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Vivir del cuento o un humor realizado con sapiencia y dignidad


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Luis Daniel Silva-Pánfilo

Acertadísima, como siempre acostumbra, la elección de invitado realizada este comienzo de año 2015 por la escritora Laidi Fernández de Juan, a su espacio "Miércoles de Sonrisas", dedicado al Humor en la Literatura, en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, en esta capital, y cuyo tema versó sobre la Importancia del guión en los espectáculos humorísticos.

Y nadie mejor en su elección que un personaje que llega con muchísimas expectativas a las pantallas televisivas de cada hogar cubano cada lunes en la noche: el joven Luis Daniel Silva o el ya popularísimo viejito Pánfilo, principal personaje del programa Vivir del cuento.

Durante la tertulia, Silva rememoró sus actuaciones iniciales –junto a un grupo de colegas aficionados, estudiantes al igual que él de la Universidad de La Habana–, cuando personificaba la figura de un viejito que criticaba la elaboración del pan entregado como producto incluido en la libreta de abastecimientos, y cómo más tarde dicho guión al presentarlo en el Concurso Aquelarre 2001 resultó premiado; casi de inmediato ocurren sus primeras apariciones en escena –teatros Karl Marx, América…–, al personificar nuevamente a aquel viejito (Pánfilo) en monólogo personal. Recalcó también las innumerables incidencias por las que transcurre Vivir del… en el momento de ser grabado “sobre todo en exteriores, pues todo el mundo quiere salir en cámara”, y expuso anécdotas de algunas grabaciones en exteriores, “en especial en los parques, o como la proyectada en el cementerio de Guanabacoa, que creíamos un lugar tranquilo para poder grabar…!Imposible! ¡Allí nos recibieron todos los niños de Guanabacoa!”.

El popular actor enfatizó en el recibo casi a diario “de infinidad de cartas de televidentes de distintas provincias del país –como si yo fuese un delegado de alguna circunscripción–, haciendo peticiones al programa de trasladar problemas surgidos a nivel comunitario”, en su mayoría producto de la inescrupulosidad e indisciplina de determinadas personas, al igual que de instituciones u organismos insensiblizados en la necesidad de que esos sean resueltos a la mayor brevedad posible.

Asimismo, Antonio Berazaín, uno de los guionistas de dicho espacio televisivo, significó sobre las distintas situaciones –algunas de apoyo y otras todo lo contrario, de mucha incomprensión–, que han enfrentado con determinados organismos del país para la confección de los proyectos de guiones de dicho programa. Ejemplificó el caso de las campañas efectuadas para el combate del mosquito Aedes-Aegypti y el respaldo que tuvieron por parte del Ministerio de Salud Pública. Así surgió el cartero Bolondrón quien en inteligentes diálogos con sus destinatarios citaba la labor de los compañeros al frente de dicha Campaña; al igual que el programa dedicado a la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadotes (ANIR), guión que fue solicitado por el propio presidente de dicha organización con vista a su congreso.

Berazaín anunció que próximamente uno de los programas estará dedicado al nuevo carnet de identidad que ya comienza a circular por toda la Isla, a la vez que todas las peripecias que le ocurrirán a Pánfilo para la confección del suyo en particular.

Fernández de Juan destacó en el Actor invitado que “en cada una de sus actuaciones observo un gran orgullo de pertenencia, de Cubanía; percibo más que una risa, un trabajo de de mucha interconexión, de crítica constructiva, de denuncia ante todo lo mal hecho. Por supuesto, tras todo esto existe muchísimo estudio, muchísima información (…) Vivir del cuento es un programa con un humor digno, culto, sencillo, a la altura de nuestro pueblo. Al mismo tiempo, posee un público muy privilegiado, nutrido y diverso, al ir desde los niños, adultos y, en especial, a los miembros de la tercera edad (…) Es sumamente privilegiado que a las personas de la tercera edad esté dedicado en lo esencial este espacio televisivo y que a todas ellas se les brinden minutos de satisfacción. El programa y el personaje de Pánfilo, en específico, dignifican al anciano; algo diferente a la mofa o burla. Pánfilo no es un ancianito cualquiera y, no obstante a estar enfermo (padece de una cardiopatía), es una persona valiente, perseverante, alguien que no se deja vencer”.

