Poema “Isla”
“isla de mis sueños
condenada a tus recuerdos te nombro
pedazo de mi
donde podré dormir
rodeada de sal”
La cultura pinera está de luto. Acaba de fallecer en Nueva Gerona, Isla de la Juventud, la joven poetisa Bellasoe Cobas Pérez, víctima de un cáncer terrible. Bellasoe o Bellita, como también era conocida, publicó Palabras del silencio(2003) y Versos de sal(2009), dos excelentes poemarios. Textos suyos fueron recogidos en la antología de lírica pinera Mágica Isla. Escribió también crítica literaria y de artes visuales. Sus poemas son de una sensibilidad notable, simples, expresivos, claros como el agua de manantial, llenos de un sentido lírico inconfundible, poesía pura.
Compañera en la vida del fotógrafo Jaime Prendes, un gran artista del lente, a quien una vez llamé (en un texto sobre su obra) “los ojos de la Isla”, por haber realizado hermosos ensayos fotográficos sobre la antigua Isla de Pinos. Bellasoe y Jaime, engendraron una niña, Bellacamila Prendes Cobas, que desde muy pequeña mostró dotes para las artes visuales. Hace ya cuatro años, ocasión en que visité la Isla por motivos de integrar el jurado de un concurso literario del municipio especial, pasé unas cuantas horas en compañía de los tres, en su hogar de Nueva Gerona y me sorprendió la vivacidad de Bellacamila y sus innegables dotes para la plástica. Ella acababa de hacer una exposición en la Galería Punta del Este, de la UNEAC, en abril de 2017, con apenas diez años de edad y me regaló, dedicado, el sencillo catálogo que se había hecho para la muestra, documento que guardo con mucho cariño. Bellacamila es la mejor poesía que su madre (y Jaime) deja como legado a la vida.
Aquella tarde-noche pude apreciar la sencillez de la poetisa, su comportamiento fugaz, como quien no quiere llamar la atención, pero era innegable que, cuando intervenía en las conversaciones, estaba dotada de lo poético en todas las células de su ser. En la Isla era reconocida como escritora y artesana (hacía unos muñecos de tela extraordinarios) y así la tenían en cuenta en la UNEAC y en la Asociación Hermanos Saíz, de la que era miembro. La Isla es un territorio que, no sé por qué misteriosa razón, siempre ha sido fértil en dar buenos poetas. Recuerdo siempre con orgullo mi amistad con Francisco (Paco) Mir, uno de los más reconocidos poetas del municipio y de su generación en Cuba. A Paco Mir lo conocí durante los cinco años en que viví y trabajé en la Isla.
La televisión pinera estrenó ayer un documental, en homenaje a Bellasoe, es un bello material audiovisual en la que, a la orilla del mar, ella habla de su vida y su obra, con la niña, entonces de pocos años de edad, en sus brazos y en el que se muestran algunas fotos fijas de su vida social y literaria, sus amistades, su hogar y, ya al final, algunas imágenes donde ella muestra las huellas de la cruel enfermedad. Bellasoe fue una mujer de la cultura en sentido total, no solo escribió poemas o textos críticos, fue musa y modelo de su esposo y participó activa e intensamente en la vida artística del terruño. En ese documental la nombran indistintamente como mujer-poesía, hija querida de la Isla y mujer poseedora de una gran calidad humana.
El pasado año, en el verano, ya con la pandemia desatada en el país, los vi a ambos, Bellasoe y Jaime, por pocos minutos, habían venido al turno médico para la atención de ella en el Hospital Oncológico y regresaban a la Isla; Bellasoe estaba normal, tranquila como siempre, la procesión iba por dentro (como se dice), optimista. Al parecer, el cáncer desbordó el diagnóstico clínico y aceleró la destrucción de su organismo. Sé que enfrentó la adversidad con mucho valor y encaró lo inevitable. Sus libros la sobrevivirán, es también su legado y patrimonio.
Para la Isla de la Juventud, para la poesía cubana, pero, sobre todo para sus familiares y amigos, es una pérdida sensible y quiero con estas pocas palabras rendirle el tributo que se merece la poetisa de lo sencillo, del amor y de la vida.
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