“Sin literatura no hay país”

Ricardo Riverón Rojas es un fundador y lo afirmo con la amplia dimensión de la palabra y sus entendimientos. Además de su quehacer como poeta, periodista y promotor cultural, en el año 1990, cuando acontecía el crudo Período Especial, bajo su égida nació la editorial Capiro en Villa Clara.

Tiempos difíciles aquellos ¿cómo leer cuando las prioridades son otras? Sin embargo la literatura siempre ha sido bálsamo y horizonte para saltar hacia otras realidades.

En medio del quehacer de la Feria del Libro, Ricardo Riverón conversó unos minutos con el Periódico Cubarte para conocer detalles del evento literario.

“En la Feria son 16 programas donde interviene todo lo que de alguna manera está en la cultura villaclareña. Están los programas clásicos, interactivos, profesional, infantil. Cada editorial también tiene un programa, al igual que la Uneac y la AHS”.

Una de las iniciativas de mayor impacto en la provincia es el Aula de la poesía, dirigida por el escritor Otilio Carvajal en el preuniversitario Osvaldo Herrera con el propósito de adentrar a los estudiantes en el mundo literario, en especial en el universo de los versos y las estrofas.

¿Cuán significativa fue la lectura de poemas de este 19 de mayo?

Estuvo la magia que la poesía convoca en los espacios, sobre todo una atmósfera muy positiva. Todo lo que se leyó para mi apreciación fueron textos de calidad notable. Realmente fue un homenaje a la poesía cubana dentro de lo que es ese gran fenómeno de la poesía universal.

¿Cómo resultó la organización de una feria de tal magnitud?

Creo que sin la literatura no hay país. La poesía siempre estuvo presente en los discursos de Martí, en muchos de los diarios de los próceres, así como en los poetas de la guerra que Martí antologó y que hubieran merecido y merecen una nueva mirada. El que Cuba en medio de estas dificultades conceda este espacio de gracia me parece uno de los actos mas generosos que podía ejecutar el estado cubano.

¿Cuán intensa ha sido su vida profesional en la cultura?

De alguna manera eso tiene que ver porque soy quizás el más viejo o uno de los viejos escritores que residen aquí.

Siempre me animó la vocación de promotor, que no solo lo que yo escribiera fuera lo que llegara a los ojos de otros. Participé en experiencias previas a Capiro y un buen día en el año 1990, cuando comenzaba el período especial nace la editorial Capiro.

Es lo inusitado de nuestra realidad, lo que la gente no logra entender que en medio de las crisis surgen experiencias de este tipo.

Tuve la suerte de estar en el lugar donde podía hacerse la gestión de fundar la editorial, además de tener colaboradores importantes en Capiro.

El Premio de la Ciudad de Santa Clara realmente no lo fundé, más bien lo reformé. Surge en el año 1989, pero con un formato muy limitado y yo reformulé toda su dinámica.