El volumen Imaginario del paraíso. Ensayos de interpretación,   del antropólogo  argentino Adolfo Colombres fue presentado a través de un análisis crítico en el más reciente Sábado del Libro, por el poeta, ensayista, crítico de arte y narrador Roberto Méndez.

La primera edición de este libro vio la luz en Buenos Aires en el año 2012, y ahora la segunda ha sido publicada por la editorial Arte y Literatura en su colección Argos; según palabras de Colombres el propósito del texto es “ confrontar los paraísos concebidos por los diferentes pueblos del mundo, tanto actuales como extinguidos, no solo para alcanzar en lo posible cierta visión transcultural, sino también, o sobre todo, para dar cuenta del grado evolutivo que alcanzaron, en su capacidad de poetizar y significar la vida hablando más allá de la muerte”.

El doctor Roberto Méndez recordó  que Colombres narrador, editor e investigador es ya conocido en la Isla, pues varios de sus títulos se han publicado aquí;  afirmó igualmente que este se interesa sobre todo por las prácticas culturales tenidas por periféricas, con un interés particular en lo simbólico  y ritual y que tiene una marcada visión anticolonialista, así como que se acerca especialmente a los pueblos originarios de América para precisar sus imaginarios y el núcleo filosófico que los nutre., pero además ha volcado ese te interés en pueblos de Asia,  África y Oceanía.

Resaltó como interesante que Colombres se resiste a escribir con el áspero metalenguaje de los académicos y que  su enfoque es abiertamente transdisciplinar y su lenguaje creativo, integrador, lleno de imágenes y sugerencias.

Significó que los afanes de este intelectual son enciclopédicos, y que nunca quiere permanecer en el estricto campo de lo teórico,  pues se concibe a sí mismo como un creador por lo que sus libros no son solo textos reflexivos e inquietantes, sino que resuman auténtica poesía.

En cuanto a Imaginarios.., describió que el mismo está dividido en cinco secciones; las cuatro primeras agrupan epígrafes que se ocupan de las visiones particulares o convergentes de diferentes  grupos humanos o civilizaciones, mientras que la última, remite a las búsquedas del paraíso por viajeros, artistas y escritores europeos y norteamericanos como Jack London, Herman Melville, Robert Louis Stevenson, Paul Gauguin, Joseph Conrad, entre otros, “que ubican el perdido Edén de los orígenes en algún remoto confín del universo supuestamente no suficientemente tocado por la civilización occidental y capitalista”, aseguró Méndez.

Consideró que lo más tractivo de este libro, es que la vasta erudición que lo alimenta está configurada  de manera poética  y el lector puede ir allí, sin sobresaltos, de la Epopeya de Gilgamesh, pasando por los Jardines Colgantes de Babilonia hacia las cámaras mortuorias egipcias, los jardines de piedras de Japón, o aventurarse a los mitos mediterráneos  de los Campos Elíseos y el Jardín de las Hespérides.

Expresó a continuación que Colombres, fiel a su línea antropológica, no separa grandes civilizaciones de pueblos aparentemente menos relevantes en la cultura universal, y que su exposición no es fría, pues a veces habla el artista y a veces el narrador que siempre tiene  dosis suficientes de humor.

Afirmó Méndez que un buen libro como este no solo provoca placer en el lector, sino una furiosa necesidad de diálogo con el escritor en la medida en que provoca interrogantes y hasta disensiones; “en mi caso creo comprender que un autor como este, convencidamente anticolonialista (…), trata de convencernos de que el cristianismo es el que ha producido imaginarios paradisiacos menos atractivos”, y más adelante planteó que Colombres rechaza lo que considera una glorificación de la muerte y no de la vida , el énfasis en la predicación del infierno más que del paraíso y “hasta manifiesta un abierto repudio a la noción de misticismo”.

Más adelante  el presentador  subrayó “alguien tan acucioso como este autor no merecería quedarse en juicios tan  apriorísticos; en primer término no tendría que confundir los imaginarios cristianos y hasta el contenido de toda una rama de la teología,-la escatología cristiana,- con las torpes predicaciones que acompañaron los procesos de colonización en diferentes partes del mundo, así como no merecerían englobarse ciertas tendencias del catolicismo o de grupos protestantes con otras que no asumen tales deformaciones. Esto le lleva a formular juicios bastante limitados y hasta un poco ramplones sobre grandes creaciones literarias como La Divina Comedia, de Dante, y El Paraíso perdido, de Milton, que son a la vez grandes invenciones artísticas y singulares reflejos de las sociedades que las provocaron”.

Deseó Méndez que esta no sea la única edición del volumen por parte de Arte y Literatura y que alguna vez pueda lograr la que el libro merece,-y que no tuvo ni en la primera-, “en gran formato, con papel grueso y amplios márgenes, donde ganarían espacio y color las pinturas, grabados y fotografías que acompañan el texto. Sería esa la edición perfecta para tener a la mano en casa, la que nos quitaría los deseos de salir al sol y al ruido, y nos obligaría  a ojear una y otra vez esa sucesión de sueños que nos permiten ganar, aunque sea por un momento, la condición de inmortales”, declaró.