Como quienes buscan un surtidor de agua fresca, en medio de la calurosa mañana de este viernes, cientos de personas arribaron al Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y, sin que nadie los detuviera, fueron escaleras arriba a saciar su sed de belleza. Así fue la inauguración de la XIII Bienal de La Habana: un popular y sencillo acto del gusto por el arte.

Obras del chileno Camilo Yáñez, el haitiano Adler Guerrier, el maliense Abdoulaye Konaté, la salvadoreña Alexia Miranda, el colectivo TRES, de México; el alemán Clement Krauss; Fernando Foglino, de Uruguay y del egipcio Ibrahim Ahmed, junto a las de los cubanos Tamara Campo y David Beltrán, los esperaban en cada una de las salas de la institución auspiciadora del evento que se extenderá hasta el 12 de mayo.

Al Lam, como popularmente se le conoce, le correspondió entonces por derecho propio y de forma simbólica dejar inauguradas, con las suyas, las exposiciones del núcleo central de la cita que durante un mes podrán ser visitadas en más de 30 galerías y otros espacios de la capital, donde también habrán de complacerse con las piezas de más de doscientos artistas de 45 países.

Minutos más tarde, la multitud marchó a Factoría Habana, al Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, a la Casa Simón Bolivar… y así hasta llegar la noche con su concierto inaugural y la música de José María Vitier los prepare para el reposo y muchas más prometedoras jornadas de esta XIII Bienal que ya hoy se hizo realidad.