Por su parte, Silva confesó que “jamás, jamás imaginamos la fuerza y la aceptación que tendría Vivir del cuento y cada uno de sus personajes (...) Incluso, cuando comenzamos a salir al aire teníamos una gran competencia con el programa Deja que yo te cuente y, en específico, con los personajes de Mentepollo y El Bacán. Nuestro colectivo siempre afirmó: –Ustedes, son el número uno en programas humorísticos. La competencia entre ambos espacios fue muy buena, hasta que ellos decidieron efectuar otros proyectos”.

Igualmente se abordó la presencia del personaje de Ruperto –en la agradable actuación del humorista Omar Franco–, quien tras recibir un pelotazo durante un juego de béisbol, permaneció en estado de coma durante 28 años (1986), “vino a despertarse ahora y, para suerte de él, no se enteró del Período Especial. Fue un privilegiado”, dijo Silva, para seguidamente apuntar sobre toda la problemática de Ruperto para tratar de enfrentarse a otra imagen y situación del país –en especial de índole económica–, muy distinta a la de la década de los ochenta del pasado siglo.

Como bien destacase Fernández de Juan: “Ni agresivo ni vulgar, Pánfilo es un ejemplo legítimo del buen gusto estético y de la irrenunciable utilidad del humor como divertimento que trasciende y cala hondo. A su creador, Luis Silva --un profesor universitario graduado de Matemático-Cibernético–, obsesionado con la perfección de los números, debemos el placer regocijante de ver reflejados, sin concesiones ni deformidades, nuestros avatares cotidianos (…) Pánfilo está en nuestras vidas, en nuestro avatar cotidiano”.

Vivir del cuento, un programa de la Televisión cubana dedicado al humor cotidiano, sincero, profundo y siempre listo a profundizar en lo más humano de nuestro pueblo. En él se trasluce la picardía del cubano común (de a pie), su irreverencia y esa capacidad de adaptarse a las circunstancias para las cuales somos maestros del ingenio. Un humor concebido con sapiencia y dignidad, y forjado lejos de academias o de conceptos teóricos, y donde la espontaneidad y el doble sentido constituyen su carta de triunfo. Vivir del cuento es un claro ejemplo de nuestra  Cubanidad –resultado de fases y etapas diversas en la formación de nuestro pueblo–, ese fondo que condiciona actitudes, aspiraciones, sentimientos, modos de ser y de vivir y, sobre todo, esa compleja amalgama que conforma lo más profundo de la mentalidad cubana dispuesta a luchar y sobrevivir ante cualquier contingencia.

El periódico digital Cubarte indagó en contacto exclusivo con Luis Daniel Silva:  ¿Has pensado en la interpretación de algún otro personaje? ¿Cuál consideras te faltaría?

Sí, lo he pensado, porque nunca debemos estancarnos en un solo personaje a interpretar. Aunque quizás, erróneamente, porque grandes humoristas a lo largo de sus vidas siempre interpretaron un solo personaje. Han sido los casos de Charles Chaplin y su popular “Canillitas”, Cantinflas, Tin-Tan…Sin embargo, siempre se piensa en realizar otras cosas. Pero, ¿qué pasa? Mientras exista Vivir del Cuento va a resultar muy difícil, entre otras cosas, porque el proceso de maquillaje de un personaje como Pánfilo lleva un tiempo increíble, las situaciones que se crean ocurren alrededor de él…Entonces, introducir un nuevo personaje es bastante complejo. Mas, si llegase a surgir y luego llegue a pegar, pues, ¡bienvenido sea! Así, aunque ya lo haya pensado no está incluido dentro de mis planes la introducción de un nuevo personaje humorístico.


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