de traductores portadores de una tónica diferente de creación marxista dentro del plano del pensamiento y de la estética”.

Durante ese período de post guerra es reconocido el papel de Italia en el mundo del diseño gráfico e industrial –las corbatas, el calzado, las máquinas de escribir italianos estaban entre los más cotizados del mundo–, con una visualidad completamente diferente a la promocionada por los artículos norteamericanos. Visualidad que le concedió al diseño industrial el papel protagónico que aún posee en la configuración de una imagen, de un panorama, y de la cual Cuba recibió también influencia.

Rememoró en Umberto Eco su pertenencia “a una generación que emerge con la guerra –al conocerla durante su infancia–, y desarrolla su pensamiento en esa inmediata post guerra tan prolífica; su formación es académica (Universidad de Turín), con puntos de partida en la filosofía y en los estudios medievales. Pero sería paradójico pensar que alguien tan vinculado a la problemática de la Modernidad se hubiera formado en estudios medievales, sin embargo en el desarrollo de su pensamiento existen enfoques iluminadores de ese proceso (…). Entre la Edad Media y el Renacimiento se produce un cambio epocal radical en lo referente al modo de leer el universo y similar cambio fue el que comenzó a percibir la generación de Eco. Así fue en el terreno de la filosofía al pasar de un mundo platónico al aristotélico de las realidades concretas, y es este mundo de Aristóteles el que se está moviendo en sentido inverso en la etapa actual en que vivimos. Es así como estamos pasando (nuevamente y de algún modo) al mundo de las sombras, de las apariencias platónicas”.

Hay que decir que, entre los grandes temas que fueron debatidos durante los cincuenta y, en especial en los sesenta, estuvieron no sólo los dedicados al colonialismo, al papel de la intelectualidad…, sino también los dirigidos a la Cultura de masas, temática que llega a ser preocupación fundamental para Eco.

“Y es por ello que introduce la Semiología con vista a aprender a leer las realidades, a descifrar sus signos y códigos, como justo enfrentamiento a las fronteras entre lo ilusorio y lo real; en su obra existe un componente de estudios históricos y de difusión extremadamente rigurosos, al igual que una narrativa de singular importancia y que ha contribuido notablemente a su popularización”, significó.

La intelectual cubana hizo referencia, entre otros problemas, a lo que Eco define sobre cuál debe ser la función del intelectual dentro el contexto en que vivimos y, en específico “hago referencia en esta conferencia a su trabajo de difusión a través de la publicación de artículos en publicaciones periódicas de gran rigor científico y en una estrategia comunicativa donde ironía y humor desempeñan un rol fundamental. Un buen número de esos trabajos referidos al mundo actual donde se mueve lo ilusorio y lo real tiene que ver con los Estados Unidos y dentro de ellos los territorios pertenecientes a los estados de California y la Florida –incorporados tardíamente a la Unión–, y donde existen cierto vacío que necesita ser llenado con una apropiación de determinados bienes culturales”.

Al respecto la doctora Pogolotti expuso como ejemplo los museos de cera “conformados por estatuas o esculturas que se mueven entre lo horroroso y lo grotesco y, en especial –como él enfocaba–, cuando pensamos en La Última Cena, de Leonardo Da Vinci reconstruida en cera, algo que bordea los límites de lo real-maravilloso carpenteriano ante una falsa realidad. Asimismo, la hipérbole de ese mundo real-maravilloso está en la Disneylandia ubicada en el estado de la Florida, donde el visitante nunca llegará a reconocer si está caminando a través de una selva o si todo ello constituye un juego ilusorio, una burda falsificación; algo que va contra la Cultura, contra la supervivencia del pensamiento y de la obra real del hombre”.

Explicó que desde la década de los sesenta el intelectual italiano estuvo desmontando algo que se ha multiplicado a una velocidad prodigiosa en el actual contexto y, al respecto mencionó la intensa actividad de dos figuras del mundo cultural italiano y a la vez, tan opuestas como Eco y el director de cine, Passolini. Ambos, partiendo de esa Cultura de masas y de aquella época tan temprana, advirtieron al mundo sobre el actual fenómeno de la globalización que ya comenzaba a cobrar fuerza. Passolini –asesinado poco tiempo después–, enfocó sus preocupaciones sociales y tercermundistas en lo que el fenómeno de la globalización podía significar en un futuro no lejano.

“Sus pasos los continuó Eco, hasta su reciente fallecimiento, con una extensa y variada obra crítica de desmontaje ante tales temas ilusorios, apócrifos, manipuladores”, acotó la doctora Pogolotti, para recalcar a continuación que “su conocimiento sobre los medios le brindó la posibilidad de manejar conscientemente los distintos códigos comunicacionales y sus distintos lenguajes a través de una clara percepción del destinatario; del mensaje dirigido al científico, al mundo de la academia –al cual nunca renunció–, y a un trabajo de divulgación de altísima calidad llevado a las publicaciones periódicas de mayor alcance popular”.


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