Con la asistencia de Abel Prieto Jiménez, Ministro de Cultura de la República de Cuba, fueron presentadas nuevas ediciones de las novelas Gallego y La vida real, ambas de la autoría del Premio Nacional de Literatura Miguel Barnet Lanza, en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba.

La presentación de estas obras devino homenaje a los valores de las mismas y a la excelencia literaria del autor a partir de las palabras de los escritores Pedro de la Hoz y Alberto Guerra.

El primero se refirió a Gallego, publicada por Ediciones Cubanas de Artex, desde un texto que denotó un estudio profundo de la obra y de algunas de las referencias bibliográficas que sobre ella existen, entre ellas de los ensayistas Eduardo Galeano y José Lois García.

Aseguró de la Hoz que Gallego es una historia de vida en tanto repasa una experiencia desde el yo íntimo y comparte la visión subjetiva del personaje central “pero el relato no es una fría sucesión cronológica (…) Gallego es de principio a fin una novela con o sin apellidos; tiene de aventura y picaresca; de realidad y fantasía; de introspección psicológica y observación sociológica; tiene drama y romance; lances bufos y tintes trágicos”.

Recordó el presentador que la primera edición de esta novela en Cuba vio la luz en el año 1983, pero antes se había publicado en España y Alemania y realizó un recorrido por esta y su trascendencia, y un análisis del personaje protagónico, Manuel, en el cual al autor resume, explicó, “a los miles y miles de gallegos que emigraron a Cuba en las primeras décadas de la pasada centuria”.

Aseveró más adelante que la eficacia de la narración estriba en que Barnet logró “afinar los recursos expresivos”, y señaló además que éste refrenda un punto de vista que inauguró con su obra Cimarrón “sustraer su presencia como autor del texto narrativo”.

Auguró que esta nueva edición de Gallego, con prólogo del profesor José Antonio Baujin y edición de Berta Hernández, “conquistará seguramente nuevos lectores que descubrirán la obra de un poeta comprometido con su, nuestra, identidad”.

Alberto Guerra en su presentación de la novela La vida real, de la Editora Abril, acentuó la admiración de su generación de escritores por la obra de Barnet, a quien consideró un paradigma.

Acerca de la utilización de las entrevistas por parte de este autor para llegar a la escritura, consideró Guerra que “es más difícil que hacer la novela a como venga en la imaginación sin compromiso con el entrevistado, con ese personaje que no tiene historia hasta ahora y que nos estamos responsabilizando a trasladarlo hasta acá sin teque, con armonía, con entretenimiento con peso y con profundidad, que es lo que pasa en La vida real”.

De esta novela subrayó su tremenda actualidad, el detenimiento del autor en el detalle de la descripción “del ser que somos, desde la intimidad de una persona común, bien maltratada por la vida (…) qué bien viene esta novela ahora con esos cubanos que están varados en otros países tratando de lograr «el sueño americano»”.

Seguidamente catalogó a la obra de intensa y disfrutable “que es la primera misión que tiene un escritor: disfrutar la vida y respetar al lector, no aburrir al lector; Miguel eso lo logra, lo está logrando desde los años 60. Es un gran escritor que ha escrito bella obra, obra de peso”.

Por su parte el poeta y etnólogo Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores de Cuba y de  la Fundación Fernando Ortiz. Agradeció las palabras  de  los presentadores: “yo creo que tanto Pedro como Alberto han hecho un análisis de estas dos libros, muy profundo y siento que muy apegado a las intenciones que tuve desde jovencito para reflejar ese mundo al revés, ese otro lado de la vida, el más duro, el más oscuro, el más escamoteado, el más olvidado”.

Luego refirió que su destino fue “ir hacia esa clase humilde, hacia esa gente «sin historia», a ese cubano de a pie, a ese hombre que sufrió la esclavitud, la emigración (…) Sí estos libros son degustables es porque, como han dicho, yo me he metido en el corazón y en los sentimientos de la gente humilde, que ha sufrido la discriminación”.

En cuanto al lenguaje de sus personajes, en especial de Esteban Montejo, protagonista de Cimarrón, reveló que lo que ha hecho es recrearlo en pos de llevar un mensaje asequible al lector; “recrear al lenguaje que es el personaje protagónico de todos mis libros”.

Igualmente evocó a los grandes escritores cubanos costumbristas que fueron sus propios paradigmas: Cirilo Villaverde, Anselmo Suárez y Romero, Ramón Mesa. “Me duele ver que los jóvenes cubanos no leen a estos escritores, ni a Heredia ni a Martí”.

Y añadió “Yo no estoy en contra de la tecnología pero tenemos una tecno generation; que no lee; no es posible leer La montaña mágica de Tomas Man en una tableta, porque el que así lo haga jamás va a llegar a la cima de la montaña”.

A continuación manifestó que las historias de vida que ha escrito han sido pretextos para dar el contexto y la textura de un país.

“Lo costumbrista lo he llevado a mis libros para dar ese mundo de lo caribeño, de lo cubano que estaba en otros autores pero no de esa forma, no con lo que yo he llamado la novela testimonio, que es una forma más directa, más cruda, pero a la vez con una entonación poética porque yo nací con esa vocación poética; yo creo que la poesía es el género mayor, sin dudas”.

Sobre su motivación al escribir La vida real, expresó que le interesaba escribir el drama de la emigración de los cubanos a Estados Unidos y apuntó “porque la emigración es hoy por hoy el drama mayor del siglo, del planeta”, declaró.

Reiteró que haber podido trabajar estos dramas humanos se debe a su cercanía a los estudios antropológicos y a intelectuales como Fernando Ortiz, Alejo Carpentier, Argeliers León, entre otros.

Al final de la presentación, Rubier García, presidente de la Asociación Hermanos Saíz hizo entrega a Miguel Barnet de la Medalla 30 Aniversario de la AHS.